Especial 22 años

De cumple

22 años de locura ciudadana: repasamos nuestra historia desde casa

Hoy es nuestro cumpleaños y por primera vez en muchos años no podemos festejar con nuestras lectoras y lectores. Les dejamos una invitación a repasar nuestra historia a través de los hitos que hicieron de El Ciudadano la voz que todos los días colabora en garantizar el derecho a la información


Producción Especial: Arlen Buchara, Lucía Demarchi y Bianca Ossola

Hace 22 años salía por primera vez el diario El Ciudadano a la calle. Nos hubiese encantado encontrarnos en una fiesta ciudadana y hasta pensamos en hacer un zoompleaños, pero temimos romper internet con la cantidad de amigas y amigos que tenemos. Como nos toca festejarlo desde casa caímos en el cliché de la nostalgia y nos pusimos a revisar fotos y recuerdos. Aquí una invitación a repasar nuestra historia a través de los hitos que hicieron de El Ciudadano la voz que todos los días colabora en garantizar el derecho a la información.

Empecemos por el principio. En 1998, un puñado de trabajadoras y trabajadores de prensa hicimos durante cuatro meses ediciones de prueba, lo que en la jerga se conoce como número cero. Ya desde el principio teníamos la sensación de que estábamos inventando un periodismo en el que creíamos. Orlando Vignatti emergía como empresario de medios y decidía salir a competir con La Capital, el decano de la prensa argentina, con un diario nuevo que prometía tener un siglo por delante.

El primer número de El Ciudadano & La Región salió el 7 de octubre de 1998. Hoy un vivo lo vende en Mercado Libre a 4.599 pesos. En esos primeros meses, en una casona de bulevar Oroño al 1000, se empezó a gestar algo que sería nuestra identidad: más allá de quien fuera el dueño, el diario era nuestro. Durante casi dos años, que incluyeron una mudanza al edificio de Dorrego 972, nos posicionamos como una voz nueva en una ciudad donde la información siempre había estado concentrada en poquísimas y conservadoras manos.

Además de la cobertura diaria de la agenda de la ciudad, hacíamos suplementos para abrir debates sobre distintos temas. Fueron muchos y cada uno tiene su historia. Uno de ellos fue La Cazadora, el primer suplemento de género de Rosario y precursor en la temática a nivel nacional. Spoiler alert: más adelante vamos a volver sobre esta historia.

Pero la primavera duró poco y el último viernes de abril de 2000, en vez de prepararnos para festejar el 1° de Mayo, desayunamos con 140 telegramas de despido sobre los 170 empleados que entonces tenía el diario. Fue el comienzo de una larga historia de luchas por la continuidad, siempre de la mano del Sindicato de Prensa Rosario (SPR).

Y fue también el acontecimiento que nos hizo tomar conciencia de clase: pasamos de decirnos periodistas a reconocernos como trabajadoras y trabajadores de prensa. No tomamos las armas pero sí la entonces Secretaría de Trabajo, en Ovidio Lagos y San Lorenzo, donde durante veinte horas reclamamos por nuestros derechos. Ese primer cierre fue contado en este documental dirigido por Flor Coll, Mariano Panichelli e Ivana Romero.

 

Meses después del cierre, Vignatti se quedó con parte del paquete accionario de La Capital y El Ciudadano pasó a formar parte de ese multimedios en una transacción con el grupo Vila-Manzano. Nos quisieron convertir en un diario amarillista, pero trabajadoras y trabajadores transformamos esa intentona en un diario popular. Las tapas eran de los dueños pero el contenido era nuestro.

En un arreglo cuanto menos extraño, en el segundo semestre de 2001 el diario pasó a manos de Eduardo J. López, presidente de Newell’s durante 14 años. Fue una época dura: el nuevo dueño llegó a enviar a los barrabravas como observadores a los recurrentes conflictos sindicales. En sus 7 años de gestión de El Ciudadano, López bajó las persianas un par de veces, indignado con quienes no valoraban cobrar el sueldo tarde y mal, muchas veces en billetes de dos pesos.

