Ciudad

“Yo soy feliz cantando”

Por Paola Cándido.- A un poco de cumplir 39, Marcelo Moyano es un ícono de la peatonal Córdoba: ciego de nacimiento, va allí con su guitarra de lunes a sábado, mañana y tarde. Y cuenta por qué él es un artista, no un “inválido”

“Una vez había un nene de dos años que estaba con la madre. Y la mamá me quería dar el billete en la mano; y el nene le dice: «Mamá, no ves que no puede ver, no mira, tiráselo en el tarrito». Cómo un niño puede darse cuenta de muchas cosas, mientras la mayoría de los adultos, no”. Quien cuenta la anécdota –¿reflexión? – se llama Marcelo Moyano y se presenta como “artista callejero”. Con una salvedad: Marcelo es ciego de nacimiento y padece, además, de un problema motriz. Pero tanto viento en contra, lejos de amilanarlo, lo animó: hoy, a poco de cumplir 39, el 30 de septiembre, Marcelo canta en la peatonal.

Y aunque sea “a la gorra”, ése es su trabajo, y lo cumple de lunes a sábado de 10 a 13 y de 16.30 a 20, hasta con un horario más tardío en verano, y los fines de semana en peñas y bares. Ya peleó su lugar con la competencia, con la Municipalidad y desde hace tiempo es un ícono. Y entre tanta gente que transita con apuro las baldosas de la calle Córdoba, no son pocos los que se detienen a escuchar el folclore que interpreta.

—¿Cómo empezó a cantar?

—Canto desde muy chico, cuando tenía 3 ó 4 años, me empezó a gustar la música. Mi primera guitarra me la compraron a los 7 años, para mi cumpleaños, pero aprendí a tocar recién a los 25. Y un día, estábamos divirtiéndonos con la guitarra con un amigo, surgió la idea de venir a tocar. Elegimos San Martín y Córdoba, en ese tiempo hacía mucho más frío que hoy y estábamos buscando un reparo. Seguí viniendo, tuve algunos altercados con personal municipal porque se tiene que solicitar un permiso en la Secretaría de Cultura: tuve una larga charla con la gente de Cultura, con diferentes directores, y llegamos a un acuerdo con la última gestión, que es la que está ahora.

—Y pudo quedarse…

—Fue muy complicado estar en la peatonal, había mucho boicot. Antes de venir a ser artista callejero, participé de muchos grupos juveniles, de muchos lugares. Después, en un momento, hubo una superpoblación de artistas y se invadían, había gente que se ponía en cualquier lugar, y les tenía que explicar que yo venía hacía bastante tiempo.

—¿Tiene algún referente musical?

—No, me gusta escuchar diferentes tipos de música. Hago música folclórica, me gusta escuchar a Orlando Veracruz, Atahualpa Yupanqui, aunque generalmente no interpreto temas de ellos. No soy compositor, interpreto al Chango Rodríguez, Horacio Guaraní, Jorge Rojas, soy una mezcla de todos ellos.

—Además de cantar, se da tiempo para la cuestión solidaria…

—La Unesco declaró el 3 de diciembre como Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Y a raíz de eso, como no había un evento que transponga las puertas de las instituciones (siempre fue puertas para adentro) con un grupo de personas que teníamos un programa de radio empezamos a abordar la temática de la discapacidad. Entonces queríamos que los chicos conozcan parques, que puedan realizar múltiples actividades. Que no se reconozca a la persona con capacidades diferentes por el hecho de estar en una silla de ruedas: “Pobrecito el paralítico, pobrecito el cieguito, pobrecito el inválido”. Inválida es la persona que no puede hacer nada, que está imposibilitada de hacer algo porque no está capacitada o por lo que sea. Conozco paralíticos que son genios en matemática, por ejemplo. Así que este año es el sexto en el que estamos participando, hay más de veinte instituciones, muchos invitados. Hay mucha gente que trabaja y colabora con nosotros.

—¿Qué es lo que recomienda?

—Aquella persona que tiene un familiar con capacidades distintas, hay que tratar de no aislarlo, de ir a instituciones, a distritos, a centros de salud. Los distritos tienen la obligación de ampliar algunos conceptos de la discapacidad. Por ejemplo, si quiero aprender computación en un distrito, no lo puedo hacer porque no está el sistema, que es un software que va instalado en la computadora para que una persona con capacidades  diferentes pueda aprender. El programa está, pero no lo instalan. Hay que empezar a descentralizar algunas cosas, si una persona que es no vidente está cerca del distrito, debería ir ahí, no debería ir a otro lugar. Sería mejor que haya lugares, no “un” lugar. Debería haber una mayor atención en los centros de salud, que hagan un relevamiento permanente, ampliar gabinetes en algunos lugares, falta mucho todavía.

—¿Cuáles son sus objetivos, su sueño?

—Cantar en un escenario. De hecho, ya canté en peñas, en festivales, voy recorriendo lugares. Si uno está cantando, se siente feliz igual; de la felicidad al éxito hay una diferencia muy grande: yo soy feliz cantando.

Comentarios