Franco Trillini
El estadio Hernando Siles de La Paz siempre fue un escenario complicado para cualquiera. Y a los equipos argentinos siempre pareció costarle incluso más que al resto de sus vecinos sudamericanos. Los más de 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar asustan y mucho. De hecho, la gran mayoría coincide en que la altura afecta al normal desarrollo del encuentro. Algunos elijen llegar varios días antes para aclimatarse. Otros optan por arribar sobre la hora para evitar sufrir los efectos. Sea como sea, tener que ir a jugar con Bolivia es sinónimo de angustia. Fija.
Y tanto nos cuesta a los argentinos, que las alegrías que cosechó allí la selección en más de medio siglo se pueden contar con los dedos de una mano. Es más: en 2009 se dio uno de los peores porrazos de su historia, cuando con Diego Maradona al mando y Lionel Messi en cancha se comió un 6-1 de antología. Nada que ver a lo que había sucedido en la anterior visita, cuando con varios rosarinos en cancha, la Albiceleste se llevó una gran victoria de la capital boliviana.
¿La fecha? 26 de marzo de 2005. Eliminatorias rumbo al Mundial de Alemania. José Alfredo Castillo, que en ese momento defendía los colores de Central, había puesto en ventaja al elenco que por entonces dirigía Ovidio Messa en el arranque del segundo tiempo. Pero enseguida apareció otro canalla para igualar el marcador: Lucho Figueroa. Y lo hizo tras una combinación ciento por ciento rosarina: córner del leproso Maxi Rodríguez y golazo de cabeza del atacante surgido en la cantera auriazul. Ese empate parcial entusiasmó al equipo argentino para ir por el 2-1 final, que llegó con una linda aparición de a Luciano Galletti por derecha.
Tuvieron que pasar nada menos 32 años para que Argentina vuelva a festejar en La Paz. Y fue también camino a un Mundial en Alemania, pero del 74. Esa vez fue 1-0, el 23 de septiembre de 1973, con gol del sanjuanino Oscar Fornari en el arranque del partido. La selección presentó un combinado alternativo bajo la conducción de Miguel Ignomiriello, ya que el DT oficial era Enrique Omar Sívori. Claro que entre los “suplentes” figuraban jugadores de la talla Aldo Pedro Poy, Mario Alberto Kempes y Daniel Carnevali. Incluso jugó algunos minutos un tal Ricardo Enrique Bochini. Así es: el Bocha, con apenas 19 años, entró en reemplazo del Matador promediando la segunda mitad. Al final de ese año se convertiría en leyenda al marcar el gol del triunfazo del Rojo ante Juventus en Roma, en la que significó la primera Copa del Mundo para el conjunto de Avellaneda.
Volviendo a la selección, la primera victoria en la capital boliviana había sido 8 años antes. El 29 de agosto de 1965 se le ganó 2-1 con un doblete de Luis Artime para el equipo que dirigía el Toto Lorenzo camino a Inglaterra 1966. Antonio Ubaldo Rattín era el capitán de ese cuadro en el que también brillaban Ermindo Onega y Pinino Más.
Tres y nada más. Ojo que los bolivianos tampoco ganaron muchas más: fueron cinco triunfos y un empate, el conseguido el 26 de marzo de 2013 con Alejandro Sabella de DT y un gol del rosarino Ever Banega. También estuvieron Messi, Mascherano, Di María y Lavezzi.
El protagonismo rosarino es innegable. Como siempre sucede con la selección argentina. Esa vez del gol de Lucho tras centro de Maxi, la última alegría en La Paz, había varios jugadores más con pasado en alguno de los dos clubes de acá.
Ese combinado nacional que comandaba Pekerman tenía al Pato Abbondanzieri en el arco, Aldo Duscher, Lionel Scaloni y hasta entró Leonardo Ponzio en el mediocampo, además de Figueroa y La Fiera, quien al año siguiente de ese gran triunfo en Bolivia, convertiría uno de los goles más festejados por todo el país luego de esa impresionante volea de zurda ante México en el suplementario. Y sí: rosarinos de selección. Ayer, hoy y siempre.
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