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Reflexiones

Viejo continente: una década perdida

El presidente de la autoridad monetaria europea, Mario Draghi, volvió a reclamar cambios en las políticas económicas.


Los últimos datos sobre la economía europea reavivaron la idea de una “década perdida” para el viejo continente, que a pesar de los constantes vaticinios de recuperación no logra salir de la crisis que impactó en todo el mundo en 2008.

“La única forma de describir lo que ocurre en algunos países europeos es una depresión”, enfatizó el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz esta semana, al tiempo que vaticinó que el continente atraviesa un período largo sin crecimiento, como le ocurrió a Japón años atrás.

La información oficial difundida a mediados de este mes no dejó demasiado lugar a dudas: las economías de Alemania e Italia se contrajeron 0,2 por ciento en el segundo trimestre, en comparación al primero, en tanto que la francesa no creció.

En un análisis reciente, el diario The New York Times destacó que a esta desaceleración deben sumarse las sanciones comerciales que Rusia le aplicó a la Unión Europea –posteriores a los datos difundidos–.

El producto de los 18 países de la eurozona no se expandió en el primer trimestre del año y creció en el segundo cuarto del año apenas 0,2 por ciento.

Esta situación tiene impactos en la economía internacional: Europa representa 500 millones de consumidores y un cuarto del producto bruto mundial.

Es así que el mes pasado, el FMI recortó sus predicciones de crecimiento global de 3,7 a 3,4 por ciento para todo 2014.

El último viernes, en la reunión de banqueros centrales que todos los años se realiza en la ciudad estadounidense de Jackson Hole, el presidente de la autoridad monetaria europea, Mario Draghi dio la enésima señal en el sentido de que las políticas en el continente deben cambiar.

Dijo que los gobiernos europeos necesitan moverse desde un foco puesto en la austeridad a una “composición más amigable para el crecimiento de las políticas fiscales”.

Mientras la economía se estanca y la inflación continuó cayendo, desde el orden del 3 por ciento a casi el 0, Draghi afirmó que los gobiernos europeos deben pensar en recortes de gastos y más inversión pública.

Dio a entender que las políticas monetarias del Banco Central Europeo no alcanzan para revivir la actividad productiva en el continente.

“Sin más demanda agregada nos arriesgamos a un más alto desempleo estructural y los gobiernos que introducen reformas estructurales podrían terminar en un parate”, advirtió Draghi.

Con China desacelerándose, una crisis de seguridad de grandes proporciones en Medio Oriente y la gigantesca economía sudamericana de Brasil sin mostrar una gran forma, habrá que pensar entonces que todo el sistema económico verá distintos reajustes en un futuro no tan lejano.

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