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Inclusión

“Uno no puede ir a la librería a comprar libros en Braille”

Gabriela González y Lorena Herrera dictan en la Biblioteca Argentina un taller para leer con las manos y escribir para ciegos.


La falta de capacidad visual en un mundo donde todo entra por la mirada demanda tácticas y prácticas para no quedarse alejados. En la Biblioteca Argentina Juan Álvarez, ubicada en Presidente Roca 731, se dicta el taller de sistema Braille, que está abierto a la comunidad y destinado a personas con o sin discapacidad visual que quieran aprender o recordar las bases de la escritura Braille, tanto para familiares, docentes comunes o especiales, entre otros. Las docentes a cargo son Gabriela González y Lorena Herrera; el taller se dicta los lunes y miércoles, de 13 a 14.30, durante tres meses. Teresa Montero, coordinadora del taller, explicó el espíritu de las clases –que ya comenzaron y a las que se puede incorporar toda persona que esté interesada– y cuáles son los proyectos.

“Para alfabetizarse se necesita el sistema Braille. No existen editoriales en Braille, comercialmente uno no va a una librería a comprar libros en Braille, deben producirse en cada caso. El Braille es una de las formas de lectura accesible, otra el audio, y otra la forma es el texto electrónico digital que se escucha en una computadora, y se le puede dar órdenes”, detalló Montero.

La coordinadora del taller explicó que tienen un proyecto de armar una selección de cuentos infantiles en Braille, en macrotipo –que es el texto magnificado– y que traiga una caja con objetos texturados, con el disco compacto y el libro leído, para apelar a la imaginación, atención, recreación y a los sentidos de los chicos.

“El Braille lo utilizan las personas ciegas o con una discapacidad visual muy severa. Hay dimensiones que no se pueden transmitir como por ejemplo, un paisaje, la perspectiva, no alcanza sólo con el audio. Hay personas que vienen al taller para ver de qué se trata, y otros a refrescar conocimientos. El espíritu del taller es dar una respuesta y un espacio para que las personas con discapacidad tengan actividades para realizar, que se apropien de la biblioteca, que se sientan parte”, marcó Teresa.

Todas las manos, todas

Ariana tiene 21 años, estudia psicopedagogía y comenzó con el antiproyecto de su tesis en la facultad y optó por la integración de una persona con baja visión en una escuela común. “Busqué información por internet y encontré en la página de la Municipalidad el taller de braille, me informé, y decidí comenzar, es muy interesante el taller”, describió la alumna.

María Celeste es veterinaria y cursa el profesorado en Educación Especial para discapacitados intelectuales. “Por cuestiones del profesorado tuve una experiencia en una escuela de fútbol para ciegos y me llamó la atención la naturalidad con la que se manejan los chicos. Más allá de lo que vengo a aprender, aprendo de los profesores. Es interesante para el crecimiento personal”, detalló María Celeste.

Mónica es maestra jardinera, licenciada en gestión y calidad educativa, trabaja en un proyecto pedagógico del Ministerio de Educación, y desde el año pasado está trabajando en el voluntariado de corrección de textos. “Trabajo mucho con múltiples lenguajes, es interesante la posibilidad de escribir de otra manera, me enganché con el taller, me interioricé de la necesidad que tiene la gente que estudia en Rosario y no puede, porque la forma de los textos no están adaptados. El Braille hecho a mano es muy útil. Uno puede ayudar desde otro lado, comprobé la necesidad que hay de colaborar con este tipo de material para personas no videntes, que no tiene otra forma de estudiar y de mirar el mundo”, resaltó Mónica.

La alumna destacó que hay personas no videntes que no salen de sus casas, no tienen quién les lea, y otras que no se animan. “Cuando son muy chiquitos y no hay material para que lean, que es lo que estamos aprendiendo nosotras a escribir, se los narra la mamá o lo escuchan a través de un texto. Mi sueño es que los niños puedan saber que en la Biblioteca Argentina puedan acceder a buscar un libro como lo hace cualquiera de nosotros”, concluyó Mónica.

También a usar la PC y editar audio

En la Bibliteca Argentina también se dictan cursos de informática para jóvenes con discapacidad visual: comprende redes sociales (correo electrónico, Facebook y Skype), y edición de audio con el programa Soundforge. Está dirigido a personas con discapacidad visual (ceguera o baja visión) de entre 12 y 30 años de edad, con manejo fluido de lector de pantalla de PC. El espacio está a cargo de Diego Mina, en los siguientes días y horarios: redes sociales, martes a las 14 (por dos meses) y edición de audio, martes a las 15.30, por tres meses.

También arranca un taller de introducción a la lectura y a la literatura: está destinado a personas con discapacidad visual (tanto baja visión como ceguera) mayores de 18 años. A cargo está Humberto Lobbosco, con la colaboración del Voluntariado “Leer sin Ver: Abrir libros con otros sentidos”. Se dicta los viernes de 16 a 17.30, hasta octubre.
Para inscribirse los interesados pueden hacerlo personalmente en Presidente Roca 731, por teléfono al 4802701, de lunes a viernes de 9.30 a 19, o por mail a bib-accesible@rosario.gov.ar.

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