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Opinión

Una evocación de Julio Cortázar

La importancia de Cortázar es tan inmensa que sólo puede apreciarse y valorarse acercándose a sus relatos y novelas.

Julio Florencio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914 en la región de Bruselas (Bélgica) y murió en París el 12 de febrero de 1984. Estos datos no alcanzan para comprender y valorar sus aportes a la literatura contemporánea. Además, su fortuito lugar de nacimiento muestra una vez más lo artificioso de las naciones y fronteras: era un ciudadano de mundo.

La importancia de Cortázar es tan inmensa que sólo puede apreciarse y valorarse acercándose a sus relatos y novelas. Con un estilo incomparable logra generar en el lector una actitud interactiva, porque en sus narraciones la ficción, la fantasía y la realidad se muestran en líneas difusas, lo que provoca inquietud, asombro y a veces perplejidad o hasta espanto para quien visita sus páginas.

Estudió en la escuela Normal Mariano Acosta, ejerció la enseñanza en Chivilcoy y en la Universidad de Mendoza hasta que el golpe militar de junio de 1943 lo obligó a alejarse de las aulas. En 1951, en pleno régimen peronista del que fue un claro opositor, partió al exilio, se radicó en Francia y trabajó como traductor de la Unesco, organismo al que accedió por mediación de Victoria Ocampo.

Pero este cruce del océano Atlántico no lo desvinculó de la Argentina, ni literaria, ni política ni afectivamente. En su departamento de París siguió escuchando los tangos cantados por Rosita Quiroga y por supuesto la música de jazz que gozaba con fervor, hecho que queda patentizado en su cuento “El Perseguidor” dedicado al saxofonista Charlie Parker. Sus primeros cuentos fueron publicados por Jorge Luis Borges y algunos de ellos, como “Casa tomada”, están en el libro Bestiario (1951).

La irrupción de la novela Rayuela, en 1963, significó una ruptura en las letras hispanoamericanas, tuvo un impacto inmediato por sus juegos de lenguaje y un despliegue de acontecimientos y personajes que por su planteo nos impulsa a no aceptar lo perceptible de inmediato como dado definitivamente. Podemos saltar de capítulo y de cada combinación surgirán nuevas historias, del lado de acá y del lado de allá, es decir de todos lados. Esto otorga al lector una posibilidad de libertad y a su vez lo interpela, lo moviliza, lo conmueve, es decir lo hace moverse con otras y otros.

Entre sus novelas pueden mencionarse: Los premios (1960), 62, Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973), Divertimento (escrita en 1949 y publicada en 1986), El examen (escrita en 1950 y publicada en 1986), Diario de Andrés Fava (capítulo desprendido de El examen (1986). Sus libros de cuentos: Final del juego (1956), Las armas secretas (1959), Todos los fuegos el fuego (1966), Octaedro (1974), Alguien que anda por ahí (1977), Deshoras (1982).

Tuvo un explícito compromiso con las luchas sociales de los pueblos de Latinoamérica, siendo solidario desde su exilio parisino con la resistencia a las dictaduras que asolaron este continente. A cien años de su nacimiento, Julio Cortázar tiene aún mucho para decirnos desde su prosa y su poética actitud ante la vida.

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