El aumento del nivel de oxígeno en el agua (principalmente en los océanos) y en la atmósfera, es responsable de la alta complejidad que alcanzó la evolución de la vida en la Tierra porque ese gas fue cambiando la atmósfera planetaria. Sin embargo, al inicio de la historia del planeta, el gas existía en muy pequeña cantidad y su presencia cada vez más extendida, fue acompañando al crecimiento de la vida en la Tierra. Los últimos datos confirman un el “gran evento de oxidación” hace 2.000 millones de años, hacia la mitad de la historia de la vida en el planeta, asociado con el origen de las células modernas, o eucariotas (las células de las que estamos hechos todos los organismos mayores que una bacteria). Otro incremento del nivel de oxígeno tuvo lugar hace 600 millones de años, coincidiendo con el origen de los animales. Al oxígeno nos debemos, afirma Javier Sampedro en El País.
“Pero el oxígeno también se debe a nosotros, en un sentido biológico más profundo. Hoy se considera demostrado que los primeros seres vivos del planeta fueron bacterias (y arqueas, similares a las bacterias) anaeróbicas, es decir, que viven en ausencia de oxígeno”, afirma el científico y periodista español, quien agrega que precisamente fue la actividad de algunas de esas bacterias las que fueron incrementando los niveles de oxígeno en la atmósfera que existía previamente. “Las bacterias fotosintéticas, que obtienen su energía directamente de la luz del Sol y producen oxígeno como un material de desecho, son antiquísimos pobladores de la Tierra, según las evidencias paleontológicas y genéticas”, señala el especialista.
Mientras tanto, el rápido incremento del dióxido de carbono en la atmósfera actual es fuente de gran preocupación, según los científicos de Nature Timothy Lyons y sus colegas de la Universidad de California en Riverside, Yale en New Haven y el Instituto Tecnológico de Georgia. “Pero en la atmósfera de hace 2.500 millones de años el interés se centraba en un gas muy diferente, el oxígeno liberado a la atmósfera por la actividad biológica primitiva”.
En ese sentido, Sampedro afirma que “la vida surgió y evolucionó en nuestro planeta en ausencia de oxígeno, y fue ella quien creó nuestra atmósfera actual. La Tierra nació hace 4.500 millones de años, junto al resto del Sistema Solar; las evidencias fósiles de las bacterias más antiguas datan de hace 3.500 millones de años; y el primer incremento significativo de oxígeno –el «gran evento de oxidación» –sólo ocurrió mucho después, hace 2.000 millones de años. En geología, un «evento» puede durar millones de años, y sólo es brusco en comparación con las parsimoniosas cadencias habituales en esta disciplina”.
Sampedro cuestiona la tradición del pensamiento antropocéntrico y a la cultura cinéfila que “consagraron culturalmente al oxígeno como condición esencial de la vida”, y no lo es, sostiene el español, porque “el oxígeno da cuenta del 21 por ciento de la atmósfera actual, y ciertamente es esencial para la vida humana; pero sus niveles durante la primera mitad de la historia del planeta no superaron el 0,001 por ciento (una cienmilésima) de la concentración actual”. Por lo que el periodista de El País subraya que la vida surgió y evolucionó en nuestro planeta en ausencia de oxígeno: “Y fue ella quien creó nuestra atmósfera actual”.
La fallecida científica Lynn Margulis y otros investigadores fueron quienes propusieron que la célula moderna se devoró a la antigua bacteria que comía oxígeno, en el “gran evento de oxidación”, produciendo el gran aumento de oxígeno. Sampedro añade que “estos orgánulos (pequeños órganos) son quienes gestionan el oxígeno en nuestro cerebro y en el resto de nuestro cuerpo, dándonos vida”.
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