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“Tenemos que saber cuál de los genocidas fue”

Lidia Borda dio detalles de la identificación de su hermano Roberto, desaparecido en la última dictadura.

“Uno se va acostumbrando a la idea de que no va a tener más noticias, y de pronto se conmueve todo, se moviliza todo”, dijo ayer Lidia Borda durante la conferencia de prensa que ofreció para dar a conocer la identificación de su hermano Roberto, desaparecido durante la última dictadura, realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el osario del cementerio de Pergamino, junto a la Prefectura Naval.

“Se trata de un hecho muy conmocionante para mí, fueron 34 años de dolor, de búsqueda, de trabajo incesante con los organismos de derechos humanos y con el acompañamiento de muchos compañeros del Poder Judicial”, agregó la mujer, quien durante el dictadura también estuvo detenida, en su caso en la Alcaidía de Mujeres de la ex Jefatura de Policía de Rosario.

Roberto José Borda era empleado del Juzgado Correccional Nº 2 de los Tribunales locales. Oriundo de Rufino, en la década del 70 militaba en el Movimiento Social de Inspiración Cristiana (Mosic), que estaba vinculado con el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. El 7 de julio de 1976, luego de salir de su trabajo en Tribunales y de pasar por su casa, desapareció y nunca más se supo de él. Hasta hace diez días.

El 2 de noviembre pasado, el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, convocó a sus familiares para que lo reconocieran en fotografías y para notificarles el hallazgo de sus restos en el cementerio de Pergamino.

“Si yo dijera que no estoy conmocionada estaría mintiendo; también estaría mintiendo si yo digo que esto se termina acá: esto ahora comienza, ahora hay que investigar quiénes fueron los responsables materiales del hecho, porque a los responsables intelectuales los conocemos todos”, dijo Lidia Borda.

“Todos son genocidas, pero tenemos que saber cuál de los genocidas fue”, agregó sobre el crimen de su hermano, que según pudo determinar la investigación apareció muerto en un camino rural cercano a Pergamino, en la localidad de El Socorro, el 10 de julio de 1976.

Lidia Borda ofreció ayer una conferencia de prensa en el local de la Asociación Tribunales de Rosario, el gremio que ayudó a fundar su hermano desaparecido. También participó el titular del sindicato, Juan Nucci; Elsa Massa, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo Rosario, y representantes de organismos de derechos humanos de la ciudad. Además, estuvo el marido de Lidia, Carlos Corbella, quien hace diez días declaró en el juicio oral y público de la causa Díaz Bessone por su secuestro y torturas en el Servicio de Informaciones de la Policía, el principal centro clandestino de detención de Rosario durante la última dictadura cívico-militar.

“En el momento en que el cuerpo de Roberto es hallado, el 10 de julio de 1976, a tres días de su desaparición, se tomaron las huellas dactilares y se le sacaron fotos al cuerpo”, narró Lidia sobre la investigación que permitió identificar a Roberto Borda.

“Se armó un sumario que fue trasladado al juzgado federal de San Nicolás, mientras que los restos se enterraron en el cementerio de la ciudad de Pergamino”, puntualizó más tarde.

Según explicó la mujer, “el expediente durmió durante años y cuando llega la democracia, por lo que nos cuentan extraoficialmente, hubo órdenes de destruir toda esa información, pero un empleado de Tribunales guardó el expediente”.

Lidia dijo que se trataba de un expediente con “tres NN enterrados en Pergamino, uno no se pudo conocer nunca su identidad porque el cuerpo fue encontrado totalmente calcinado, el segundo pudo ser identificado por el apellido Gómez, y el tercero, que es mi hermano, a través de las huellas dactilares”.

Además, explicó que personal del Equipo Argentino de Antropología Forense y peritos de la División de Investigaciones Criminalísticas de la Prefectura Naval cotejó la información digital del expediente de San Nicolás con datos de desaparecidos en la provincia de Buenos Aires, cuyo resultado fue negativo.

Entonces, la investigación “se extendió a otras provincias” y tras cinco años de realizar comparaciones, dijo Lidia, se estableció que uno de los NN enterrados en Pergamino era Roberto José Borda, su hermano.

“El martes 2 de noviembre nos dirigimos al juzgado (de Villafuerte Ruzo) y ahí nos fueron exhibidas las fotos. Eran fotos de un cuerpo totalmente torturado y fusilado por la espalda, de manera cobarde como actuaron siempre”, indicó la mujer, aún consternada por la noticia.

“No hubo ningún problema para reconocerlas porque a pesar de la deformidad que había en su rostro y en su cuerpo, era mi hermano”, afirmó.

Sin embargo, los restos de Roberto Borda no podrán ser recuperados, ya que sobre el lugar donde fueron depositados se construyó con posterioridad un panteón.

En cuanto a la causa judicial, su hermana informó que “va a continuar y ya se cambió la carátula, la original era «NN homicidio», y la nueva se cambió a posteriori de mi declaración como «Roberto Borda, privación ilegal de la libertad, torturas y homicidio agravado»”.

Por su parte, el titular del sindicato de Judiciales Rosario, Juan Nucci, dijo que su gremio acompaña “a Lidia por solidaridad, pero también hay un compromiso de nuestra organización porque él (por Roberto) fue parte de la militancia que transforma la vieja asociación civil en el sindicato”.

“Es del grupo de compañeros que fundó esta organización, él es parte de nuestra historia, es el desaparecido que tiene esta organización”, agregó Nucci.

El dirigente sindical sostuvo que la identificación de Borda “es un hecho conmocionante, pero sabemos que es un paso importante en la construcción de este saldo que los argentinos nos debemos que es verdad, memoria y justicia”.

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