Cultura

festival de teatro rafaela 2017

Una ventana a Latinoamérica


Nuevamente con el público acompañando de forma masiva con funciones agotadas, y como gran protagonista, una cuidada y diversa programación, finalizó ayer la 13ª edición del Festival de Teatro Rafaela (FTR17), que sigue siendo el más importante del interior del país, y que en la presente edición ofreció cuatro propuestas internacionales (Chile, Uruguay y dos de México), una voluntad que comenzó en 2013, y que ha servido para que el encuentro se posicione en la grilla de los más importantes festivales de Latinoamérica.

Más de 30 espectáculos en unas 80 funciones, con tres subsedes, confirman el buen estado de salud del “Feliztival”, como se lo llama desde hace un tiempo, que supo sortear en la presente edición los recortes presupuestarios de rigor, apelando a algo infrecuente pero que en Rafaela es tradición: el aporte de fondos públicos tanto del Estado municipal, como provincial y nacional, de banderías políticas diferentes, para sostener un festival que, al parecer, estará apoyado en un futuro inmediato por una ordenanza municipal que fue presentada el viernes último.

Como siempre, atento a nuevas propuestas, y tras su presencia en el VII Encuentro de las Artes Escénicas Enartes de México, Festival Santiago a Mil de Chile y Festival Santiago Off de Chile, el FTR17 potenció los vínculos con producciones internacionales, permitiendo el arribo de Béisbol, de David Gaitán, de México, por la Compañía de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana; del mismo modo que Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y las ganas de triunfar, de Vaca 35, uno de los grupos más destacados e innovadores de la escena mexicana. También se vio en Rafaela Algo de Ricardo, de Uruguay, con dramaturgia de Gabriel Calderón, obra inspirada en Ricardo III, de Shakespeare, bajo la dirección de Mariana Percovich, con la actuación de Gustavo Saffores. Y de Chile, Las horas negras. Trilogía de Shakespeare en miniatura, montaje creado a partir de tres relatos de teatro con objetos de cinco minutos cada uno, bajo la forma del Lambe Lambe, estética surgida en Brasil a finales de los años 80, que propone el contacto directo con pequeños objetos dentro de una caja.

Ego, azar y muerte 

El miércoles, tuvo su gran desembarco en el FTR17, la compañía mexicana que ofreció Beisbol, con dramaturgia y dirección del joven David Gaitán (de pronto desembarco en Buenos Aires), donde trabajó con las propias historias de los actores de más edad de una de la compañías estatales de México de más trayectoria, la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana, con 70 años de recorrido y varios elencos conviviendo.

El espectáculo, integrado por un puñado de actores formidables, pone en tensión el valor de la juventud como una virtud en sí misma, negando esa afirmación frente al desparpajo con el que este equipo artístico se planta en escena, asumiendo que lo que se ve, “es tan verdadero porque es ficción, y es tan de ficción porque es verdadero”, reunidos en el escenario, “con el asfixiante deseo de hacer una buena obra de teatro”, e ironizando que eso no es actuar sino una “humillación”.

En esta aventura, dos ruletas, una que define lo artístico y otra que define los nombres de los actores-personajes, sirven para poner en tensión y diluir el efecto del paso del tiempo, con más de 300 posibilidades que tiene la obra que más que nunca transcurre en el “aquí y ahora” que supone el teatro. Ellos actúan, bailan, cantan, lloran, muestran sus virtudes y reniegan con sus egos: son artistas sin máscaras, en carne viva, que le ganan por goleada a las arbitrariedades del paso del tiempo y a la oscuridad de la muerte que los mira de cerca.

