Política

El primer año de Perotti

Salud, pandemia y caja: un sistema robusto que aguantó el duro embate del coronavirus

El gobernador inició su gestión con la meta de “despertar al gigante”, pero al poco tiempo el objetivo prioritario fue reforzar el sistema público de salud. Sin paritarias y con un plan de pago de las deudas extendido, la emergencia sanitaria facilitó la recomposición de las cuentas públicas


El primer año de gobierno de Omar Perotti estuvo atravesado por una emergencia inesperada: la pandemia global del coronavirus, que trastocó todos los planes iniciales y obligó al Poder Ejecutivo a orientar sus esfuerzos en contener la expansión del virus y, al mismo tiempo, fortalecer el sistema de salud.

El resultado de ese esfuerzo está a la vista: Santa Fe pasó momentos muy difíciles –de hecho, la crisis sigue latente y aún no ha sido superada–, pero el sistema sanitario, robustecido por las gestiones anteriores y reforzado este año con recursos de la provincia y de la Nación, aguantó el embate de la pandemia. La provincia consiguió controlar la emergencia incluso en las semanas más difíciles, cuando los hospitales –y también su personal– quedaron al borde del colapso.

En palabras del propio Perotti: “Cuando asumí como gobernador hace un año, dije que a las crisis no se las llora; se las enfrenta y se las derrota. Nunca imaginé que meses después llegaría una pandemia, a la que enfrentamos con un Estado presente priorizando la salud de nuestra gente. A la vez, Santa Fe nunca dejó de trabajar siendo la provincia con mayor actividad productiva y de inversiones del país, gracias a los santafesinos y santafesinas que con esfuerzo y trabajo están levantando a este gigante”.

En ese mensaje, difundido el último viernes al cumplirse un año de la llegada de Perotti a la Casa Gris, se condensan las dos obsesiones que lo guiaron en los últimos 12 meses: mitigar los efectos adversos de la pandemia y sostener en funcionamiento, aún con restricciones y protocolos, del potente aparato productivo que distingue la provincia en el contexto nacional.

Es cierto que el rafaelino ganó las elecciones con la promesa de “despertar al gigante” –una metáfora que alude a un potencial económico de alguna manera desaprovechado durante las gestiones socialistas–, pero la irrupción de la pandemia lo obligó a despertar a otro gigante: el sistema público de salud. Más que despertarlo, lo puso a trabajar horas extras. Eso evitó que la emergencia del Covid escale a la categoría de tragedia. Pero la batalla todavía no está ganada.

La primera pandemia

La pandemia en Santa Fe se puede dividir en dos etapas. La primera va de marzo a julio, lapso en el cual hubo una curva controlada de contagios y muertes y se aprovechó ese tiempo para reforzar el sistema de salud. Esa primera etapa se caracterizó por el cierre de los sectores económicos no esenciales, decisión que pudo ser sostenida –en parte– por la ayuda nacional dirigida a las empresas y los trabajadores y por los propios aportes de la provincia en el mismo sentido.

Durante esos meses, que coincidieron con el otoño y la primera mitad del invierno, la provincia de Santa Fe apostó todos sus esfuerzos a la reorganización del sistema de salud con el objetivo de llegar bien preparados a lo que, por entonces, se definía como “el pico de la pandemia”. No hubo tiempo, ni recursos, ni voluntad para otra cosa.

En esa etapa el gobierno clausuró las paritarias del sector público, eliminó la cláusula gatillo –por la cual los salarios se actualizaban en forma automática una vez superados por la inflación– y logró acordar con los acreedores, en su mayoría empresas contratistas de obras públicas, un plan de pagos extendido en el tiempo, con bonos y cheques diferidos, para cancelar las deudas heredadas de la gestión anterior. Esas decisiones le permitieron al ministro de Economía Walter Agosto recomponer la caja y acumular recursos de cara a 2021.

Los gremios del sector público y la oposición política han cuestionado –y aún lo hacen– ese afán por reordenar las cuentas en medio de una pandemia inédita. Desde el gobierno hicieron la lectura inversa y hoy celebran cerrar el año con superávit después de haberlo iniciado con los números en rojo. Según un informe elaborado por los diputados del Frente Progresista, la eliminación de la cláusula gatillo y el cierre de las paritarias en las cuales se discutía la política salarial –que este año fue reemplazada por la entrega de bonos no remunerativos para el período de agosto a noviembre– le permitieron al Poder Ejecutivo un ahorro de casi 13 mil millones de pesos en los primeros nueve meses de 2020. Si bien no hay proyecciones oficiales, es un hecho que la provincia cerrará el año con superávit, lo que supone dinero fresco de cara un 2021 con elecciones.