En esos años se consolidó algo que también sería parte de nuestro ADN: aun en conflicto no dejamos de hacer el diario todos los días para garantizar el derecho a la información. La estrategia fue sacar la protesta a la calle y pedir el acompañamiento de la sociedad para sostener nuestra voz. Por eso, tengas la edad que tengas, es probable que alguna vez hayas escuchado sobre la lucha de este grupo que sigue resistiendo y hasta te preguntaste “¿Sigue abierto El Ciudadano?”. La respuesta está desde el primer número: tenemos, mínimo, un siglo por delante.

Pero volvamos a la historia. Contra todos los pronósticos, en octubre de 2008 cumplimos 10 años que Ernesto El Negro Avila reflejó en este documental.

La caída de López, cuando perdió las elecciones en Newell’s en diciembre de 2008, casi se lleva puesto al diario. Nuestro regalo de Navidad fueron otra vez las persianas bajas. Hubo marchas, piquetes y actos pero la fuga empresarial ya era un hecho. Cargamos con nuestras computadoras, sillas y mesas y nos fuimos, con el soporte del SPR, a un local en calle Paraguay 1441. Cobrábamos 200 pesos y una caja de ravioles de una cooperativa amiga. Sin una planta rotativa propia, evaluamos que la idea de autogestión, en esa época, no funcionaría.

En el invierno de 2009, el fundador Vignatti reapareció casi como para enmendar el cierre del 2000. Venía con su propio multimedios armado a partir de la adquisición de los diarios Ámbito Financiero y Buenos Aires Herald. Además, como les contamos hace un rato, ya tenía un porcentaje de La Capital, que conserva hasta hoy. La vuelta a la relación de dependencia y al edificio de calle Dorrego 972 apareció como la única salida y no fue sin nuevos conflictos. Durante cinco años, la reducción de sueldos, el cobro en cuotas, las paritarias atrasadas, los móviles sin frenos para salir a cubrir las noticias, volvieron a ser moneda corriente. Una constante fueron las asambleas en la puerta de la redacción y los comunicados sindicales bajo el título de “Alerta y movilización”.

El fantasma de un nuevo cierre volvió a aparecer a fines de 2014 cuando Vignatti anunció que el diario estaba en venta y no había compradores a la vista. Dos meses después, el Grupo Indalo del empresario Cristóbal López adquirió el 60% del Grupo Ámbito y entramos en el combo. Con el nuevo dueño, los sueldos se cobraban del 1 al 10, había pago de feriados trabajados y cajas navideñas con champán y avellanas bañadas en chocolate. Pero no todo era como parecía. Como buen empresario de medios, abrió retiros voluntarios, hizo reducción de personal y cerró la planta de impresión con el despido de todo el personal.

2015 transcurrió en la tensa calma del año electoral. Y contra todos los pronósticos, al menos esperados, pasaron cosas. El triunfo de Mauricio Macri fue el comienzo de la caída de Cristóbal López. En septiembre de 2016, el Grupo Indalo informó que se retiraba de la gestión de El Ciudadano. No de nuevo, dijimos, y resolvimos que era hora de tomar el control de la empresa.

Un grupo de 60 trabajadorxs decidimos invertir nuestras indemnizaciones y nos asociamos en la Cooperativa de Trabajo La Cigarra Limitada. El 29 de octubre de 2016 salió el primer diario de esta etapa autogestiva.

El 27 de noviembre de 2016, vaciamos (de nuevo) la redacción de calle Dorrego, cargamos nuestros petates y trajimos hasta las plantas a nuestra nueva casa en la esquina de Brown y Lagos. Fue posible gracias a la Universidad Nacional de Rosario (UNR), al Sindicato de Docentes Privados (Sadop) y a un montón de organizaciones e instituciones, familiares y amigues que una vez más bancaron los trapos, con el SPR a la cabeza.

