El Hincha

Copa Libertadores

Otra reprogramación: el superclásico se juega a las 19.15

El capitán Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo debieron ser trasladados a una clínica para atenderse de sus respectivas lesiones. El partido iba a empezar a las 17, se postergó hasta las 18 y finalmente se definió jugarse 19.15


El capitán Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo.

La Conmebol oficializó esta tarde otra reprogramación, de la revancha de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca, por las agresiones que recibieron algunos jugadores xeneizes en la llegada al estadio Monumental. “A efectos de cumplir con el cronograma de la final, el partido empezará a las 19.15 horas”, anunció Conmebol a través de una publicación en su cuenta oficial de Twitter.

En contraposición con la decisión institucional de la casa rectora del fútbol continental, Pablo Pérez, capitán y uno de los futbolistas titulares de Boca, y el juvenil Gonzalo Lamardo dejaron el vestuario visitante del estadio Monumental para ser trasladados a una clínica, tras los violentos incidentes registrados en la previa de la Superfinal de la Copa Libertadores.

El micro que trasladaba al plantel boquense fue agredido con piedras cuando arribaba a la cancha para disputar el partido.

La violencia de los barras fue sucedida por la represión de las fuerzas de seguridad. Los jugadores y cuerpo técnico de los xeneizes terminaron afectados por los gases lacrimógenos que la Policía Federal lanzó –con puntería errática– sobre hinchas de River para dispersarlos. Fue necesaria la presencia de ambulancias para atender los ahogos y algunas heridas leves del chofer del micro boquense.

Los desbordes comenzaron alrededor de las 14.45, cuando hinchas de River desbordaron los molinetes de acceso a la platea Belgrano Baja del Monumental. La Policía intentó contenerlos con gas pimienta.

Algunos socios de River se quejaron de la organización en el ingreso. Denunciaron las demoras en el control del ticket para habilitar el pase como origen de la gran concentración en la puerta de acceso y los casi cantados disturbios que derivan en estas situaciones.

Efectivos de la seguridad privada del club detuvieron a algunos hinchas y, al margen del enojo general, esas acciones dispararon otro clásico futbolero: cánticos generalizados contra el presidente Mauricio Macri, fanático y ex titular de Boca. En este caso, el repudio estuvo centrado en lo deportivo.

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