Como en el torneo pasado. Después de tres derrotas consecutivas Miguel Ángel Russo cambió el esquema. Es que para el encuentro ante Tigre, el entrenador de Central decidió modificar el sistema. Y el lunes, en el Gigante, paró un equipo con un nuevo dibujo táctico: 4-1-4-1. Esto acarreó, más allá del resultado del encuentro, situaciones positivas y de las otras. Aunque hay que considerar que no pudo contar con dos titulares como Rafael Delgado y Hernán Encina.
En el Inicial el DT cambió el sistema tras las caídas en fila contra Colón, San Lorenzo y Tigre. Y en este torneo Russo hizo lo mismo y decidió variar el esquema después de haber perdido ante Godoy Cruz, Colón y San Lorenzo.
Claro que esta vez no apostó a la figura del enganche, ni al 4-3-3 que le dio tanto resultado en el semestre anterior.
Pero, ¿el nuevo esquema funcionó o no? Algunos aspectos mejoraron, otros empeoraron y el resto siguen de la misma manera.
Mejoró en el retroceso
Uno de los mayores inconvenientes que evidenció el Canalla en las primeras seis fechas fue el mal retroceso. Esto el lunes lo mejoró. Tigre no generó ni inquietó a la hora de las contras y el gol fue una jugada aislada. Tal es así que el Matador solamente ejecutó dos tiros al arco en todo el partido. Y ambos fueron en el complemento.
Por otro lado, el DT acertó en la inclusión de Tomás Berra. Es que tras la lesión de Lisandro Magallán en Mendoza el técnico decidió apostar por el juvenil por encima de Francisco Dutari, quien llegó como incorporación. El pibe, producto de las inferiores, demuestra un buen nivel y rinde. El técnico acertó con su inclusión.
Le faltó juego
Una de las decisiones llamativas a la hora de la estrategia hecha por el cuerpo técnico fue la posición que ocuparon Federico Carrizo y Walter Acuña. Pachi jugó en el medio con Jesús Méndez y Cachete se movió como un volante por derecha.
No caben dudas que el de Villa Giardino es el jugador más desequilibrante que tiene el plantel. Fue la figura en los amistosos de verano y tuvo buenos rendimientos en las primeras fechas. Pero siempre como extremo por izquierda. Claro que la ausencia de Hernán Encina y la presencia de Jonás Aguirre hicieron que Carrizo tenga que cambiar de posición. Pero cuando todo parecía que iba a jugar por derecha, el entrenador decidió ponerlo en el medio y falló en la idea.
Pachi nunca fue un arma inquietante para el rival y hasta se lo vio incómodo.
Vale recordar que en las primeras jornadas del anterior torneo el DT lo había ubicado como enganche y fracasó. Por eso llamó la atención que esta vez lo vuelva a utilizar por el medio.
Por el lado de Acuña, también pasó algo similar. El juvenil es delantero nato y lastima dentro del área. Sin embargo, esta vez lo mandó a jugar por derecha y no actuó bien. Cachete se perdió en el partido, aunque fue importante en la jugada que derivó en el penal que malogró Sebastián Abreu. Claro que cuando Erick Godoy lo bajó en el área, el pibe estaba en posición de nueve, donde lastima y en la cual se forjó en las inferiores.
¿Armó mal el banco?
Un defensor, dos volantes centrales y tres delanteros, más el arquero suplente. Eso fue lo que puso Russo como alternativas ante Tigre. Esto llamó la atención y trajo como consecuencias varios interrogantes.
¿Por qué puso dos volantes centrales? ¿Por qué no se inclinó por un volante de juego que pueda tener la pelota? Sólo el DT tiene estas respuestas. Lo que queda claro es que, salvo en el encuentro ante Gimnasia, los suplentes no cambian la historia.
Abreu sigue igual
Un agravante para el flojo presente del Canalla es el momento que está atravesando Sebastián Abreu, más allá del penal que erró. El Loco, suplente en este equipo, no brinda soluciones cuando entra y hasta se lo ve con algunas carencias físicas. Las ventajas que da el charrúa parecen ser muchas en el fútbol actual.
Si bien habrá que aguardar hasta mañana para conocer la resolución del tribunal de disciplina sobre si sanciona o no con más de una fecha a Encina, la pregunta es: ¿qué sistema de juego implementará Russo de ahora en más?
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