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A los 89 años, murió la reconocida artista plástica Mele Bruniard

Mele Bruniard, una de las grabadoras y dibujantes más destacadas del país y reconocidas de la ciudad, murió este lunes a los 89 años. La artista había nacido en Reconquista el 19 de noviembre de 1930 y a lo largo de los años desarrolló una destaca carrera en el medio artístico argentino


Gentileza: Guillermo Turin Bootello

Mele Bruniard, una de las grabadoras y dibujantes más destacadas del país y reconocidas de la ciudad, murió este lunes a los 89 años. Bruniard  había nacido en Reconquista el 19 de noviembre de 1930 y a lo largo de los años desarrolló una destaca carrera en el medio artístico argentino.

Melé Bruniard era el seudónimo de Nélida Elena Bruniard quien con su familia, a los diez años, se mudó de Reconquista a Rosario. De 1947 a 1951 estudió en el Instituto Superior de Bellas Artes de Rosario-Universidad Nacional del Litoral como profesora de dibujo y pintura al tiempo que se perfeccionó en el taller del maestro Juan Grela.

Bruniard  fue integrante de la Agrupación de Grabadores Rosarinos y también del Grupo Taller, al tiempo que se desempeñó como profesora titular de Grabado, Dibujo e Ilustración en la Escuela Provincial de Artes Visuales.

A lo largo de su vasta carrera, participó de muestras individuales y colectivas en el país y el exterior y obtuvo distinciones en salones artísticos, del mismo modo que sus obras se encuentran distribuidas entre colecciones privadas y museos nacionales y extranjeros.

Dueña de una estética única y fácilmente identificable, en los trabajos de Bruniard se reflejan sus vivencias infantiles en su localidad natal con una mirada poética de la naturaleza y del entorno, donde conviven flora y fauna en bellos paisajes interiores que son una marca de sus obras.

Esas vivencias de realidad y fantasía retenidas en imágenes, enriquecieron su imaginación creativa para transponerlas luego a sus obras. De hecho, como dibujante y grabadora, su obra es fruto de una búsqueda técnica y de su imaginación creativa, dado que concibió imágenes espontáneas y simples, con xilografías en las que prefiere los cortes a filo otorgando mucho carácter a su línea constructiva, apelando a una imaginería donde aparecen en primer plano tramados y laberintos de personajes, objetos, fauna y símbolos.

En 2001, la Academia Nacional de Bellas Artes le otorgó el Premio Alberto J. Trabucco de Grabado, por la impresión xilográfica Damero para un bestiario de 2000. Y en junio de 2012, el Museo Castagnino+Macro de Rosario realizó una muestra antológica titulada Mele Bruniard. Intérprete de la xilografía, curada por la especialista Nancy Rojas. Al año siguiente, su obra fue declarada de Interés Cultural por el Senado de la Nación.

Mele Bruniard estaba casada con el también artista plástico local Eduardo Serón, y ambos aparecen entre los más cotizados de la ciudad.

Las marcas de la niñez

La casa de su infancia en Reconquista ocupaba un cuarto de manzana. Mele, en una entrevista publicada por El Ciudadano en 2015,  recordó que tenía un jardín grande, y en el fondo, “un redil en donde había pavos, pavitas, gallinas pigmeas y batarazas, y un gallo hermoso dueño de toda esa vivienda”.

Sin ir a la escuela todavía, porque aún no contaba con la edad suficiente para hacerlo, cuando se iban sus hermanos, ella se quedaba sola observando a los animales durante horas, algo que se convirtió en una permanente fuente de inspiración para toda su obra.

“Había entre la fauna una chuña, se la habían regalado a mi padre. Convivió con los demás por un tiempo pero después la sacaron porque era terrible. Era pequeña, gris, tenía dos ojos como semillas y con el pico negro, finito y curvo sacaba granitos de la tierra”, contó oportunamente.

Aquél jardín se constituyó entonces como una parte de su universo en el que se mezclaba su sentido de observadora precoz con el amor por los animales y las plantas que, según dijo, heredó de su madre. “Hasta teníamos un viejo jardinero que había venido de Italia, cuidaba del lugar y también me cuidaba a mí cuando la chuña me corría para picotearme”, relató entonces con una sonrisa.

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