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Delicada situación

Pandemia y gastronomía: crece la incertidumbre y siguen cerrando bares y restaurantes en Rosario

A pesar de que el sector abrió en el marco del distanciamiento social, se les hace difícil repuntar y por ahora la concurrencia a los locales en general es escasa

Foto: Franco Trovato Fuoco

En el marco del confinamiento, uno de los sectores más golpeados por el impacto de la pandemia del coronavirus (que acecha y no da tregua) es el rubro gastronómico, que ya se llevó puestos varios restaurantes y bares de la ciudad y hasta negocios emblemáticos que no pudieron sobrevivir a estos tres meses sin actividad comercial.

Uno de los que está saltando en la cuerda floja es el emblemático bodegón El Resorte, de Jujuy esquina Pueyrredón. Ariel Cascow, hace seis años que tiene a cargo el negocio y ahora está dando batalla.

Si bien sus persianas están bajas, todavía no está cerrado definitivamente: según contó su dueño, entre otras cuestiones, está renegociando los números del alquiler, que se le hace imposible de pagar.

“Si hoy tengo el comedor abierto al 50 por ciento me termino fundiendo. No sé qué va a pasar y si podré esperar a que pase la psicosis de la pandemia. La gente tiene miedo de salir. La mayoría de nuestros clientes son vecinos, personas grandes y familias que van a ser los últimos en animarse a salir a la calle”, explicó Cascow.

El dueño de El Resorte dijo que no venían de una panacea, pero la crisis por la pandemia golpea duramente a la gastronomía rosarina, ya que obligó al cierre en un primer momento.

“A un muerto no se le cobra nada. El Estado nos debería dar una mano con los impuestos, con la Afip, para poder abrir los que más podamos. Poner un plato sin comida arriba de la mesa te cuesta 150 pesos, entre panera, luz y gas. Los gastos son monstruosos”, advirtió el comerciante.

“El Resorte hoy tiene unos 15 empleados. Es un bodegón familiar y forma parte de la idiosincrasia del barrio. Nos seguimos endeudando y entramos en un pozo que no sabemos si vamos a salir”, lamentó Cascow.

La historia

A mediados del siglo XX, el barrio Pichincha vivía al ritmo del ferrocarril: entre rufianes, casas de tango y burdeles se construyó una identidad cultural que hoy es una marca registrada.

En la ochava de Jujuy y Pueyrredón, desde 1939, funciona El Resorte, donde los parroquianos salían de trabajar y se sentaban en una mesa para pedirse el clásico vermut, jugar al chin chon, al dominó y hasta se armaba la mesa de póker atrás de una cortina.

Hoy, después de más de 80 años de historia, Cascow no sabe si podrá reabrir las puertas del bodegón en el que se hacía la chupina cuando era pibe, le servían la botella de vermut, el sifón de soda y las papas fritas.

Crudo panorama

Sergio Ricúpero, secretario General del Sindicato Hotelero Gastronómico de Rosario (Uthgra), insistió en que el panorama está muy complicado, y que a pesar de que rebrieron los bares y restaurantes bajo estrictos protocolos, no se va a revertir la situación por los coletazos que trajo la pandemia.

“La actividad gastronómica va a depender de cómo venga la curva de contagios. Si el Estado no hubiera dado el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), seguramente hubieran cerrado más negocios. En el caso que no se sigan brindando, van a desaparecer más del 50 por ciento”, advirtió Ricúpero.

Y siguió: “Muchos deben alquileres, impuestos, servicios, están endeudados. Seguimos en el mismo escenario que hace 10 días”.

El gremialista dijo que es uno de los sectores más castigados por la crisis sanitaria y que en pocos días el escenario no va a cambiar. “Algunos negocios están en tratativas de salvarse y otros ya arreglaron entre las partes las indemnizaciones”, explicó.

Por su parte, el titular de la Asociación Hoteleros Gastronómicos de Rosario, Carlos Meliano, dijo que la situación por la que está atravesando el sector por la crisis sanitaria es “caótica”. “El futuro es muy complejo. Si la palabra distanciamiento sigue por unos meses más ya sabemos donde vamos a terminar”, lamentó.

Meliano también remarcó que si el gobierno nacional retira los ATP “van a desaparecer más del 50 por ciento de los comercios gastronómicos”. Actualmente, Rosario tiene unos 1.600.

“Hay mucha gente que tiene temor de salir. Además, estamos atados al clima. El fin de semana largo se trabajó muy mal. Para el Día del Padre prácticamente no hubo reservas”, contó Meliano.

En tanto, el titular del Paseo Pellegrini, Alejandro Pastore, dijo que si no se reactiva el consumo va a ser muy difícil que repunte el sector.

“En esta nueva etapa de reapertura de bares y restaurantes sólo se llega a cubrir un 35 por ciento de la capacidad ocupacional”, contó el representante de Paseo Pellegrini.

“La demanda arrancó lenta. El movimiento fue tenue. Tienen que haber más herramientas con que el Estado nos ayude”, cerró el comerciante.

Los que ya no vuelven ni en 15´

Hace un mes, los dueños del tradicional Bar Blanco anunciaron el cierre del local. El impacto económico por el aislamiento social le puso fin a los casi 100 años de historia del tradicional local de Pellegrini y Alem. Unos días antes había hecho lo mismo La Maltería, de la esquina de Santa Fe y Presidente Roca.

El fin de semana pasado, dos enormes camiones de mudanza terminaron de vaciar la casona de Oroño y Güemes donde desde hacía tres años funcionaba el pub Queens. También cerró la cervecería Buho Beer Market (Pellegrini y España) y otros cafés más chicos como El Granero, de San Martín al 1000, frente al Centro Cultural Fontanarrosa.

La última fue “Malone Club de Birras”, de Riccheri y Jujuy. Se inauguró a mediados de 2019 y ya se colgó un cartel de “alquila”.

Y todavía hay muchos locales que siguen sin actividad, como el Savoy, un clásico del centro; El Establo en avenida Pellegrini o la cadena de cervecerías Bound, con locales en Pichincha y en Pellegrini.

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