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25N: tres décadas de labor en el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo

El CAV brinda asistencia y contención a toda aquella persona que, por sus características subjetivas o por la situación que hubiere padecido o estuviere atravesando, se considere “víctima” de lo que le ocurre


*Por María Laura Pasquero y Mariana Allario (#)

A lo largo de estos 30 años, el Centro de Asistencia a la Víctima y al Testigo del Delito de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe, creado por ley provincial 11.202, se ha consolidado como una institución que brinda un conjunto de respuestas diferenciadas del resto de las organizaciones estatales. Su estructura, modo de funcionamiento y la interacción tanto con la gestión pública como con la administración de justicia, han permitido un abordaje integral y una lectura compleja de las problemáticas con las que nos enfrentamos a diario.

Los conceptos de víctima, violencia familiar, doméstica, violencia contra las mujeres, o violencia de género, no son meros enunciados de diferentes tipos de violencias, ni tampoco diferentes modos de nombrar la misma violencia.

Consideramos que el análisis de los orígenes, alcances y obstáculos que cada concepto encierra es un punto de partida necesario para abordar la problemática de la violencia.

Las variadas concepciones hacen a cómo definimos el problema, cómo lo entendemos y también a las propuestas y estrategias que podamos elaborar para abordarlo. El lenguaje, a través de sus conceptos, describe, encuadra y comprende la realidad. Una vez fijados y establecidos afectan la manera en que dicha realidad se percibe. A partir de esa visibilización necesaria de las violencias, es preciso abogar para cambiar construcciones culturales profundamente arraigadas tanto en la sociedad como en las instituciones.

La perspectiva de género y de diversidad son un compromiso asumido desde lo personal, profesional y desde lo institucional con el objeto de trabajar para construir relaciones de género equitativas y justas. Es un concepto de análisis para explicar las relaciones de poder entre las personas, construido para demostrar que las diferencias de género no derivan de lo biológico, sino de lo cultural y social. Asimismo, tenemos la convicción de que no basta un reconocimiento normológico de los derechos de las víctimas de violencia de género para cambiar su realidad, sino que es imprescindible que se las asista, asesore, represente y se las acompañe en el reclamo de los mismos.

La tarea de asistir a las víctimas de cualquier tipo de violencia requiere del reconocimiento de la complejidad del abordaje victimológico.
Es fundamental pensar el trabajo de asistencia y prevención de la violencia de género teniendo en cuenta que una víctima de violencia está atravesada, no sólo por su circunstancia personal y singular, sino por un complejo contexto histórico, cultural, social, religioso, que ha facilitado la configuración de tal estado de cosas y es por ello que el trabajo del CAV es concebido desde una perspectiva de género y de derechos.

La perspectiva de género distribuye las responsabilidades familiares e introduce cambios en el sistema de prioridades ciudadanas. Es necesario el desarrollo de una nueva forma de conceptualizar las tareas familiares entre mujeres y varones, un nuevo modo de distribución y el apoyo de servicios colectivos, especialmente los de cuidado.

El primer paso para pensar la prevención y desarrollar una nueva conciencia colectiva con perspectiva de género es problematizar la idea de las mujeres pensadas sólo como madres, o como cierto tipo de trabajadoras. Resulta inaceptable seguir sosteniendo que la feminidad predispone a las mujeres para realizar ciertos trabajos (de cuidado) o a ciertos estilos de trabajo (colaborativos) ya que es seguir planteando como natural lo que en realidad es sólo una pauta social y, por ende, mutable fruto de complejos procesos económicos y sociales.

Desde la ONU Mujeres, señalan: “La prevención debe comenzar en las primeras etapas de la vida, mediante la educación de los niñas y niños promoviendo las relaciones de respeto y la igualdad de género. El trabajo con jóvenes es la mejor opción para lograr un progreso rápido y sostenido en materia de prevención y erradicación de la violencia de género. Aunque las políticas públicas y las intervenciones suelen pasar por alto esta etapa de la vida, se trata de una época crucial durante la cual se forman los valores y normas relativas a la igualdad de género”. Es por ello que la Educación Sexual Integral es una herramienta fundamental para la prevención de todas las formas de violencias contra mujeres y diversidades, y para la construcción de nuevas masculinidades.

Resulta esencial comprender que la justicia y la igualdad de género beneficia al conjunto de la sociedad, al levantar obstáculos y discriminaciones, al establecer condiciones más equitativas y participativas. Visibilizar la desigualdad de género, identificar los distintos tipos de violencias hacia las mujeres y diversidades, deconstruir los estereotipos de género y los mitos que sostienen los vínculos de violencia son el gran desafío, no sólo de las instituciones sino de la sociedad en general. Los cambios sociales y culturales son necesarios para promover la igualdad de oportunidades y derechos.

En pos de ello, el CAV interviene por iniciativa de la propia víctima, a solicitud de sus representantes, familiares o testigos, a requerimiento de otras áreas de la Defensoría del Pueblo o en virtud de consultas y solicitudes de otras organizaciones e instituciones.
Las problemáticas que se abordan desde el Centro comprenden una gran diversidad de temas que en muchas ocasiones revisten gravedad y un alto nivel de complejidad, entre los que sobresalen las cuestiones que se vinculan con violencia contra las mujeres, violencia contra LGTBIQ+, abuso sexual, violencia laboral, abuso institucional, maltrato a las personas adultas mayores.

Cualquiera que fuere el tema, el CAV brinda asistencia y contención a toda aquella persona que por sus características subjetivas o por la situación que hubiere padecido o estuviere atravesando se considere “víctima” de lo que le ocurre.

El Centro de Asistencia a la Víctima interviene ofreciendo un abordaje con perspectiva de género, un espacio de contención, de escucha integral e interdisciplinaria que apunte al logro de una autonomía responsable y a la toma de decisiones más acordes al ejercicio de los derechos con los que cuenta la “víctima”.

Este 25 de noviembre ratificamos nuestro compromiso y trabajo en pos de una sociedad más equitativa y libre de violencias.

(#) María Laura Pasquero, abogada. Directora del Centro de Asistencia a la Víctima y al Testigo del Delito de la Defensoría del Pueblo.
(#) Mariana Allario, psicóloga. Subdirectora del Centro de Asistencia a la Víctima y al Testigo del Delito de la Defensoría del Pueblo.

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