Siempre digo que el diario llegó a mi vida en el momento justo. Había decidido renunciar a mi trabajo de atención al cliente en una empresa de medicina prepaga. Decisión que no fue fácil de tomar porque ser desempleada en un país en el que el contexto económico no era el mejor 2017 no iba a ser fácil. En esa transición llegó un llamado del diario que no esperaba. Me preguntaron si me animaba a escribir sobre deportes y no lo dudé. Esa pasión que tenía desde chiquita, y que se fue cuando empecé a estudiar Comunicación Social, renació con esa llamada. Escribí dos notas: una de básquet y otra de arbitrajes de mujeres en partidos de fútbol masculino y las mandé. A los pocos días me llamaron. Mario Alberto Kempes venía a presentar su libro a la cancha de Central y querían que lo fuera a cubrir. Fue una jornada caótica: por razones que me excedieron, la nota no se pudo hacer esa tarde. Y ahí me invadió la angustia y la desesperación por mi primera nota frustrada. Pero por suerte duró poco. Al día siguiente pude entrevistarlo, escribí la crónica, la editaron, la publicaron en la página web del diario y a la tardecita me llamaron: “Arrancás el lunes”. Era viernes, y la verdad es que no me acuerdo mucho de ese fin de semana.
Pero mi vínculo con el diario viene de hace años. Desde sus inicios, hace 20. Mi mamá trabajó desde 1998 hasta el primer cierre en 2000 (todavía me acuerdo cuando me llamó por teléfono y me contó que la habían despedido). También, el padre de mi hermana. Por eso El Ciudadano siempre me fue familiar: me crié a la par, leyendo el diario los domingos y yendo a las movilizaciones de los trabajadores cuando los dueños decidían cerrarlo y dejarlos a la deriva.
Yo llegué en otro contexto: un diario que es de sus trabajadoras y sus trabajadores. Donde todos somos compañeras y compañeros y trabajamos juntos. Donde te proponen temas que saben que te gustan –también otros–, y te aceptan las propuestas y sugerencias. Trabajar en El Ciudadano es estar todo el tiempo pensando en qué contar, qué pueda ser original, buscar lo distinto. Es capacitarnos todo el tiempo. En el Ciudadano tiramos para el mismo lado, soñamos con seguir creciendo. Queremos comunicar.