Ciudad

Mónica Fein asume como primera intendenta de Rosario

Por Alejandro España.- Desde las 18 presta juramento en el Concejo Municipal. Luego habrá un acto en el Palacio de los Leones.

Por primera vez en su historia, la administración de Rosario quedará en manos de una mujer. El singular acontecimiento se producirá esta tarde, a las 18 en punto, cuando Mónica Fein preste juramento en el Concejo Municipal. Será el puntapié inicial de la gestión de cuatro años de esta bioquímica nacida hace 54 años en Luján, provincia de Buenos Aires, casada y madre de dos hijos. Y será, además, el séptimo mandato consecutivo del Partido Socialista, que gobierna los destinos de la ciudad de manera ininterrumpida desde 1991.

Según lo estipulado por el protocolo municipal, Fein jurará en el Palacio Vasallo y de inmediato pronunciará un mensaje ante un Concejo más heterogéneo en su conformación política que en gestiones anteriores y, para más, algo tensionado por álgidas discusiones entre el bloque oficialista y el arco opositor en la última sesión del año. De hecho, el edil Jorge Boasso avisó que no asistirá a la asunción (ver aparte).

A las 18.45 la intendenta electa se trasladará al Salón Carrasco del primer piso del Palacio de los Leones, donde se desarrollará la ceremonia de posesión del cargo. Allí, hablará el saliente Miguel Lifschitz; luego, ambos bajarán por las escalinatas para saludar y dirigir un mensaje al público que se congregue frente al edificio municipal.

Siempre según el cronograma de actividades oficial, para las 19.45 está previsto en el Teatro Príncipe de Asturias del Complejo Cultural Parque de España, de Sarmiento y el río, el acto de asunción de los integrantes del gabinete, ocasión en que se formalizará la designación de secretarios, subsecretarios, coordinador de Gabinete y titular del Instituto de la Mujer. La ceremonia se cerrará con la presentación de la cantante rosarina Ethel Koffman.

Fein llega a la intendencia de Rosario con el aval de los 260.936 votos (el 52,16 por ciento del total) que obtuvo en las elecciones generales del 24 de julio pasado. En esa contienda superó al Frente Santa Fe para Todos encabezado por el ex intendente Héctor Cavallero, quien cosechó algo más de 150.000 votos (30,1 por ciento). Justamente, el Tigre Cavallero fue el iniciador de la “dinastía socialista” al frente del Palacio de los Leones, hace hoy exactamente 20 años, antes de que se alejara de las huestes del partido de la rosa para enfilar como aliado del peronismo.

Las otras batallas de Fein

Sin embargo, la de julio no fue la única batalla que tuvo que dar Fein. La pelea empezó mucho antes, puertas adentro del socialismo, que se atomizó en una inédita disputa que dividió las aguas entre “binneristas” y “giustinianistas” y llegó a poner en riesgo la continuidad socialista en la ciudad que es el bastión del partido.

Entre Hermes Binner y Rubén Giustiniani no hubo acuerdo: el gobernador eligió a su ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Antonio Bonfatti, como candidato para sucederlo en el cargo; el senador nacional, por su parte, juzgó que había llegado su momento para ir por la Casa Gris y que tenía los pergaminos necesarios para lanzarse a la carrera. La pelea caló en la estructura interna y abrió grietas.

Con Lifschitz plantado en su negativa de ir por un tercer período, el presidente del Concejo, Miguel Zamarini –un “giustinianista”–, se calzó el traje de candidato y saltó a la cancha. En la vereda de enfrente no hubo respuestas, aunque Horacio Ghirardi, Fernando Asegurado, Clara García y Gustavo Leone fueron los nombres que circularon como los “más firmes” para afrontar a lo que por entonces se perfilaba como una interna inevitable.

No obstante, en secreto y a contrarreloj, se negociaba y tejían acuerdos para no llegar a la ruptura. En ese sentido, cuentan que la muñeca política de Lifschitz fue un instrumento decisivo en esos días para evitar el cisma con un argumento irrefutable: si no hay unión el socialismo arriesgaba el gobierno de la ciudad. Es que Jorge Boasso, que había decidido jugar dentro del Frente Progresista, crecía en las encuestas.

No estaba en los cálculos de nadie y sorprendió a todos que Lifschitz anunciara que la candidata sería la diputada nacional Mónica Fein, secretaria de Salud en dos oportunidades y concejala en 2001. En simultáneo, Zamarini avisó que retiraba su postulación porque era “necesario acercar posturas, consensuar ideas y fundamentalmente anteponer el proyecto colectivo y compartido y las necesidades del socialismo por encima de cualquier apellido”. Por fin, en la ciudad se había llegado al acuerdo que no se obtendría para la contienda provincial.

De esta manera nació la candidata “del consenso”, una figura hasta entonces con escaso peso en la vida pública de la ciudad (fue secretaria de Salud y diputada nacional), desconocida para el grueso de los votantes. No obstante, esa debilidad asomaba como menos compleja (solucionable con una campaña de alta exposición mediática) que las diferencias internas del Partido Socialista.

Rápidamente, el rostro en primer plano de Fein se multiplicó por toda la ciudad impreso en afiches, volantes y folletos. Siempre al lado de Lifschitz, necesario para apuntalarla en la tarea de imponer en “la calle” una imagen y un apellido sin peso propio en términos electorales. El 22 de mayo Fein sorteó la primera prueba de fuego: se impuso a Boasso en la interna del Frente Progresista con el 56 por ciento de los votos, con lo que consiguió la llave para acceder a la madre de todas las batallas, la del 24 de julio.

Continuidad con sello propio

Desde su primera aparición pública como candidata, Fein dejó en claro que representa la continuidad del proyecto socialista. Sin embargo, como ocurrió antes con Lifschitz, intentará darle un perfil propio a su gestión: la primera señal es que habrá más mujeres en las líneas de mando de la administración municipal, y en ese sentido anunció la creación del Instituto Municipal de la Mujer con el objetivo de impulsar la igualdad de oportunidades y dotar de más herramientas las acciones contra la violencia de género. El trazo grueso de su estrategia política incluye también un interés especial en resolver la problemática de la falta de vivienda, intensificar las iniciativas para el control y ordenamiento del tránsito y poner el acento en materia de medio ambiente. La transformación del Ente de Turismo en secretaría es todo un mensaje sobre la determinación de posicionar a Rosario como un destino de recreación y descanso.

El resto se irá viendo con el tiempo, a medida que transcurra el día a día en esa enorme tarea que es gobernar una ciudad de más de 1 millón de habitantes. Aquí y ahora, cuestiones políticas al margen, los rosarinos deben prepararse para celebrar un hecho siempre saludable, que es la asunción de la máxima autoridad respaldada por la voluntad popular, en esta ocasión con el plus de que por primera vez en la historia se trata de una mujer.

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