Región

Aprender haciendo

Junto a sacerdotes de barrios populares, una cooperativa enseña y acompaña a los más vulnerables

Con el apoyo y financiación del programa Santa Fe Más, la cooperativa Padre Misericordioso lleva adelante siete talleres de formación y cinco unidades productivas en San Martín Sur, Tablada, Las Flores, Ludueña, San Martín A, La Lata y Santa Lucía


Unos 10 años atrás, comenzaba un grupo de voluntarios a caminar las calles dando alimentos, abrigos y palabras de aliento a los más olvidados de nuestra ciudad. Transcurrió una década y se consolidaron como la Cooperativa de Trabajo Padre Misericordioso Ltda. Además, se sumaron hace 5 años a la obra del Padre Pepe, “Familia Grande Hogar de Cristo”, y entre varias actividades que realizan atienden las necesidades de los pibes de los barrios más vulnerables, afectados mayormente por el consumo de drogas. Una de estas actividades cuenta con el apoyo del programa provincial Santa Fe Más (Aprender haciendo), y promueve la capacitación y el trabajo en los barrios San Martín Sur, Tablada, Las Flores, Ludueña, San Martín A, La Lata y Santa Lucía.

“Padre Misericordioso es una comunidad, una ONG, que tiene su dirección legal en Zeballos al 600. Comienza el 13 de mayo de 2011, con una casa de internación en Cristalería para gente en situación de calle con problemas de consumo. Hace 5 años atrás empezamos a caminar los barrios, porque veíamos que mucha gente no llegaba, con el padre Fabián Belay, el fundador y director de Padre Misericordioso, y los curas de barrios populares de Rosario: Claudio Castricone, Javier Puseto, Sebastían Amerise, Julio Boffelli, Marcelo Ciavatti y varios más”, contó Maximiliano Bianchi, uno de aquellos pioneros, hoy coordinador general de una obra que no para de crecer, y que ya se transformó en cooperativa de trabajo.

“Empezamos a ofrecer espacios en los barrios más complicados, donde más vulnerabilidad hay: San Martín Sur, Tablada, Las Flores, Ludueña, San Martín A, La Lata y Santa Lucía. En esos barrios comenzamos a hacer dispositivos, que llamamos Centros de Vida, espacios que convocan a pibes, adolescentes y jóvenes adultos, que están en la esquina, en consumo, son especiales para ellos. Hace unos cinco años que venimos caminando con ellos, que venimos haciendo apoyo escolar, capacitaciones en oficios, meriendas, algún que otro almuerzo, cenas con chicos o chicas”, agregó Maximiliano.

A 10 años de aquel inicio, los centros de vida ya son ocho, con una asistencia de entre 20 y 40 chicos en cada centro, todos los días. Si bien comenzaron en base al voluntariado, luego se transformaron en cooperativa y consiguieron fondos del Sedronar “para poder pagarles a los operadores sociales y jóvenes profesionales que están en territorio de lunes a viernes y en algunos casos de lunes a sábados, de 2 a 10 de la noche, en distintos rangos”.

Talleres y Unidades Productivas

Como consecuencia de aquellos inicios y del impulso de la acción en los barrios, llegó la coordinación con el gobierno provincial para ofrecer talleres de capacitación a los pibes de los distintos barrios, en el marco del programa Santa Fe Más de la provincia. Y también llegó el momento de que los chicos que ya se habían capacitado formaran unidades productivas con el objeto de construir emprendimientos sustentables en el tiempo.

Hasta el momento, son 7 los talleres y 5 las unidades productivas. En los dos casos los chicos reciben un importe mensual –mayor en el caso de las unidades productivas-, como parte del mismo programa.

“Los talleres duran unos meses, con poca carga horaria, y son pequeños disparadores, son herramientas que se les acercan para que empiecen a tomarle gusto, es mostrarle otra oferta a la que encuentran en el barrio. Junto a un enorme equipo, de gran vocación de servicio hacemos esto posible”, explicó Bianchi.