La mudanza de ese día fue contada por Sin Cerco, otro medio autogestivo de Rosario, en este video:

Pero juntarnos no era suficiente, había que blanquear nuestra relación en los papeles. El 27 de diciembre de ese año nos convertimos en socias y socios y recibimos nuestro DNI: la matrícula de La Cigarra como cooperativa. Fue posible gracias al apoyo del Ministerio de la Producción de Santa Fe, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) y la Municipalidad de Rosario.

Como nos gusta festejar, aquel 28 de diciembre de 2016 hicimos una choripaneada con todas las personas que pasaron por El Ciudadano. Fuimos 300.

El verano de 2017 lo pasamos entre el calor de la redacción sin aire acondicionado, guardias nocturnas porque no teníamos ni alarma y reuniones permanentes para organizar nuestro futuro. De esos primeros meses, la Cooperativa La Brújula hizo este documental fotográfico.

https://www.facebook.com/cooplabrujula/photos/soy-mi-trabajo-el-ciudadano-cooperativa-la-cigarraen-un-contexto-pol%C3%ADtico-y-econ/1208227232570982/

La nueva etapa cooperativa llegó con la decisión de renovarnos. Durante todo 2017 trabajamos con los equipos de Revista Anfibia y Cosecha Roja, que llegaron para romper esquemas de trabajo antiguos, replantearnos qué queríamos hacer y definir nuestra identidad y nuestra agenda. Trabajamos en la convergencia digital, en el poder de las tapas y en enero de 2018 lanzamos la web renovada. De todo ese proceso nos quedaron estas reflexiones de Cristian Alarcón y Sebastián Hacher.

El Ciudadano ya es otro

https://medium.com/@nocontesta/diario-el-ciudadano-del-cierre-a-triplicar-la-audiencia-402dc5428882

Y llegamos a los 20 años. Gardel dice que no es nada, pero si leíste hasta acá te habrás dado cuenta que para nosotras y nosotros es un montón. Así que para festejar hicimos de todo.

Una de las actividades fue la entrega de la distinción Ilustres, donde nos atrevimos a galardonar a 20 personalidades que construyen la ciudad que queremos.

Y, obvio, también festejamos, porque siempre vamos por el chori y la coca.

Ya con el foco en nuevas propuestas, en junio de 2019 encaramos la recuperación de la memoria de La Cazadora, la publicación enfocada en género de la que te hablamos al principio. Hicimos de todo: charlas, talleres, seminarios, un suplemento y un libro. Y, por supuesto, una fiesta en la que bailamos con Ayelén Beker, la Gilda de las Travas. En esos dos meses de actividades tuvimos un line up de lujo: Sonia Tessa, Dora Barrancos, Luciana Peker, Ileana Arduino, Lara Bertolini, Gabby de Cicco, Martín Paoltroni, Eugenia Cozzi, las ex integrantes de La Cazadora y periodistas feministas que pasaron por El Ciudadano.

Pensábamos, como vos, que 2020 iba a ser un gran año. Veníamos de resistir al macrismo y nos preparábamos para cosechar la siembra de nuestros primeros cuatro años de gestión cooperativa. Pero, de nuevo, pasaron cosas. No te la vamos a contar porque estamos todes en la misma. En marzo fuimos el primer medio de Rosario en convertir el ciento por ciento de la redacción al teletrabajo. Lo hicimos antes de que Alberto nos lo pidiera e, incluso, trasladamos a lo virtual nuestras asambleas. Desde entonces estamos desde casa garantizando que todos los días salga el diario a la calle, que la web y nuestras redes estén actualizadas, y pensando en los protocolos de funcionamiento para cuando toque volver a compartir la redacción.

Y desde casa salimos con nuevos proyectos. Porque, a esta altura, ya no somos sólo un diario en papel y un portal: en estos cuatro años organizamos fiestas, abrimos espacios de capacitación, exploramos nuevos lenguajes y productos, formamos redes con otros medios y cooperativas y apostamos por una obra de teatro. Generamos debate y construimos comunidad. Por eso, si llegaste hasta acá, te contamos que podés ayudarnos económicamente a seguir haciéndolo posible a través de una nueva propuesta: la Ciudadanía.

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