Economía

La espada o la pared

A nariz tapada pero con amplia mayoría Diputados aprobó el acuerdo con el Fondo Monetario

Tras más de 13 horas de debate el entendimiento alcanzado con el FMI recibió 202 votos a favor, 37 en contra y 13 legisladoras y legisladores se abstuvieron. Figuras del oficialismo como Máximo Kirchner y Leopoldo Moreu al final se opusieron, pero mantuvieron silencio en el debate


Tras casi 13 horas y media de debate, la Cámara de Diputados aprobó en la mañana de este viernes con 202 votos positivos, 37 negativos y 13 abstenciones el proyecto de ley que avala el acuerdo con el FMI. Tras varios días de tratamiento en comisión y febriles negociaciones, el gobierno llevó al recinto un texto de consenso con Juntos por el Cambio y otros espacios opositores, aunque la sesión se inició y transcurrió en su totalidad con fuertes cruces entre los legisladores y legisladoras de las distintas bancadas sobre quién dejó o dejará la “bomba de tiempo”, si fue “herencia kirchnerista”, de la gestión de Mauricio Macri o será la del propio presidente Alberto Fernández a futuro.

La sesión, que se inició a las 14.20 con quórum estricto con la presencia de 129 diputados en el recinto y cuyo desarrollo no fue alterado por los incidentes generados fuera del Congreso por un grupo de manifestantes, se extendió hasta que a las 3.45 de la madrugada hoy se leyó el resultado de la votación. Instantes después se dio por finalizado el trámite, aunque con la sesión ya levantada se corrigió el número final desde la presidencia de la Cámara baja: 4 voluntades que se habían contabilizado como abstenciones pasaron a estar dentro de los votos afirmativos, ya que habían tenido problemas técnicos al momento de emitir la opción elegida. Pero después se informó una segunda modificación: fueron 2 votos los que se sumaron al conjunto de afirmativos y 2 se abstuvieron.

El acuerdo previo con sectores de la oposición aseguraba la aprobación del proyecto, según entendía el oficialismo, ya que iniciativa, de sólo dos artículos ejecutivos, había obtenido en la víspera, en una maratón de reuniones, un amplio consenso en el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, y de Finanzas de la Cámara baja. El dictamen salió con el respaldo de casi 80 firmas de integrantes de ambas comisiones, a partir de los avales del Frente de Todos (FdT), Juntos por el Cambio (JxC), el interbloque Federal y Provincias Unidas.

En la apertura, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, precisó que el acuerdo con el FMI sería “el único tema de la sesión”, y pidió a los diputados que el debate fuera “con el máximo respeto y nivel posible, teniendo en cuenta su trascendencia”. Y remarcó: “Es la primera vez en la historia democrática que un tema de estas características se debate en el Congreso”.

Minutos después de que comenzara la sesión, un grupo de manifestantes que se concentró en la Plaza del Congreso comenzó a arrojar piedras hacia el Palacio legislativo.

En la primera exposición, el presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda, Carlos Heller (Frente de Todos), abrió el juego “Este gobierno, por sus principios, jamás hubiera recurrido al FMI, pero recibió una auténtica bomba de tiempo y debió sentarse a negociar”, sostuvo.

El diputado del cooperativismo destacó que en el acuerdo debate “no se respetan los típicos aspectos de la ortodoxia que han primado en otros entendimientos”, en referencia a privatizaciones y achicamiento del Estado y su ajuste vía reformas laboral y jubilatoria aunque se sinceró: “No hay nada que festejar”.

Entre las primeras exposiciones, la diputada nacional por el Frente de Todos de la provincia de Buenos Aires Alicia Aparicio dijo también que “no hay nada que festejar” y agregó que tras la sesión “no habrá ganadores”.

La legisladora elogió la decisión del presidente Alberto Fernández de enviar el acuerdo al Congreso porque “le devuelve al Poder Legislativo su facultad en la materia” y además “otorga mayor institucionalidad”. Y aseguró: “Este acuerdo es el único posible ante las circunstancias que hoy vive la Argentina”.

El diputado nacional de la UCR de Mendoza Lisandro Nieri consideró que el acuerdo con el FMI “nace obsoleto” y es “poco transparente”, al sostener que “no soluciona los problemas de nuestro país”.

Por Evolución Radical, el puntano Alejandro Cacace señaló: “Desde nuestra bancada le damos la herramienta al Gobierno, que está pidiendo el financiamiento, pero con esto no estamos avalando un plan económico fracasado que ha llevado a una profunda crisis económica y de desarrollo”.

