El Ciudadano Global

Las ciencias duras abren sus puertas para la mayor participación de las mujeres

Con la explícita intención de aportar a la reflexión y a la acción sobre la brecha de género que existe en el sector de tecnologías, ingeniería y matemáticas, la ONU Mujeres presentó un documento analítico sobre las principales experiencias e iniciativas implementadas en América Latina y el Caribe


Juan Pablo Sarkissian

Con la explícita intención de aportar a la reflexión y a la acción sobre la brecha de género que existe en el sector de ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas, (Stem, por sus siglas en inglés), la ONU Mujeres (entidad de Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres) presentó recientemente los resultados de un estudio realizado en 2019 sobre la participación femenina en este sector de actividad en América Latina y el Caribe.

El estudio, “Las Mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas América Latina y el Caribe”, se define como “un documento analítico y comparativo sobre las principales experiencias e iniciativas implementadas en América Latina y el Caribe para fomentar y promover la participación de mujeres y niñas en el sector de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, y fue elaborado por el experto italiano Alessandro Bello.

Su extenso desarrollo bucea, como es lógico, sobre las desigualdades, la brecha, las oportunidades reales y la paridad, todo en relación al género. Es decir, cual es la participación y el lugar que ocupan las mujeres en el mundo académico en América Latina y el Caribe. Y claro está, todo atravesado por la pandemia del covid-19.

“Las disciplinas Stem resultan claves para afrontar algunos de los principales desafíos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, desde la mejora de la salud, y la lucha contra el cambio climático, hasta la igualdad de género en todos los niveles. Su estudio puede proporcionar los conocimientos y habilidades necesarias para crear sociedades inclusivas y sostenibles.

La ciencia y la tecnología, sectores en rápido crecimiento, son vitales para las economías nacionales y, en consecuencia, las habilidades Stem han sido identificadas como necesarias para que un país siga siendo económicamente competitivo”, afirma María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, en el prólogo.

Y agrega de manera contundente: “A pesar de su relevancia, las mujeres han estado persistentemente subrepresentadas en varios campos Stem. Los factores que conducen a los resultados desiguales para hombres y mujeres en Stem son complejos y variados y, por consiguiente, no son fáciles de abordar, y algunos pueden ser más influyentes, en una etapa de la vida, que otros.

Esta disparidad comienza en las aulas desde edades tempranas y abarca ámbitos tan amplios como la investigación, el desarrollo de las carreras profesionales y el acceso a los empleos generados en estas áreas, o el uso que se hace de los productos generados en las áreas Stem.

A pesar de los notables avances logrados en las últimas décadas, todavía es muy reducido el número global de investigadoras mujeres en el campo de las ciencias. En julio de 2019 la tasa mundial promedio de mujeres investigadoras era de sólo 29,3 por ciento (según el Instituto de Estadística de la Unesco), y la brecha se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón. De hecho, sólo tres por ciento de los Premios Nobel en ciencias han sido otorgados a mujeres.

Algunas de las ocupaciones Stem con mayores ingresos, como la informática y la ingeniería, tienen los porcentajes más bajos de mujeres trabajadoras”.

Y continúa Vaeza: “Dar a las mujeres igualdad de oportunidades para desarrollar y prosperar en carreras Stem ayuda a reducir la brecha salarial de género, mejora la seguridad económica de las mujeres, garantiza una fuerza de trabajo diversa y talentosa, y evita los sesgos en estos campos y en los productos y servicios elaborados”.

Sólo para entender la magnitud de la problemática, es preciso recordar que a escala planetaria un 45 por ciento de las mujeres están conectadas a Internet, mientras que el 30 por ciento de las estudiantes mujeres optan por carreras dentro del sector Stem y sólo el dos por ciento de los fondos de inversión se destinan a proyectos liderados por mujeres.

Siguiendo los datos que proporciona el Instituto de Estadística de la Unesco, el informe cita que “alrededor del 27 por ciento de los países había logrado alcanzar lo que se caracteriza como paridad de género, donde las mujeres representan entre el 45 y el 55 por ciento del total de investigadores”.

Sin embargo, allí donde hay paridad de investigadoras, se señala que “las mujeres a menudo enfrentan techos de cristal importantes” y se observa que “la representación de las mujeres se reduce a medida que avanzan en sus carreras, lo que significa que la brecha de género se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón”, tipificado esto último como “segregación vertical”.

Pero, además, la segregación no es sólo vertical, sino también horizontal. En efecto, “las mujeres también se encuentran mejor representadas en el sector de la salud que en los campos de las Stem, tanto como graduadas (especialmente al nivel de doctorado) como investigadoras profesionales, al tiempo que la brecha de género se evidencia especialmente en disciplinas como las matemáticas, la ingeniería y la informática”.

A nivel mundial, según datos de Unesco de 2017, “las áreas educativas más dominadas por los hombres son las de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la ingeniería, cuyas tasas globales de matriculación de mujeres son del 27 y 28 por ciento, respectivamente”.

En ese contexto, sólo Azerbaiyán, Malasia, Mongolia y Venezuela “alcanzaron la paridad en términos de mujeres investigadoras como porcentaje del total de investigadores en el campo de la ingeniería y la tecnología”.

