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“El fuego no es la solución”

Por Santiago Baraldi. El veterinario Guillermo Pérez Jimeno, especialista en fauna silvestre, y el presidente de la Asociación para el Manejo de Pastizales, Israel Feldman, coincidieron en que el fenómeno de los roedores “es cíclico”.

Mientras funcionarios de la provincia de Entre Ríos, que tiene jurisdicción sobre las islas frente a Rosario, analizan la posibilidad “de una quema controlada” de la vegetación isleña para erradicar ratas, se sumaron voces de especialistas para criticar esta posible medida. El ingeniero agrónomo Israel Feldman, presidente de la Asociación Argentina para el Manejo de Pastizales Naturales, comparó el caso y señaló: “Es como si tengo chinches en mi cama y la quemo, una barbaridad”. Admitió sí que es extraña esta superpoblación de roedores en este momento porque “estos ciclos se dan cuando el Paraná no está crecido”. En tanto, para el veterinario Guillermo Pérez Jimeno, especializado en fauna silvestre, la idea de la quema “es una locura desde todo punto de vista: las quemas no favorecen en nada, de última, las ratas se meten en las cuevas, pasó el fuego y vuelven a salir”. Además, echó luz sobre una de las incógnitas que se planteó en los últimos días: se puede comer pescado. “El dorado es uno de los peces que se alimenta de roedores o pichones que caen al agua y de ninguna manera contagia leptospirosis”, afirmó.

Lugareños, puesteros y pescadores afirman que nunca antes habían visto tantas ratas en la zona de islas. Para el veterinario Pérez Jimeno, “el tema tiene que ver con la altura del río, las poblaciones de ratas se reproducen en forma cíclica, cada tanto ocurre y si se le suma que tienen menos lugar donde vivir porque el río está alto, se suma la concentración por el poco espacio. Obviamente, el lugar más alto es el terraplén de la conexión vial a Victoria, donde circulan cantidad de camiones que transportan cereales, los granos caen y las ratas suben a comer. Hay una superpoblación por falta de territorio”. Sin embargo, Feldman sostiene que este roedor baja del Amazonas por el río Paraná y “no conocemos nada de estas ratas, porque no hay en la ciudad, en Santa Fe o en Entre Ríos un programa de investigación sobre el tema”. Y agregó: “Hay que conocer el punto débil, ninguna cadena es más fuerte que su eslabón más débil. Desde que la laucha nace hasta que es una rata adulta hay un eslabón de una misma cadena, si supiéramos cuál es el eslabón más débil trabajaríamos ahí y controlaríamos la población, pero no lo sabemos”.

Sobre la posibilidad de que en las islas esté rota la cadena ecológica y haya menos animales predadores que pudieran controlar la población de roedores, Pérez Jimeno señaló que “todo está relacionado, no es tan simple el tema como para echarle la culpa a un solo factor. Si uno observa que cada vez se usa más cantidad de plaguicidas, que terminan afectando la vida de los roedores o las aves que son predadoras y mueren intoxicadas…”.

El veterinario agregó: “Hay que esperar que pase el ciclo, lo que tienen que hacer en las casas de los puesteros o en la escuela del Espinillo es mantener el pasto corto, no dejar basura afuera, extremar las precauciones, no consumir ni meterse en aguas estancadas por la leptospirosis, consumir agua segura e incrementar los hábitos de higiene”.

Para el presidente de la Asociación del Manejo de Pastizales, Feldman, “lo que  ocurre es lo que se conoce como explosiones poblacionales, en función de la cantidad de elementos que tienen aumentan los estrógenos que estimulan la producción de gónadas, se ponen sexualmente más activos los machos y más fértiles las hembras y se reproducen de manera asombrosa. Además, porque tienen cantidad de alimento a su alcance, cuando no lo tienen se matan entre ellas. Estas son ratas nadadoras, llama la atención la cantidad en un período en el que hay creciente, porque en general estas superpoblaciones se dan cuando el río está bajo. Pretender controlar las ratas con fuego es un absurdo sin límites”.

Respecto del temor de comer pescado de río por creer que se corre riesgo de contagio de leptospirosis, Pérez Jimeno explicó que “es una enfermedad que transmiten los mamíferos, no tienen nada que ver los peces, porque por más que se coman las ratas no pasa nada”. Y dejó una anécdota en el final: “Un amigo se gastó 150 pesos en dorado y surubí y lo terminó tirando después de ver en la tele un informe sin datos precisos”.

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