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“Ese era un lugar verdaderamente infernal”

Declaró uno de los sobrevivientes de un centro clandestino de detención en el juicio a Díaz Bessone, que se está desarrollando en nuestra ciudad.

Uno de los sobrevivientes del centro clandestino que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la policía de Rosario durante la última dictadura, Marcelo de la Torre, declaró hoy que «ese era un lugar verdaderamente infernal» donde «los detenidos eran cuerpos yacentes, dañados y tirados».

De la Torre declaró hoy ante el Tribunal Oral Federal 2 (TOF2) de Rosario, que lleva adelante desde julio pasado el juicio oral y público de la denominada causa Díaz Bessone, donde además del ex comandante del II Cuerpo de Ejército, también están acusados cuatro ex policías y un civil.

En su testimonio reconoció como sus verdugos a tres de los ex policías juzgados, José Rubén Lo Fiego, José Carlos Scortechini y Mario Marcote, y al general retirado Ramón Genaro Díaz Bessone, a quien marcó como «el jefe de los genocidas de ese tiempo».

El declarante identificó también a otros detenidos en el lugar, que fue el principal centro clandestino de detenciones de Rosario durante la última dictadura, por donde se estiman que pasaron entre 1.800 y 2.000 personas.

De la Torre es un ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), que fue detenido en 1975 junto a José Berra, otro adolescente que militaba con él, para luego ser liberados porque eran menores de edad. «Con el golpe (de Estado) me voy de Rosario, me oculto hasta junio de 1976», recordó el sobreviviente, quien para esa fecha tomó contacto con su padre, abogado de esta ciudad, quien le dijo que «estaban desapareciendo compañeros».

Sin embargo, «el 28 de junio me presento espontáneamente en el II Cuerpo de Ejército, donde estuve una semana y fui interrogado cuatro veces», declaró Marcelo de la Torre sobre el inicio de su derrotero por las cárceles y los centros clandestinos de la última dictadura cívico-militar. Como allí no habló, un día fue trasladado «al Servicio de Informaciones de la Jefatura de policía, encapuchado, tirado debajo de un auto», dijo.

De la Torre permaneció varios meses detenido y fue golpeado y torturado. Describió que en la escala de ferocidad de los represores «Lo Fiego era el torturador principal, la última puerta del infierno».

Sobre el SI, sostuvo ante los jueces federales que «era un lugar de detención y torturas permanentes, las 24 horas del día y todos los días». El primer piso del edificio, donde se torturaba y golpeaba a los detenidos, «era un lugar de desechos humanos, donde todo el tiempo había lamentos de hombres y mujeres», puntualizó De la Torre.

El ex militante de la UES también planteó su fatiga por la falta de condena a sus victimarios al señalar a los jueces del TOF 2 que «es la cuarta vez que declaro y hace 26 años que presté la primera declaración. Voy a dar testimonio para que se haga justicia, pero estos hechos ya están más que ventilados». Comentó que lo hacía también por mandato paterno, dado que su padre era abogado, y para dar un ejemplo a sus hijos.

Dijo también haber sido juzgado por un tribunal militar, a pesar de ser civil y menor de edad. Además, preguntó a los jueces por qué tenía que estar de espaldas a sus verdugos, sin poder verlos, mientras ellos sí lo veían. «Permiso», dijo Marcelo de la Torre, y se paró de la silla para darse vuelta y enfrentar con la mirada a sus captores de hace más de tres décadas. Pero sólo se encontró con Marcote y otro dos imputados, el ex policía Ramón Rito Vergara y el civil acusado de cómplice de la represión, Miguel Ricardo Chomicky. Los demás decidieron seguir las declaraciones desde una habitación contigua.

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