Segunda pandemia

Hacia fines de junio renunció el ministro de Salud Carlos Parola y su número dos, Sonia Martorano, se hizo cargo de la conducción de la estratégica cartera. En los hechos ya lo venía haciendo desde el inicio de la pandemia. El rol de Martorano fue vital en la coordinación de la provincia con la Nación y también en la articulación del sistema público con el privado.

Poco después, promediando el mes de julio, empezaron a pasar cosas. Las reaperturas graduales y luego descontroladas de la circulación y de las actividades económicas en al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) tuvieron impacto directo en nuestra zona. Lo vaticinó con meridiana claridad el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán: “Si nosotros liberamos mucho el AMBA, estallan Rosario y Córdoba”. Y así fue.

El período que va de julio a noviembre se caracterizó por un fuerte aumento de los contagios, primero en Rosario y en el sur provincial y después en la ciudad de Santa Fe y en las localidades del centro-norte. El virus se expandió como una mancha de aceite por la geografía santafesina al compás de las marchas anti-cuarentena y de los reclamos de los sectores más afectados por una reapertura más rápida de las actividades.

En esos meses, el gobierno de Perotti –del mismo modo que ocurrió en otras provincias– debió enfrentar una difícil disyuntiva: continuar con las reaperturas graduales o volver a las restricciones de la primera etapa de la pandemia. Durante septiembre, con la curva de contagios en aumento y el sistema sanitario al borde del colapso, la provincia inició un proceso de avances y retrocesos signado por las protestas y los reclamos de los sectores más afectados, que hicieron notar que la asistencia estatal no era suficiente para enfrentar la malaria.

Desde el Estado provincial se lanzaron distintas líneas para ayudar al comercio y las pymes industriales: los subsidios del programa “Santa Fe de pie”, la postergación del pago de impuestos, el congelamiento de las tarifas, una línea de asistencia económica de emergencia, planes de financiamiento para la producción, créditos para capital de trabajo y préstamos para la adquisición de bienes de capital de origen nacional, entre las más importantes.

Aún con el costo de la retracción económica, que impactó en el aumento del desempleo, la pobreza y la indigencia por encima del promedio nacional, los cierres temporales de actividades no esenciales terminaron dando resultado. Desde mediados de octubre, el promedio semanal de nuevos casos de Covid y de fallecimientos comenzó a bajar en forma sostenida. A partir de noviembre las habilitaciones son casi absolutas y hay un indicador que sobresale: el 92,5% de las personas que se contagiaron en la provincia de Santa Fe ya se recuperaron. El sistema de salud respondió ante una demanda creciente en un contexto por demás de complejo.

Tras haber pasado dos semanas aislado por coronavirus, el gobernador Perotti dirigió un mensaje a la ciudadanía, el 11 de diciembre, en el cual señaló: “Estamos poniendo a Santa Fe de pie. Se están recuperando los niveles de actividad, se están recuperando los niveles de empleo y ese es el camino que tenemos que seguir. Cuidándonos de la mejor manera, no vamos a parar y no vamos a detener las actividades, pero sin dejar de cuidarnos”.

El primer aniversario del nuevo gobierno encuentra a la provincia de Santa Fe organizando en conjunto con la Nación un operativo de vacunación que será “masivo, simultáneo y eficaz”, en palabras de la ministra Martorano. Las primeras dosis de las vacunas Sputnik V llegarán a la provincia entre fines de diciembre y principios de enero y la prioridad la tendrán los adultos mayores y el personal del sistema sanitario.

Distintos especialistas vaticinan una segunda ola de contagios a partir de marzo de 2021; si así ocurriese, es casi un hecho que el país y la provincia no podrán volver a apelar a una cuarentena estricta y un nuevo cierre masivo de actividades. Por ese motivo, de la eficacia de las campañas de vacunación depende en buena parte la posibilidad de empezar a superar la pesadilla del coronavirus y esperar que suene el despertador para que el gigante se ponga de pie.

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