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“Hecho” para la inclusión laboral del discapacitado

Un grupo de jóvenes con discapacidad  actúa en un cortometraje que busca concientizar  sobre la necesidad de ser incluidos en el ámbito laboral. “Queremos que los empresarios abran su corazón”, pidió el protagonista de “Hecho”.

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“Un café con leche y una medialuna salada, que sea rápido. Urgente”, dice Daniel al comunicar el pedido de su cliente que espera sentado en una de las mesas del bar. La frase corresponde a una de las escenas del cortometraje “Hecho” cuyo objetivo es promover la inclusión laboral para personas con discapacidad intelectual. La misma está auspiciada por la Asociación de Padres por la Igualdad de Rosario (Applir) y producida por Innova Multiplicare, una empresa mexicana que se dedica a generar proyectos y programas para jóvenes con capacidades diferentes.

Las ganas incansables de conseguir un trabajo y la necesidad de mostrar la realidad laboral del discapacitado fue el motor para que 110 actores entre jóvenes con discapacidad, familiares, amigos y profesores se reunieran para filmar “Hecho”. El cortometraje se comenzó a producir en junio del corriente año y se presentó en septiembre.

“La película trata de un empresario que trabaja mucho y que nos trata de manera indiferente. Allí contamos lo que ocurre hoy en la realidad que es que nos es muy difícil conseguir trabajo pero tenemos fe de que vamos a conseguir”, contó Daniel Hernández, un joven de 33 años que padece síndrome de Down y  uno de los protagonistas de “Hecho”.

Daniel es una persona muy simpática y su carisma no solo se nota en escena sino también a la hora de tener que hablar sobre su personaje y su experiencia en el cortometraje. “Me gustó hacer la película porque yo ya estaba haciendo teatro en Applir, había actuado como Chaplin en una obra de teatro. Esa fue mi única experiencia”, explicó el joven. A la hora de hablar de su protagonismo en “Hecho” se siente orgulloso, el mismo orgullo que sintieron sus padres y hermanos al enterarse de que iba a ser parte de un proyecto cinematográfico. “Seguí adelante Daniel que este es tu futuro”, recordó el joven que le dijeron sus padres.

Durante dos meses los ensayos y los preparativos fueron arduos. “Ensayábamos de ocho de la mañana hasta las doce. Y desde la una y media hasta la noche sin parar”, contó Daniel. “Ensayábamos por todas partes. En una escuela de gastronomía, en Applir, y en oficinas donde se rodó la película”, agregó. Al preguntarle sobre cómo vivió el grupo cada momento antes de comenzar a grabar, los ojos de Daniel se llenan de brillo y dice: “Siempre contábamos chistes. Antes de hacer la película contábamos chistes para estar más tranquilos”.

Si hay algo que caracteriza a Daniel es su capacidad de improvisar. Es por eso que aprenderse el libreto no le resultó para nada difícil. “Al guión lo tengo acá en la cabeza. No tuve que estudiarlo mucho, sólo me ayudaron un poco los profesores de teatro y los coordinadores de Multiplicare”, explicó.

En la película Daniel interpreta a un mozo y admite que su  personaje no le costó porque ya había tenido experiencia trabajando como asistente de mozo en un bar de la ciudad. El año pasado Daniel formó parte del proyecto de capacitación laboral “Up Down” que dicta Multiplicare para jóvenes con discapacidad intelectual. Allí los chicos se capacitan más de un año para poder graduarse como mozos en la escuela Internacional Hotelero Gastronómica de Rosario. Durante seis meses se entrenan en una empresa gastronómica u hotelera bajo la tutoría de un mozo y supervisor del equipo del programa “Up Down”. Luego las empresas que deseen pueden contratar formalmente a los jóvenes.

