“Son ellos los que obtienen los aplausos, yo soy el nexo”

León Gieco se refirió al singular universo de los integrantes de “Mundo alas” y cuál fue exactamente su rol.

“Cuando la gente ve la película llora de felicidad preguntándose cómo estos pibes pueden hacer esas cosas”, dice León.
“Cuando la gente ve la película llora de felicidad preguntándose cómo estos pibes pueden hacer esas cosas”, dice León.

Daniela Barreiro

Esta noche, a partir de las 21, en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito (Parque Urquiza) el cantautor argentino León Gieco se presentará junto al grupo de jóvenes artistas que componen lo que se dio en llamar Mundo Alas.  El show contará no sólo con la proyección del documental Mundo Alas, sino también con una puesta en escena interdisciplinaria en la que se podrá disfrutar de buena música mientras un grupo de bailarines y artistas plásticos, todos en escena, representan las melodías. 

Mundo Alas, la película, es una road movie, un viaje iniciático de un grupo de jóvenes discapacitados que muestran sus aptitudes artísticas junto a la voz de León Gieco a lo largo de una gira por diferentes provincias argentinas.

En el film se puede ver entonces a Francisco Pancho Chévez, armoniquista que nació sin piernas ni brazos; a la cantante Carina Spina, que perdió la vista durante su adolescencia; el bailarín Demián Ariel Frontera, que con 14 años sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas, o el compositor, cantante y guitarrista Alejandro Davio, que nació con hidrocefalia congénita. También están Maxi Lemos, Sandra González, Karina Amado, Nidia Scalzo, Eduardo Spasaro y Javier Trunso, entre otros; músicos, cantantes, bailarines y pintores, todos ellos grandes artistas con distintas discapacidades que expresan y comunican en el documental su mirada del mundo. “Mundo Alas empezó solo y se mantiene solo, tiene una fuerza natural que mantienen viva los artistas que están dentro del proyecto y todo va sobre ruedas”, contó a El Ciudadano el cantautor y director del documental, León Gieco.

“Todo esto nace de un pedido que me hizo Pancho –agregó–: él quería tocar en la Casa de Gobierno. Por supuesto que mi relación con Pancho empieza mucho antes, cuando vino a visitarme a mi camarín para preguntarme: «¿Cómo puedo hacer para ser tan famoso como vos?». Le regalé un atril con una armónica y él desarrolló toda una carrera como músico, autor y compositor. Ahora ya está grabando su tercer disco y tiene en sus espaldas el hecho de que todo este proyecto surge de ahí, de sus ganas de tocar en la Casa de Gobierno”.

Así comenzó, según relata Gieco, un viaje que lleva poco más de un año y cosechó, tanto del público como de la crítica especializada, sólo elogios y propuestas para ampliar el proyecto. Del fenómeno Mundo Alas habla León Gieco, el “comunicador” y “nexo”, como él mismo se definió en una larga y amena entrevista.

—¿Imaginaste la repercusión que lograría “Mundo Alas”?    

—No, para mí era sólo cumplir con la promesa que le había hecho a Pancho y nada más. Pero resulta que el show que hicimos en el Congreso produjo una conmoción muy grande y uno de los más conmocionados fue el presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que en ese momento era Jorge Álvarez. Él me llamó porque le había parecido muy emocionante el recital y, me dijo: «En cine no tenemos nada que refleje esto y me parece que nos lo debemos». Tuvimos una reunión y le propusimos ser socios para hacer una gira y filmar una road movie. Pusimos el micro, la banda y salimos: la idea era que pase lo que pase, total seguramente todo lo que iba a pasar iba a estar bueno. Ahora todo eso se convirtió en un formato, siguió creciendo y ahora es uno de los documentales más premiados de la historia nacional del cine.

—¿Qué fue lo que más te sorprendió de esa travesía?

—No sé en realidad, podría decir que todo. Porque ahora Mundo Alas es una película, un libro con un éxito impresionante en la Feria del libro de Cuba y que ya tiene una versión Braille y una parlante para no videntes. Además editamos un disco para mostrar las canciones que habían quedado por fuera de la película. La gente lo escuchó y se enteró que armábamos un show, entonces todos los que antes me contrataban a mí empezaron a pedirme Mundo Alas.

—¿Sentís que esta experiencia te cambió como persona?

—Sí, no es lo mismo relacionarse con estos chicos, ellos no están contaminados con un montón de cosas como si está la gente que no es discapacitada. Ellos no tienen envidia, no mienten, no exigen nada, son mucho más felices, es como un estado diferente, un mundo mucho más espiritual. Y siempre son solidarios: tuve que hacer un esfuerzo muy grande para que entiendan que tienen que cobrar, yo quiero que toquen y cobren su show porque son artistas. Además su objetivo es que los vean los otros chicos discapacitados y poder explicarles a los padres que el arte es muy importante para esa condición, porque los chicos ponen toda la atención ahí y les hace mucho bien. Además cuando la gente ve la película llora de felicidad preguntándose cómo estos pibes pueden hacer esas cosas, o qué felices que son y eso es una enseñanza muy grande.

—Una película, un libro y una serie de televisión. ¿Cómo sigue “Mundo Alas”?

—No sé hasta donde llegará todo esto; por lo pronto este año tenemos pautados muchos shows en Argentina, nos llamaron para llevarnos a España porque a la Reina, que trabaja con una serie de ONGs que se dedican a la discapacidad, le encantó la propuesta. Pero yo tengo claro que esto no pasa porque yo haya dirigido bien la película; de hecho diría que no pasa por mí: son ellos los que se ligan los aplausos; yo soy un simple comunicador, como un puente; después el show lo hacen ellos.

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