Otro aspecto importante como indicador de la problemática es la publicación de artículos científicos. El informe señala que las mujeres publican menos, a nivel mundial, que sus colegas hombres. En este sentido, da cuenta de un estudio realizado por Wang, L., Stanovsky, G., y Weihs, L. (2019) Gender. trends in computer science authorship. Cornell University / Género. Tendencias en la autoría informática, en castellano) que tras analizar 2,87 millones de artículos sobre informática publicados hasta 2018, afirma: “Si la actual tendencia continúa, no se logrará alcanzar la paridad de género antes del año 2100, y esto según la proyección más optimista del estudio”. Por otro lado, las tendencias globales indican que “las publicaciones escritas por mujeres son menos citadas que las publicadas por hombres”.

 

El panorama en la región

Si bien el informe de ONU Mujeres señala que a nivel mundial “sólo el 35 por ciento de los estudiantes de carreras y programas del campo de las Stem son mujeres”, la cuestión en la región es más equitativa.

“América Latina y el Caribe es una de las dos regiones que han alcanzado la paridad en la proporción de hombres y mujeres investigadores, ya que 45 por ciento del total de investigadores son mujeres”, dice el informe.

Al realizar un análisis por países se observa que Argentina, Cuba, Guatemala, Panamá, Paraguay, Trinidad y Tobago, y Uruguay alcanzaron la parida señalada. Además, el estudio da cuenta que Venezuela “ya ha logrado atravesar el umbral de la paridad, con el 60 por ciento de mujeres investigadoras” y cinco países están cerca de alcanzar los valores deseables: Costa Rica (42,8), Ecuador (41), El Salvador (39,2), Bolivia (37,5) y Colombia (37,3). En tanto, en Chile, México y Perú las mujeres todavía representan menos del 34% por ciento del total de investigadores.

Pero, aún valorando la inclusión descripta, nada es lo que parece. Es que el estudio llama la atención que a pesar de la paridad en la matrícula, “la segregación horizontal y vertical continúa siendo elevada: las mujeres investigadoras aún se encuentran subrepresentadas en los niveles más altos de las carreras profesionales y continúan siendo una minoría en muchos campos de las Stem en casi todos los países de la región”.

En efecto, si bien en la región se repite el patrón a escala mundial, solo Uruguay y Perú, tienen paridad en egresadas universitarias en ingeniería, manufactura y construcción, con un porcentaje de 45,9 y 47,5 respectivamente.

El análisis agrega un informe del Banco Interamericano de Desarrollo de 2018, el cual señala que “los dos países que presentan las mayores disparidades en este sentido son Chile y El Salvador, donde las mujeres sólo representan el 17 por ciento del total de graduados en ingeniería, industria y construcción, y en las tecnologías de información y comunicación”.

Pero además de la matriculación el trabajo incluye datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana, donde se indica que “la proporción de investigadoras mujeres que trabajan en el ámbito de la ingeniería y la tecnología en la región es mucho menor que la de los hombres”.

Efectivamente, en 2017, “del total de investigadores en ingeniería y tecnología, sólo el 36 por ciento eran mujeres en Uruguay; el 26 en Colombia; 24 en Costa Rica; 21,5 en Honduras; Bolivia y Perú alrededor del 19 y en El Salvador el 17 por ciento”.

A esta muestra clara de segregación horizontal, se agrega que “las mujeres también son minoría en el campo de la agricultura y las ciencias veterinarias, mientras que en la mayoría de los países tienden a estar sobre representadas en las ciencias médicas y en la salud mental, y en las ciencias sociales”.

Como fue expresado, las desigualdades de género se observan también en las publicaciones científicas: “Las mujeres sólo publican el 38 por ciento de los artículos de ciencias físicas y químicas, y el 30 de los de ingeniería”, haciendo referencia a un estudio de 2018 de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

El informe también ofrece propuestas e ideas para su implementación concreta. En este sentido, señala con claridad el rol del Estado: “El análisis muestra que sólo unas pocas iniciativas han sido implementadas en colaboración con múltiples instituciones a diferentes niveles.

Así, a fin de garantizar la incidencia de las políticas y los instrumentos, es preciso fortalecer la coordinación entre los actores. Esto podría involucrar el desarrollo de programas conjuntos entre varios sectores del gobierno, como los ministerios de educación, los ministerios de igualdad de género o de la mujer, los ministerios de ciencia, tecnología e innovación, y los ministerios de trabajo, así como el establecimiento de comités nacionales interinstitucionales”.

Un mensaje esperanzador, pero también de mucho trabajo

“Si bien los primeros pasos han sido dados, resta mucho por hacer para reducir la brecha de género en Stem, un objetivo que requerirá esfuerzos a diferentes niveles institucionales y de políticas, pero también a nivel educativo.

Es preciso que en este esfuerzo se involucren a diferentes actores, tanto gubernamentales como los provenientes de universidades y del sector público.

Hoy más que nunca necesitamos seguir trabajando para lograr un mundo mejor, donde las mujeres y los hombres tengan las mismas oportunidades y puedan alcanzar su pleno potencial para el bien de la sociedad, dado que la igualdad de género es una importante condición previa para el progreso hacia el desarrollo sostenible en la región”, concluye el documento.

Link del documento: https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2020/09/mujeres-en-ciencia-tecnologia-ingenieria-y-matematicas-en-america-latina-y-el-caribe

 

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