Otro sanluiseño, el ex gobernador Claudio Poggi, con monobloque dentro de JxC, apuntó: “Esta Cámara habilitará, si se quiere, el mal menor que es patear el vencimiento para más adelante. Es menor en comparación con el mal mayor que significa no pagar, quedar en mora en el mercado internacional”.

Desde el interbloque Federal, Graciela Camaño confirmó el voto a favor. “Vamos a acompañar. Es la primera vez que el Congreso vota una autorización de financiamiento para que el Poder Ejecutivo Nacional tome un empréstito y resuelva su deuda externa”, sostuvo.

“Hemos tenido la inteligencia, el año pasado, de votar todos una ley que limita al Poder Ejecutivo y le devuelve atribuciones al Legislativo”, recordó.

En el mismo sentido se expresó el rionegrino Agustín Domingo, del bloque referenciado en su gobierno provincial y en interbloque con el oficialismo misionero, quien celebró la devolución al Congreso de “esa facultad que había sido delegada, y que sea este el ámbito donde se discutan temas como este endeudamiento excesivo”.

Entre las manifestaciones en contra, el republicano Ricardo López Murphy, con monobloque dentro de JxC, arremetió: “Atravesamos una situación compleja, la impericia e ineptitud del gobierno nos ha llevado a tener que decidir, a pocos días del vencimiento, un acuerdo con el FMI y los organismos multilaterales, que debió haber sucedido hace mucho tiempo”.

Otro sector que se expresó en contra fue la izquierda: “El Frente de Todos y Juntos por el Cambio también son corresponsables y copartícipes de la estafa a la que están nuevamente sometiendo a la Argentina. Vamos a seguir denunciando este fraude”, aseveró la porteña Myriam Bregman (FIT-U).

En ese sentido, agregó: “Esta sesión marca un punto de inflexión en la historia del país porque se reúne el Congreso para aprobar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ese organismo creado a la salida de la Segunda Guerra Mundial para intervenir y digitar a los países y encolumnarnos al servicio del orden financiero dominado por Estados Unidos”.

La sesión transcurrió con mayoría de discursos a favor, con las bancadas opositoras subiendo el precio por el respaldo: así lo hizo al finalizar los posicionamientos individuales el radical cordobés Mario Negri, quien exageró la presunta debilidad del presidente Fernández y su gobierno, e hizo hincapié en que el oficialismo no hubiera obtenido en soledad –en realidad sin Juntos por el Cambio– la aprobación. Del otro lado la respuesta resultó unívoca: “Fue Macri”, el que trajo de nuevo al Fondo Monetario Internacional, y llevó dos años la negociación del mayor empréstito cedido por el organismo en su historia, imposible de afrontar por cualquier gobierno en los términos del Stand by firmado en 2018: devolución de 20.000 millones de dólares este año y 19.000 millones en 2023. Y eso porque se cortó el flujo en 44.500 millones, ya que la asistencia comprendía hasta 57.000 millones de dólares.

Difícil esa previsión, pero lo cierto es que, ya con posicionamiento claro y generalizado de un apoyo crítico mayoritario, fuertes espadas del Frente de Todos como el hasta semanas atrás jefe de la bancada, Máximo Kirchner, votó en contra, al igual que el radical Leopoldo Moreau y el santafesino Marcos Cleri. Ninguno de ellos habló, como tampoco lo hicieron los miembros del oficialismo enrolados en La Cámpora, ni siquiera, en el caso de Máximo, para mostrar que estaba en su banca cuando otros legisladores ponían de relieve su supuesta ausencia. Y diputados y diputadas del Frente de Todos de extracción gremial que suelen tener protagonismo en los debates, como el titular de la CTA, Hugo Yasky, el de La Bancaria, Sergio Palazzo, o la judicial Vanesa Siley también optaron por el silencio, y en la votación solicitaron la habilitación de sus pares para abstenerse.

Ahora el oficialismo en la Cámara baja buscará cerrar heridas internas que venían largamente anunciadas, lo que asoma como más probable –por el silencio empeñado– que una reconfiguración de la coalición gobernante como describen –¿o azuzan?– analistas político tributarios del anterior gobierno. Y la palabra la tendrá el Senado, una Cámara menor en número –72 legisladores frente a 257 diputados– con mayor vinculación a los Ejecutivos de sus provincias de origen cuando hay similar pertenencia política. Se puede presumir, así, una inclinación de la balanza, pero poco trascendió de las discusiones en el cuerpo que presiden la vicepresidenta Cristina Fernández.

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