Policiales

Violencia en zona sur

Pasan en auto y les disparan en el Bajo Ayolas: dos heridos, uno está grave

Los dos heridos ingresaron al hospital Provincial. Uno recibió impactos en una de sus piernas y fue dado de alta mientras que el otro de 32 quedó en estado reservado por tres heridas en la espalda. Conocedores del barrio deslizaron que el ataque está relacionado con la barra de Central


Elba quedó internada en el Hospital Provincial. Imagen de archivo.

Dos hombres, de 32 y 33 años, fueron baleados este viernes por la noche por desconocidos que movilizaban en un auto en inmediaciones de Ayolas y el acceso sur. Ambos fueron trasladados al hospital Provincial: el mayor recibió dos impactos en una de sus piernas y recibió el alta médica este mismo viernes mientras que la otra víctima quedó internada en la sala de cuidados intensivos a causa de tres heridas de arma de fuego en la espalda. Este hombre pertenece al clan de los Pucheta, también conocido como Los Comegatos, como los estigmatizó la prensa porteña; algunos de ellos fueron relacionados con la barra de Rosario Central como laderos del célebre Pitito y también por ser parte de la alianza entre el asesinado Ariel “Tubi” Segovia y Alexis Caminos en la sangrienta disputa por el territorio contra los clanes Funes–Ungaro.

De acuerdo con voceros policiales, este viernes pasadas las 21 una mujer llamó al 911 para alertar que había escuchado detonaciones cerca de su vivienda de Ayolas y el acceso sur y cuando se asomó encontró desvanecido a su pareja Cristian Pucheta, de 32 años, producto de heridas de arma de fuego por la espalda.

Personal de Infantería llegó al lugar y la mujer contó que un vecino había llevado en el auto a su pareja hasta el hospital Provincial debido a la gravedad de su cuadro.

Los uniformados fueron al centro de salud pero no pudieron tomar la declaración de la víctima debido a su estado reservado, describieron las fuentes.

Luego, los investigadores recibieron una comunicación donde el personal policial del destacamento del Provincial les informó que Mauricio O. también había llegado a la guardia, desde la misma zona, con un balazo en una de sus piernas y luego de recibir las curaciones había sido dado de alta.

Antes de retirarse, esta víctima contó que fueron atacados a balazos por los ocupantes de un auto que pasó por el lugar, indicaron los voceros.

Por la gravedad del ataque contra Cristian, el caso quedó a cargo de la fiscal de Homicidios Dolosos Georgina Pairola, quien ordenó medidas al personal del Gabinete de Criminalística y de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC, ex PDI) para intentar identificar a los atacantes.

La banda de Tubi y la barra de Central

El nexo del clan Pucheta con la facción del asesinado Tubi Segovia, que tenía relación directa con Los Monos, comenzó a sonar a principios de enero de 2018 cuando la Fiscalía vinculó a Damián Pucheta como el conductor del auto en el que viajaban la hermana de Tubi, Marcela Díaz –quien también sería asesinada– y Ariel “Cable” Solís y del que partieron los disparos que mataron a Ulises Funes, hermano de Alan y Lautaro, líderes del clan que en alianza con los Ungaro se disputaba el territorio de la zona sur contra los clanes Segovia-Caminos.

Esta acusación no prosperó pero Damián sí fue imputado en mayo del año pasado junto con Cable como los autores de la balacera ocurrida el 1° de enero de 2018 contra una familia que estaba en cenando en la vereda de bulevar Seguí y Grandoli. El ataque se cobró las vidas de Luis Tourn y Sofía Barreto y dejó a dos hombres heridos; ninguna de las víctimas era el blanco original del tiroteo, sino un allegado que había salido de prisión horas antes.

El 13 de mayo de 2018 fue asesinado Juan Carlos Pucheta, de 42 años, de un disparo por la espalda en pasaje Page y Grandoli. Por entonces la versión que corrió fue que el ataque pudo haber sido consecuencia de una pelea que comenzó esa misma noche dentro de un club de la zona y que continuó afuera, aunque por el hecho no hay detenidos. Los vecinos lo presentaron como “un hombre que trabajaba en La Vasquita, embolsando harina, en Grandoli y Centeno y que no era un mal loco”, dijo un vecino.

Con respecto al ataque contra Cristian, algunas versiones en el Bajo Ayolas relacionaron este ataque con una disputa al interior de la barra de Central y que tiene por un lado al conocido Leopoldo Martín “Pitito” Martínez, el hombre de 40 años que quedó grave luego de que el 26 de febrero pasado desconocidos le dispararon en la espalda en la puerta de su casa de Schmild al 3800, en Villa Manuelita.

Es que algunos conocidos del barrio y por lo bajo relacionaron a los Pucheta con Pitito. Este hombre fue referenciado con la banda Los Monos no sólo por su parentesco con Ariel “Viejo” Cantero sino también porque en 2014 los investigadores dijeron que escuchas telefónicas realizadas a los miembros del clan Cantero en la llamada megacausa por asociación ilícita dieron cuenta de un plan para desplazar al “Andrés de la cancha” y designar a Pitito en su lugar. Era una referencia al aún más célebre Pillín, capo de la barra de Central.

El estigma de Los Comegatos

Cristian integra una familia conocida en la zona y que alcanzó notoriedad nacional en mayo de 1996. Fue entonces, bajo la presidencia de Carlos Menem y la intendencia de Hermes Binner, cuando el canal TN armó una nota en Rosario a cuenta de la crisis que ya asomaba como consecuencia del desgaste de la llamada convertibilidad cambiaria (el uno a uno del dólar y el peso).

Las cámaras, con el comentario del periodista Julio Bazán, mostraban a vecinos del Bajo Ayolas, incluso con niños, al lado de una parrilla con sábalos y un gato. La crónica refería a que el hambre se había extendido en la ciudad de tal manera que algunos habitantes de las zonas periféricas se alimentaban con felinos como recurso último.

La “noticia” se desnudó como falsa poco después. Las versiones mencionaron el pago de 100 pesos de entonces a los que habían aceptado salir en cámara. Ese dato fue repetido hasta por el propio Menem. La indignación por el montaje, que derivó en el despectivo “comegatos” con el que luego se nombró a los rosarinos.

El entonces intendente Binner, y su antecesor en el cargo Héctor Cavallero reaccionaron también. Y hasta el escritor Osvaldo Soriano, que estaba en Rosario presentando su libro Triste, solitario y final, desmintió la nota con argumentos de sentido común: “Ningún pobre come gatos”, dijo, según reprodujo el periodista Reynaldo Sietecase.

 

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