Genet a la mexicana 

Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y las ganas de triunfar es el título de la creación colectiva de la reconocida compañía mexicana Vaca 35 Teatro, a partir de textos de Jean Genet, donde dos actrices, las estupendas Diana Magallón y Mari Carmen Ruiz, bajo la dirección de Damián Cervantes, aparecen como escapadas de una película de Arturo Ripstein. La convivencia y un tiempo compartido a espaldas de “la señora”, las pone a ambas en el umbral de Las Criadas, aunque el material toma luego otro rumbo. “No encontrarán trajes ni trastos teatrales, ni decorados que nos indiquen un tiempo, o un estilo determinado. El espacio se vuelve una propuesta en sí misma, el diálogo entre espacio y actriz, se elimina todo hasta la mínima expresión”, adelanta la producción acerca de esta radicalizada propuesta que juega con los contrastes morfológicos de ambas actrices, una muy delgada la otra con obesidad mórbida, la desnudez como recurso poético y una inusitada manera de revisitar el mundo genetiano, trayendo al presente de la escena, entre bebidas, comidas y algo de flamenco, temáticas como la exclusión, el desastre que generan en la contemporaneidad los estereotipos corporales y los cánones absurdos a los que supuestamente hay que arribar, abordando uno de los finales más bellos y poéticos de los que se tengan memoria en los trece años de recorrido del FTR17.

Un “Ricardo III” contemporáneo

Algo de Ricardo, del reconocido dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón, es una relectura del clásico Ricardo III, de Shakespeare, un unipersonal protagonizado por el talentoso Gustavo Saffores, bajo la dirección de Mariana Percovich, con dramaturgia visual de  Miguel Grompone, que ofrece un cruce entre el ego desmedido y la ambición desmesurada de uno de los personajes más sanguinarios del autor inglés, y los egos propios de los actores, en una jugada por la ruptura de los cánones tradicionales que supone abordar un texto semejante. La versión apunta a revisitar los mecanismos del poder contemporáneo, las relaciones del actor con el espectador y del teatro con el público, depositando la confianza en el trabajo de Saffores, actor de vasta trayectoria en su país, que compone todos los personajes que necesita para contar la historia, entrar y salir de ellos para volver a ser el actor que asume semejante riesgo, apoyado en una dinámica en la que un bello y potente universo audiovisual del mismo modo que un vestuario acorde al relato, terminan de completar el montaje, estrenado en Uruguay en 2014.

Pequeño gran banquete

Las Horas Negras. Trilogía de Shakespeare en miniatura, por la  Compañía de Teatro Microensamble de Chile, ofrece una singular tríada a partir de tres cajas de formato Lambe Lambe donde, a razón de cinco minutos cada una, narran una historia fragmenta que toma momentos de tres textos emblemáticos de Shakespeare: Otelo, Rey Lear y Macbeth, siempre para un sólo espectador enfrentado a un manipulador de objetos.

Así, sentado cómodamente frente a cada caja, el invitado al pequeño gran banquete teatral que ofrece la compañía trasandina, es testigo de momentos singulares de las referidas tragedias, con la particularidad de que cada historia abreva en un recurso formal diferente frente a cada relato. Pequeños objetos sabiamente manipulados, marionetas de guante de inusual realismo, o sólo unas manos para emular la sangrienta faena de Macbeth, el material, donde cada espectador accede además a un relato grabado a través de unos auriculares donde se escuchan las voces de prestigiosos artistas chilenos, sirve para entender que la escala desaparece cuando lo que se cuenta tiene un valor y un sentido.

El “Feliztival” por ordenanza

Luego del discurso de apertura del martes último del director ejecutivo del Instituto Nacional del Teatro, el rafaelino Marcelo Allasino, en el que reclamó a los concejales locales que de una vez por todas presenten un proyecto que garantice la continuidad del encuentro a través de una ordenanza, en las últimas horas del viernes, el concejal Lisandro Mársico del Partido Demócrata Progresista que se encuentra dentro del bloque del Frente Progresista Cívico y Social, armó y presentó, junto con los candidatos a concejales para las elecciones de medio término, un proyecto de ordenanza en el Concejo Municipal, que constituye el instrumento que, de aprobarse, tendrá la potestad de instar al Ejecutivo municipal, a llevar a cabo una vez por año el Festival de Teatro de Rafaela, dejando a cargo del mismo municipio la organización del evento. Cabe recordar que Allasino expresó: “Reunamos fuerzas para que los concejales que nos representan en el cuerpo legislativo propongan una ordenanza que, con fuerza de ley, respalde la continuidad de este festival, que este gobierno ha sabido crear y darle continuidad. No me cansaré de pedirlo mientras tenga voz en este y otros escenarios, porque estoy convencido de que el festival merece trascendernos con la calidad que lo caracteriza, y que lo ha colocado entre los principales festivales de Iberoamérica”.

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