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Despedida

A los 94 años, murió Sidney Poitier, el primer afroamericano en ganar un Oscar 

El reconocido intérprete estadounidense, muy recordado en la Argentina por su película de 1967 "Al maestro con cariño", se alzó con la estatuilla a mejor actor en los premios de la Academia de Hollywood por su trabajo en "Una voz en las sombras", de 1963


El reconocido intérprete estadounidense nacido en Bahamas Sidney Poitier, el primer actor afroamericano que se alzó con la estatuilla a mejor intérprete en los premios Oscar por su trabajo en Una voz en las sombras (también conocida como Los lirios del valle), falleció durante las últimas horas a los 94 años, según informaron medios especializados norteamericanos.

Poitier, hijo de una familia de agricultores de la isla de Cat, en Bahamas, fue pobre en su isla y pobre en Estados Unidos, el país al que volvió con sólo 14 años, donde trabajó como peón de obra. Cuando tuvo edad suficiente, se alistó en el Ejército estadounidense para combatir en la Segunda Guerra Mundial.

Tiempo después regresó a casa y se fue a probar suerte a Nueva York para dedicarse a la interpretación, primero en los circuitos de teatro de y para afroamericanos y más tarde en Broadway, donde debutó en una versión del clásico Lisistrata. Ese fue el camino que lo llevó hasta el cine: Joseph L. Mankiewicz le dio su primer papel en El odio es ciego (1950), la película que vio nacer el personaje clásico de Poitier: un caballero de buen aspecto y maneras educadísimas que rompía con los tópicos atribuidos por entonces a los afroamericanos.

En Fugitivos (1958), por ejemplo, ya tenía la condición de estrella, a la altura de Toni Curtis, la gran figura de aquellos años. Y aunque los dos hacían de delincuentes, a Poitier le tocaba el papel del ladrón cabal, con un sentido moral de su historia, frente al perturbado y bastante racista Curtis. De hecho, fue gracias a esa película, el primer actor negro candidato a un Oscar a la mejor interpretación masculina.

Ese honor lo esperaba cuatro años más tarde, en Una voz en las sombras (1963), una historia de equívocos en el que Poitier interpretaba a una especie de vagabundo que se cruzaba en el camino de una congregación de monjas blancas. A medida que la historia se desarrollaba, su personaje se iba ennobleciendo.

El 1967 fue el gran año en la carrera de Poitier, que estrenó Adivina quién viene esta noche, En el calor de la noche y Rebelión en las aulas, que en Latinoamérica se conoció como Al maestro con cariño.

La primera fue la película que marcaría su imagen para siempre. En Adivina quién viene esta noche, de nuevo a las órdenes de Stanley Kramer, Poitier era un médico viudo, impecable y obviamente negro. Su novia, blanca, lo llevaba a conocer a sus padres, interpretados por los icónicos Spencer Tracy y Katherine Hepburn, que ignoraban hasta el último momento la raza de su potencial yerno. El impacto de una trama así en 1967 fue inmediato y rompió con todos los cánones de la época.

En el calor de la noche fue también una película que marcó su época. Poitier, esta vez, hizo de médico de policía, un afroamericano más o menos integrado en la vida urbana de Filadelfia, que regresa al sur para visitar a su madre  para reencontrarse con lo más brutal del racismo de Estados Unidos: a su personaje lo acusan de asesinato y le suspenden todos sus derechos. La película, dirigida por Norman Jewison, ganó cinco premios Oscar.

Al maestro con cariño, por último, fue una historia semejante pero complementaria, para empezar, porque se desarrollaba en Londres. Poitier compone a un ingeniero que aceptaba un puesto de trabajo por debajo de su calificación en una escuela de oficios. Sus alumnos, blancos y de clase trabajadora, desdeñaban y saboteaban el concepto mismo de la educación, pero Poitier lograba llamar su atención por el método de tratarlos como a adultos responsables. Cuando su trabajo empezaba a dar frutos, el ingeniero degradado recibía una oferta de empleo acorde con su licenciatura y había de enfrentarse a un dilema moral.

Ese tríptico de 1967 es muy significativo para entender aquel momento histórico. En las tres películas, Poitier es un buen ciudadano, un hombre que estudia y viste formalmente, que acepta los marcos de la sociedad de los blancos y consigue destacarse en ella. Y que, pese a su esfuerzo, se encuentra con una barrera de entrada. Los años 70 estaban a punto de empezar con un espíritu mucho más transgresor.

En 2002, Poitier recibió el Oscar Honorífico por sus brillantes interpretaciones, “por su presencia única en la pantalla y por representar la industria con dignidad, estilo e inteligencia”, según expresó la academia en aquél momento. Muchos años antes también había sido distinguido con el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia de 1962.

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