Espectáculos

“Vigilia de noche”: Pulverizados ante lo imposible

Grandes actuaciones y una dirección revisionista e inteligente se destacan en la versión de Daniel Veronese de la obra con Pilar Gamboa, Luis Machín, Mara Bestelli y Walter Jakob que el fin de semana pasó por Plataforma Lavardén.


Acerca de cómo el paso del tiempo corroe los vínculos y las acciones o lo que se dice, para bien o para mal, siempre generan una consecuencia que puede volverse irreparable y muy dolorosa en los demás, discurre el sueco Lars Norén en la demoledora Vigilia de noche, que en versión y bajo la dirección de Daniel Veronese, con las actuaciones de Pilar Gamboa, Luis Machín, Mara Bestelli y Walter Jakob, pasó el fin de semana por la Plataforma Lavardén con tres funciones.
Poco conocido en la escena nacional, Norén pareciera no amedrentarse a la hora de decir con todas las letras aquello que la mayoría de los dramaturgos, incluso muchos de sus contemporáneos, prefieren atomizar en sus discursos. Casi como una crítica a la influencia del psicoanálisis que, aunque suene contradictorio, aplica cierta corrección pero remueve capas del inconciente, eso que sale y se dice produce un daño irremediable en el otro. Por lo tanto, lo que reproduce el autor es una sucesión de conflictos siempre al borde del abismo, incluso en algunos casos, la caída al vacío se vuelve irremediable.
Si bien la acción transcurre en Europa (al parecer sobre finales de los años 80), bien podría pasar hoy en cualquier lugar del planeta. Dos hermanos se reencuentran a instancias de la muerte y posterior cremación de los restos de la madre. Hace cuatro años que casi no tienen contacto, precisamente, desde la muerte del padre. Por una serie de situaciones, el obsesivo Alan (otro desempeño arrollador del rosarino Luis Machín) y su mujer (Mara Bestelli) aceptan la invitación de Charlotte (Pilar Gamboa) de pasar la noche posterior a la cremación en la casa que ésta comparte con su marido John (Walter Jakob), hermano de Alan. Un par de personajes más están pero no se ven: la hija de un primer matrimonio de John que dialoga y sostiene un singular vínculo con su padre a través del teléfono, y la madre muerta, cuyos restos convertidos en ceniza desde una urna que se convierte en una especie de trofeo en escena siguen ejerciendo un poder irrevocable sobre estos dos hermanos.
La noche pinta “ideal” para que todo aquello que no se dijo salga a la luz: preferencias y dilaciones frente a los vínculos con los padres, una serie de insatisfacciones que van desde lo económico a lo sexual y algunas sorpresas más son la materia que desata una guerra de pensamientos y especulaciones que no tardarán en verbalizarse, mientras los personajes parecieran desmoronarse ante la imposibilidad de sostener vínculos que, de todos modos, ya están pulverizados.
Por un lado, la obra ofrece una vez más el disfrute de un actor enorme como Luis Machín, que el viernes fue reconocido en el Concejo como Artista Distinguido de la ciudad. El rosarino, en su dimensión bestial en escena, lleva a Alan desde la pulcritud a la destrucción con momentos verdaderamente extraordinarios, al tiempo que la talentosa Pilar Gamboa le va en saga con la contradictoria y desesperada Charlotte, aunque en general el elenco es funcional a lo descarnado y mordaz del texto del autor de Demonios o La noche es la madre del día, que si bien pareciera coquetear con la comedia negra se inclina definitivamente por el drama.
De todos modos, el gran motor de este material está en la lectura que de él logra hacer el talentoso Daniel Varonese, dramaturgo y director que, como pocos, puede ir y volver de un teatro de arte a otro quizás algo más comercial sin perder identidad ni profundidad, y encontrar en los textos (como ha hecho en los últimos años con la obra de Chèjov) algo aún poco revelado logrando, además, que sus actores puedan ponerlo en el cuerpo y volverlo orgánico, casi sin importar el contexto, los objetos o la escenografía que los contiene, lo que en sí mismo se vuelve un hallazgo de estilo donde la verdad escénica trasciende todo lo demás.

Comentarios