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“Les cerraron la puerta en las narices a los jubilados”

Rubén Giustiniani fue la cara visible de la avanzada por la ley del 82%, finalmente vetada por la presidenta.

El senador Rubén Giustiniani fue esta semana protagonista de una fuerte victoria política de la oposición, que expuso a la presidenta Cristina Fernández al veto de una ley que beneficiaba a casi seis millones de jubilados. Pese a que se lamenta por el resultado final, que impidió que se incrementaran las jubilaciones mínimas en 380 pesos, está convencido de que el gobierno nacional deberá pagar un alto costo por la decisión. “Es lamentable que el gobierno nacional haya vetado la esperanza y la expectativa de 5 millones y medio de jubilados y sus familias, que a través de la sanción de la ley del 82 por ciento móvil hubieran visto recomponer las actuales jubilaciones y pensiones”, dijo el senador al comienzo de una charla con El Ciudadano.

—¿No hubiera sido mejor que la ley contemplara cómo financiar el aumento?

—El socialismo planteó alternativas: primero con la reintegración de los aportes patronales a las grandes empresas, condonados en los 90, que hubiera significado un ingreso de 15 mil millones de pesos anuales; y después con un proyecto del que también soy autor, que habla de gravar la renta financiera, que tiene estado parlamentario en el Senado, y que significa un ingreso de 10 mil millones de pesos anuales.

—¿Por qué no se avanzó en ese sentido?

—Porque no hubo en el gobierno voluntad política para abordar este problema de una Ansés rica y jubilados pobres. Es decir, el gobierno les cerró la puerta violentamente en las narices a los jubilados, sin meterse a buscar ningún tipo de alternativa probable al no rotundo que expresó frente a una necesidad que está muy clara.

—¿El veto de la presidenta traerá aparejado un costo para el gobierno?

—A mí lo que los jubilados me dicen en cada una de las reuniones que hacemos en la provincia, y en el país, es que les gustaría que un funcionario viviera cinco o seis meses con mil pesos por mes, y después les fueran a explicar a ellos que no se les puede dar una recomposición de los haberes. Desde ya que va a tener costo.

—¿Después del veto, qué?

—En términos constitucionales cada veto vuelve a la cámara de origen; por lo tanto va a ir a la Cámara de Diputados, y si se logran los dos tercios pasará a la cámara revisora, el Senado, que también debería lograr los dos tercios para dejar en firme la ley, porque ya no podría tener otro veto.

—¿Sabe por qué el kirchnerismo les facilitó el quórum?

—La verdad que no, porque claramente no llegábamos al quórum. Faltaban cuatro senadores, estábamos en 33 en el momento en el que ellos ingresaron, cuando faltaban cuatro minutos para el inicio de la sesión. No tengo respuesta para eso, porque ellos habían dicho que a nosotros nos correspondía alcanzar el quórum. Fue extraño que, sin haberlo obtenido, y a pocos  minutos de caerse la sesión, hayan ingresado.

—En términos políticos, ¿fue la primera gran victoria de la oposición?

—Yo considero que era una gran victoria de los jubilados que vienen luchando de hace décadas por el 82 por ciento. A pesar de ser autor del proyecto, los verdaderos protagonistas de la ley son las generaciones de jubilados que lucharon por esto durante décadas. Esto no fue una victoria de la oposición, sino de esos jubilados.

—¿Cómo se siente en el medio de los cruces entre los radicales y Pino Solanas, repitiendo la importancia de lo programático?

—Bueno, nosotros seguiremos insistiendo en que existe la necesidad de construir un frente progresista en la Argentina, que todavía no está construido, para que sea una alternativa de gobierno para 2011. Pensamos que la base de ese frente debe ser programática, y que debe integrar a todas las fuerzas del país que coincidan en esa propuesta  progresista.

—¿Y cuáles deben ser las coincidencias programáticas?

—Queremos que se plantee el 82 por ciento móvil, una reforma tributaria donde más paguen los que más ganan, que se plantee la educación y la salud pública como las bases fundamentales de un país más igual y más justo. En ese sentido pensamos que, sin exclusiones, quienes se precien de ser fuerzas progresistas alternativas al gobierno nacional deben confluir en ese espacio. Y seguiremos insistiendo en esa convocatoria.  El que se autoexcluya de ese espacio será por decisión propia.

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