Diciembre de 2001 no es un mes cualquiera para la historia argentina. Inmerso en una profunda crisis, el país vivía momentos de máxima tensión con la gente tomando las calles, saqueando comercios, el estado de sitio declarado pero no respetado y un gobierno que se iba en helicóptero. A la par, en Avellaneda se gestaba uno de los hitos más grandes del fútbol nacional: después de 35 años, Racing volvía a salir campeón del fútbol argentino. Para recordar este acontecimiento, Ámbito Financiero convocó a Reinaldo Merlo y a Martín Vitali, quienes recordaron aquel instante de gloria.
Periodistas: ¿Cuál es el primer recuerdo que tienen que aquel campeonato?
Reinaldo Merlo: Para mí todo. Primero la parte humana de tener un grupo bárbaro y después la profesional. Además te queda todo lo vivido por la gente de Racing que nos siguió toda la campaña y nos da afecto hasta el día de hoy en la calle.
Martín Vitali: Es difícil encontrar un momento. Tal vez el más fuerte es cuando terminó el partido con Vélez y ahí si podíamos decir que éramos campeones. Durante ese semestre se vivieron cosas fuertes.
P: ¿Y sobre la relación con los hinchas?
R.M.: Yo lo que más recuerdo de la gente es la explosión en cancha de Vélez. Fue impresionante. Igualmente, hoy en día la euforia de los hinchas es peor. A mí la gente me para, me saluda y me reprocha que yo no quiero volver como técnico, cuando en realidad lo que no saben es que no me llaman.
M.V.: Con los hinchas pasaron muchas cosas increíbles pero a mí me llamó mucho la atención cuando fuimos a cenar después del campeonato. Yo estaba en la mesa con (Gustavo) Campagnolo, (Gustavo) Barros Schelotto y (Guillermo) Francella. Y lo veía y era un nene, con una sonrisa de oreja a oreja. Ahí te das cuenta la importancia que tiene el campeonato, porque haber hecho feliz a tanta gente no es poco.
P: ¿Cómo se sentía toda la presión y expectativa que se había generado en torno a ustedes?
R.M.: Yo no sé si como futbolista hubiese aguantado la presión que tenían ellos después de 35 años. La realidad es que el grupo es imborrable, el mejor que tuve como entrenador. Nunca más voy a tener un grupo como aquel.
P: ¿Y la relación con el periodismo?
M.V.: Nosotros teníamos esa bronca interna porque todos nos decían que nos caíamos, pero no lo hicimos. Recuerdo que después de perder contra Boca (3-1) escribían que el equipo empezaba a tambalear y le hicimos cuatro a Gimnasia (4-1) y nos pedían que dejemos de correr.
P: ¿Cómo les afectó el estallido social de diciembre de 2001, cuando sólo les faltaba una fecha para coronarse campeones?
R.M.: “Nosotros queríamos jugar y no nos importaba nada más. Se decía de terminar el torneo en febrero (por el estado de sitio que decretó el gobierno de Fernando De La Rua) y nos desesperaba”. (Fernando) Marín habló con (Ramón) Puerta, presidente de la Nación en ese entonces, para que River y nosotros jugáramos ese fin de semana. Por suerte nos dieron el permiso y pudimos disputarlo el 27.
P: ¿Cuándo se dieron cuenta que podían salir campeones?
R.M.: Antes del partido ante Colón le dije a dos jugadores (Gustavo Campagnuolo y Gustavo Barros Schelotto) que si ganábamos esa tarde éramos campeones…
M.V.: Sí, pero ese día los chicos nos dijeron ‘este está loco’, ja. Lo cierto es que ya desde la segunda o tercera fecha nos había dicho que estábamos para pelear. Después de empatar con Belgrano (0-0) de local (en la sexta fecha) estabamos con la cabeza baja porque no habíamos podido ganar y en eso viene (Claudio) Úbeda y nos hace ver que este tipo de partidos antes Racing los perdía. Ahí nos dimos cuenta que el equipo tenía algo diferente.
R.M.: A los 27 minutos del primer partido (victoria 2-1 sobre Argentinos), este (señala a Vitali) ya había ido como quince veces al ataque y yo le dije al profe ‘si jugamos a este ritmo, salimos campeón’, porque vi que el equipo volaba”.
P: Nos imaginamos que habrá habido algunos momentos de tensión, como el entretiempo del partido frente a Estudiantes donde se fueron 0-2 abajo
M.V.: No, ‘Mostaza’ es un tipo de carácter, pero en aquel entonces nos habló muy tranquilo. Sí estaba recaliente después de ganarle a Colón en Santa Fe 2-1, donde entró al vestuario y pateó una botella que había en el piso. Casi le arranca la cabeza a Chatruc…
R.M: … Ese día lo meto a (Alex) Viveros faltando cinco minutos y le digo ‘tené la pelota, llevatela al córner, atacá’. Y el negro, canchero, entró, hizo dos o tres cositas, se agrandó, y los de Colón lo cagaron a patadas. Se armó el revuelo y en esa lo echaron a Bedoya. Para colmo yo le había dicho ‘no entrés a hacer quilombo’ porque ir a La Plata sin alguno era difícil. Entonces cuando llegué al vestuario me descargué con lo primero que vi”.
P: Mostaza, después del empate 0-0 con Banfield cambiaste el ‘paso a paso’ por el ‘vamos a salir campeones’. ¿Por qué?
R.M.: Yo era una máquina de pensar, pero cuando me pusieron los micrófonos fui espontáneo. Entonces, llego al vestuario y le digo al Polaco (Daulte) que cierre todo, que no quede nadie. En ese momento le dije a los jugadores que íbamos a salir campeones y que no declararan nada, que yo iba a hablar con la prensa. Cuando tiré eso, los muchachos se levantaron, pero si no fuese por ellos (los jugadores) yo estaría viviendo en Arabia Saudita, bah, un poquito más lejos.
P: ¿Qué virtudes tenía aquel equipo?
R.M.: Era un grupo de jugadores con hambre de gloria, con mucha técnica porque ese, aunque no muchos lo digan, fue un equipo que ganó muchos partidos siendo protagonista. Además tenían un temperamento y un espíritu ganador que nunca vi: soportaron la presión de los 35 años y la superaron.
P: ¿Y el cuerpo técnico?
M.V.: Era un gran grupo humano con mucho sacrificio y trabajo. Ellos agarraron un grupo de jugadores que se había salvado de la promoción en las últimas fechas y le sumaron algunos refuerzos para formar un plantel ganador. Fueron quienes nos marcaron el rumbo a la gloria.
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