Miguel Passarini
En medio de la incertidumbre que provocó el advenimiento de la pandemia y cuando ya parece granjeado el debate acerca de si el teatro en plataformas es o no teatro, teniendo en cuenta que lo que se ve es el registro de una función y no un vivo, por lo tanto el soporte es audiovisual, está disponible desde hace unos días para disfrutar de forma gratuita El juicio de la manzana, una acertada comedia absurda con dramaturgia de Nicolás Piazzo y dirección de Adrián Giampani, al frente de un gran elenco.
La propuesta resultó ganadora, en el contexto de una docena de obras, del Proyecto Nuestro Teatro Federal, organizado el año pasado a principios de la pandemia por el Teatro Nacional Cervantes (TCN), que por esta horas, a razón de un estreno cada viernes, emite las obras ganadoras que fueron gestadas con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro (INT) y el Ministerio de Cultura de la Nación. Luego, con el correr de las semanas, todas las obras van quedando disponibles para disfrutarlas de manera online y gratuita.
En la propuesta, un hombre se atraganta con una manzana y muere. Lo que podría ser considerado un accidente doméstico se transforma en una acusación de homicidio que habrá que probar, y finalmente, en un juicio en el que se acusa a las manzanas como especie y por su accionar (su presencia inmanente) en la historia de la humanidad desde que Eva, supuestamente, lo tentó a Adán.
Así, en medio de un clima farsa con toques oníricos y en clave de comedia ligada al disparate, apelando a referencias históricas y atractivos juegos de palabras, se desnudan y evidencian prejuicios ancestrales. Con algunos momentos musicales de gran originalidad, la propuesta tiene a favor un texto muy bien urdido a partir de una idea ingeniosa donde, la Manzana en cuestión, se vuelve una fuerte metáfora del hostigamiento a las mujeres y a las minorías en el contexto de la avanzada de los feminismos, a lo que se suman muy buenas actuaciones y un gran trabajo de rodaje (no es toma fija) que se realizó en la sala Lavardén con el apoyo del Ministerio de Cultura de la provincia, con la notable edición de Violeta Barni e Ignacio Roselló, una tarea que pone al material en una instancia alternativa frente al teatro rodado de manera más tradicional.
“Una vez que me convocaron, empecé a pensar en el casting, al que se presentó muchísima gente, y también trabajar en la adaptación del texto, en cómo iba a resolver la puesta y armar el equipo de trabajo. A partir de la convocatoria, mandaron material alrededor de 150 actores y actrices. Y allí, y pensando en los personajes, pude elegir y se dio la posibilidad de trabajar con personas con las que no había trabajado nunca como es el caso de Héctor Ansaldi (notable como el Juez), con el que compartimos el universo clownesco. Y al mismo tiempo, armé equipo con Ignacio Almeyda en escenografía y Ramiro Sorrequieta en vestuario, con los que ya habíamos trabajado en La medicina de Moliere (Comedia Municipal Norberto Campos 2019), sumada la música original de Pedro Jozami, lo que dio paso a los ensayos, en principio de modo virtual y cuando se pudo, presencial”, destacó el director quien además de Ansaldi como el disparatado juez sumó a Virginia Álvarez como la Manzana, Alexis Bressan como el secretario, María Eugenia De Rosa como Eva, Diego Jozami como el abogado defensor y Nicolás Terzaghi como el fiscal.
Juicio en la verdulería
Desde la famosa (aunque todo indica que imaginaria) Manzana de Newton, pasando por la inmanencia de ese fruto en la obra de Magritte, la muerte por cianuro al morder una manzana de Alan Turing, la roja manzana del cuento de Blancanieves o la manzana mordida que identifica a Apple en homenaje al referido Turing, hasta llegar al origen, con la mismísima manzana que Eva le habría dado a Adán en un supuesto Paraíso, todo convive en este juicio que acontece en un ensoñado juzgado, entre cajones de frutas y verduras, y una gran ensalada de discursos y acciones.
“Fue algo atípico y diferente para mí, porque no suelo trabajar con textos de otros autores, sobre todo contemporáneos, pero me interesó mucho la convocatoria. Por lo general, trabajo con textos propios o ideas mías luego desarrolladas con los actores o algunas adaptaciones de clásicos. Pero en este proceso estuve en contacto con el autor, que si bien nos dio total libertad, elegimos respetar algunas cosas que están sugeridas como el juzgado-verdulería que aparece en el texto y es clave. Y todo se desarrolla en el marco de un universo farsesco que potencia ese tipo de humor directo que propone el texto, a lo que se suman las instancias oníricas que nos permitieron abordar el delirio que se cruza con el absurdo en algunos momentos, sobre un tema que lo resiste y que al mismo tiempo se ve resignificado”, destacó el también creador de la Academia del Humor, espacio de formación en la estética del clown que en el año pasado cumplió 20 años y que más allá de la pandemia prepara una serie de actividades para este año, como la continuación de los talleres de inclusión para jóvenes con discapacidad.
Como lo ha hecho a lo largo de toda su carrera, Giampani, una vez más, se mete con un tema profundo a partir de una mirada cómica que amplifica la franja de público y abre una puerta a la problemática que se vuelve más atractiva: “Es ir por ese lado grotesco que tiene el clown porque siento que ese tinte potencia el mensaje, la esencia de la obra, que tiene que ver con las minorías a las que se carga de prejuicios o se las juzga de antemano; en ese recorrido está el tema del empoderamiento de las mujeres y por otro lado la arbitrariedad de la justicia, es este cruce entre el estrado y la verdulería, con ese juez apurado porque se tiene que ir a comer, que vende lo que le conviene y que recibe órdenes”.
Finalmente, el creador, nunca ajeno a lo que pasa en el campo de lo real, con una justicia que se quita la venda de los ojos de manera habitual, destacó: “Tras la primera lectura del texto, vi de inmediato personajes grotescos, en esta dualidad, con algo de formalidad de la cintura para arriba y esa otra impronta de entrecasa de la cintura para abajo, algo que propuso Ramiro desde el vestuario y me pareció muy interesante, donde la farsa y la ensoñación nos dieron un mayor permiso para el juego, para el delirio, para el absurdo, para la tontería y el chiste fácil; también, para poder resignificar el lugar común y si era necesario, para poder pegar la vuelta, porque todo indica que estamos frente a un sueño o quizás mejor una pesadilla de esta mujer Manzana”.
Para agendar
Para acceder a las obras ganadoras del Proyecto Nuestro Teatro Federal se podrá ingresar a la plataforma INTeractuar (http://interactuar.gob.ar/) o el sitio web del INT (www.inteatro.gob.ar), con acceso libre y gratuito. Todas las obras fueron ensayadas y grabadas bajo estrictos protocolos sanitarios. Link El juicio de la manzana: https://www.youtube.com/watch?v=4KOoRjOveKg
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