El Hincha

Adiós a la leyenda

A mediados de la década del 80 Mercadito logró disfrutar de la magia del Trinche Carlovich

Ya retirado del fútbol profesional vistió la camiseta de Social Lux jugando en la categoría de Veteranos juntos a otros ex futbolistas como el Coco Pascuttini, José Malleo, Carlos Ianotti y Néstor Manfredi. Ese equipo durante varios años fue campeón de la Liga Zona Norte


Previo al Mundial de Alemania de 1974, la Selección Argentina enfrentó a un combinado de Rosario en un amistoso. Aquel 17 de abril, el once titular local armado por Juan Carlos Montes y Carlos Timoteo Griguol, los entrenadores de Newell’s y Central, respectivamente, se formó con cinco jugadores leprosos y cinco canallas, más un charrúa: Tomás Carlovich, de Central Córdoba, que militaba en la Primera B. Cuenta la leyenda que el Trinche esa noche fue imparable y que bajo su tutela el equipo rosarino bailó al albiceleste.

Una década después de humillar a la selección argentina en cancha de Newell’s el Trinche llegó a Social Lux. Ya retirado del fútbol profesional, Carlovich arribó al club de Ludueña de la mano de su cuñado Néstor Mono Celiz. Era para jugar para los Veteranos de Mercadito.

En esos tiempos Mercadito solamente tenía una línea de fútbol infantil que competía en la liga Ardyti. No había primera local ni tampoco inferiores. En cancha de once la vedette del club era los Veteranos. Un equipo plagado de ex jugadores de Central y Newell’s, más el aporte del Trinche.

La cita de los sábados era impostergable. Cuando éramos locales y los Veteranos también. Primero era jugar en la categoría 75 y después quedarnos a ver ese elenco deslumbrante que se cansó de ganar campeonatos de la Liga Zona Norte con figuras como el Gato Andrada, Jorge Ainsa, el Coco Pascuttini, el Flaco Landucci, José Malleo, Miguel Bustos, Néstor Manfredi, Alfredo Obberti y el Trinche, entre otros. Aquel equipo era dirigido por, Domingo Cacho Romeo, José Mariani y Saúl Zapata.

Alberto Kiko Zárate, por ese entonces era uno de los jugadores de ese plantel y también formaba parte de la comisión directiva del club como tesoreso. Y tiene un recuerdo imborrable del paso del Trinche por Mercadito.

“Teníamos un gran equipo con grandes ex jugadores. Tuvimos la suerte de tener compañero al Trinche. La gente preguntaba sábado a sábado en qué cancha jugábamos para ir a ver las maravillas que hacía él con la pelota. Fueron cuatro años llenos de gloria en los cuales ganamos muchos campeonatos. Fue un fenómeno del fútbol. Incomparable. Y en Mercadito tuvimos la suerte de que se ponga nuestra camiseta para la gloria del club”, destacó Zárate.

Y agregó: “Tuve la chance de estar con él en el evento deL Patón Guzmán que se hizo en el club el año pasado. Habíamos quedado con reencontrarnos más adelante con todos los muchachos de esa época, pero por diferentes circunstancias no se dio. Pero tengo un recuerdo imborrable de él”.

Fueron épocas gloriosas para un club de barrio como Mercadito. Muchísima gente se acercaba a Social Lux solamente para ver al Trinche. Con su barba desprolija, su pelo largo despeinado, las medias bajas, típico de jugador atorrante. Su calidad intacta. Su enorme talento al servicio del equipo. Pero principalmente su don de gente. Su humildad pura y cristalina. Una cualidad que nunca perdió a lo largo de su vida.

En ese momento el Trinche se divertía aún más que cuando era profesional. Porque hacía lo que siempre le gustó: jugar a la pelota, pero con amigos. Tanto entre sus compañeros de equipo y también con los adversarios.

En junio del año pasado Carlovich dio el puntapié inicial de un partido solidario que organizó Nahuel Guzmán. Fue el propio Patón el que pidió que el Trinche esté presente, sin saber que también había vestido la camiseta de Mercadito.

A modo de homenaje la comisión directiva del club de barrio Ludueña le entregó una camiseta de Social con el 10 en la espalda y su apodo archiconocido por todos.

Hoy el Trinche ya no está entre nosotros. Víctima de una violencia que parece no tener fin en una ciudad que nunca perdió la calma. Peleó un par de días, pero no aguantó. Ahora es tiempo de justicia, una palabra que en está época sólo está en el diccionario. Carlovich es, fue y será por siempre una gloria del fútbol argentino. El mejor amigo de la pelota. Y ahora una leyenda eterna entre nosotros.

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