Entre las unidades productivas, está la de iniciación deportiva: “Se pudo lograr gracias a la gran ayuda y apoyo del senador Marcelo Lewandowski, con su equipo comenzamos 5 escuelas, brindaron profesores y todos los recursos de alto nivel para que nuestros pibes tengan lo mejor. En cada barrio hay tres jóvenes que se capacitaron y ahora enseñan básquet, vóley, fútbol y atletismo básico para pibes del barrio. Ese programa llega a 120 chicos en cinco barrios (Las Flores, Tablada, San Martín Sur, Del Valle y Tío Rolo). Son 16 chicos en total los que se capacitaron, 3 o 4 en cada barrio. La provincia acompaña durante un año. Estos chicos cobran 12 mil pesos por mes, y dan clases tres veces por semana. La idea es hacerlo sustentable en el tiempo, a través de un sponsor o el padrinazgo de alguien”, explicó Bianchi.

También está la UP textil, que funciona en la sede de calle Zeballos, con cinco chicas que producen barbijos, remeras, buzos, mochilas, delantales y cofias, entre otras cosas. “Generan ingresos para ellas: el mes pasado cada una se llevó 13 mil pesos de bolsillo, más el dinero del Santa Fe Más. Algunas son madres de familia, pagan impuestos, tienen una familia que mantener, necesitamos que nos llegue producción, tienen ritmo de laburo”, se entusiasma Bianchi. Claro que hay más chicas capacitándose en los talleres para pasar en algún momento a la UP. “Más allá de lo productivo, es un espacio que las contiene, donde se sienten cómodas, donde pueden olvidarse un poco de sus problemas cotidianos”, agregó.

La tercera Unidad Productiva es la de técnicas mixtas: técnicas de reciclado en madera, tela, algo de plástico. “Se hacen percheros, cajoneras, cuadros, estanterías, productos que se elaboran con la reutilización de productos en desuso o con maderas de pallet y otros”, explicó Maximiliano. Tiene seis integrantes, que trabajan en barrio Ludueña.

“La cuarta unidad productiva es la de Acompañante Par, que es una figura que se da en los barrios, en los Centros de Vida, donde se les pide a los chicos que son del barrio, que tienen recorrido, y que tienen la suficiente capacidad, manejo de grupo y alguna que otra herramienta, que sea proactivo, y se les pide que se sumen al grupo, que se hagan parte del equipo. Surge este nombre de acompañante par porque es más del barrio, y en muchos casos ha dejado el consumo”, dijo Bianchi.

En la Unidad Productiva de Acompañante Par trabajan ocho chicos, de los 7 barrios en los que trabaja la cooperativa Padre Misericordioso. “A cada uno de ellos, cada 15 días un psicólogo les da herramientas, como un consejero en adicciones, herramientas de vínculo para poder liderar ciertas actividades. Son pibes que ya tienen cierto recorrido en los Centros de Vida y por eso les damos la posibilidad de que se capaciten y sean uno más del equipo. Ellos saben que de lunes a viernes, de tal hora a tal hora, van y cumplen ese rol. Hay que ir a buscar a Juancito que está en la casa, le pasó tal cosa; y va, le habla, cumple ese nuevo rol”.

La última Unidad Productiva es la de serigrafía, que funciona en barrio San MArtín A, en Dorrego y Batle y Ordoñez: “Los chicos se engancharon porque tiene mucho de diseño en computadora, después se vuelca al molde, se imprime y después se hace la técnica con las tintas, se prepara el producto y todo lo que es estampado se hace ahí”. Son ocho integrantes que hacen souvenirs, bolsitas para escuelas y jardines, etc.

Los talleres

En el barrio Santa Lucía hay dos talleres: pastelería y decoración de tortas y panadería y pastas. En La Lata, peluquería y barbería. En Las Flores, electricidad. En Ludueña taller de reciclado y también electricidad domiciliaria. Y en San Martín Sur, carpintería. Todos con profesores que muchas veces desde el mismo barrio ponen su esfuerzo y su conocimiento para sumar oportunidades en el barrio.

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