Daniel hizo su pasantía en el bar Barrancas Dorrego y contó que la experiencia fue muy gratificante. “Allí  ayudaba a la moza a juntar la mesa, preparaba las cosas y atendía a los clientes.  La gente me decía: ¡Mira este chico como trabaja! y yo me ponía muy contento”, expresó Daniel. Allí tuvo la posibilidad de conocer al dueño y a todos los mozos con los cuales estableció una muy buena relación. Empezó trabajando tres horas de lunes a viernes y luego de la pasantía continuó trabajando de manera formal.

“Me sumaron más horas y empecé a trabajar de 11 a 15 y de 19 a 23. Y lo bueno es que la gente me daba hasta 14 pesos de propina”, contó orgulloso. Así estuvo trabajando durante  un año pero todo terminó cuando el bar tuvo que ser demolido. “Ahora estoy buscando un trabajo”, confesó. Y contó que ya había tenido una entrevista con Manpower, uno de los auspiciantes del cortometraje, y que por el momento estaba a la espera de una respuesta.

“Con esta película quiero que los empresarios abran su corazón porque nosotros queremos trabajar y para eso nos hemos preparado”, pidió Daniel. El cortometraje lo llevó a hacer una gira a Rafaela con los coordinadores de Multiplicare donde dieron una conferencia de prensa. “Me fue muy bien. Me preguntaron cosas sobre la película y si tenía novia. Yo les dije que sí, que se llamaba Mariana y que tenía 24 años”, contó sonrojado.

Daniel se define él mismo como una persona simpática que le gusta ayudar a la gente. “La ayudo haciéndola reír con los chistes que cuento”, detalló mientras aclara que es del signo de libra como queriendo justificar su personalidad. Como cualquier persona Daniel también tiene sueños y proyectos. Su sueño es ser actor y poder trabajar en la televisión con los chicos de “Casi Ángeles”. “Cuando vengan a Rosario les voy a llevar la película para que la vean y después me digan si puedo actuar con ellos”, expresó. Y si hay algo que refleja Daniel a través de sus palabras es esperanza y fe de que con esfuerzo todo es posible.

Su afición no solo es la actuación sino también la cocina. Le encanta cocinar hamburguesas, papas fritas y milanesas para su familia y sus amigos pero confiesa casi susurrando al oído que su especialidad es el pollo a la naranja. Los días de Daniel desde que está sin trabajo son un poco más tranquilos. “Cuando me levanto hago un poco de gimnasia y escucho música. Toco el órgano y a veces chateo. También ayudo en casa limpiando la pieza y haciendo la cama”, describió Daniel. Además asiste tres veces por semana a los talleres de teatro y  folclore que dicta Applir.

La veta artística estuvo presente en Daniel desde su niñez.  “Siempre dijimos que él da para más. Desde chiquito le gustó actuar, junto con su hermano jugaban a ser el increíble Hulk”, contó orgullosa Delia, su madre. Y destacó como virtudes de su hijo el ser muy trabajador y compañero. “El empresario que tomó a Daniel dijo que había enamorado a los compañeros y a los clientes. Aún hoy en día se siguen viendo con los mozos del bar para los cumpleaños y para el día del amigo”, agregó.

Daniel hizo hasta noveno grado en la escuela Rivadavia con la ayuda de docentes especiales. Y no solo es un muy buen compañero sino que también fue un excelente estudiante. “Ayudaba a mis compañeros pero cuando alguno me decía que les haga la prueba le decía que no, solo los ayudaba a hacer la tarea. El problema con las pruebas es que la señorita te está mirando”, contó entre risas.

Sobre la mesa está apoyado el libreto de una nueva obra de teatro que está ensayando y que no duda en compartir con los demás.  “El Mago Merlín” se lee en su tapa. “La historia se trata de los caballeros de la mesa redonda. En la obra represento a Merlín, un mago de ocho años”, explicó Daniel. Al finalizar la entrevista toma el libreto entre sus manos dispuesto a continuar con su clase de teatro. Ese espacio donde por unas horas Daniel hace realidad  su sueño de ser actor.

Actores en acción

“Hecho” está subtitulado en cinco idiomas y filmado íntegramente en Rosario. Se lo puede ver en el sitio web de Multiplicare www.multiplicare.org.

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