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Crónica recital

Un viaje histórico, íntimo y sensible

Andrés Calamaro brindó el domingo su show local para mostrar “Romanphonic Sessions”, un álbum que explora sus mejores canciones.


Unos 1.800 fueron los privilegiados rosarinos que pudieron adquirir a tiempo su entrada para vibrar y emocionarse con el concierto que, el domingo, en un colmado teatro Broadway, brindó Andrés Calamaro. En casi dos horas de un show para el recuerdo, El Salmón atravesó todas sus épocas, realizó homenajes “respetuosos”, según dijo, a grandes de la música como Roberto Goyeneche y Atahualpa Yupanqui, y cantó aquellas infaltables canciones que se convirtieron en himnos nacionales como “Mi enfermedad”, “Flaca”, “Media Verónica” y “Crímenes perfectos”, entre muchas otras.

El concierto comenzó apenas diez minutos después de la hora anunciada, las 21.30, en un escenario que presentó una puesta sobria donde se emulaba el living de una casa –una mesa con instrumentos, otra más pequeña con una taza de té que el músico bebió entre canciones, un sillón que fue sólo adorno–, y desde donde nació un espectáculo distinto a los que muestra el músico en su cotidiano, donde primaron versiones menos potentes y más íntimas y acústicas de temas que marcaron para siempre la vida de tres generaciones de argentinos.

Fueron justamente esos los rangos etáreos –los que van entre 15 y 65 años–, los que colmaron el Broadway para ser testigos de esta imponente gira titulada Licencia para cantar, a través de la cual Calamaro muestra Romanphonic Sessions, un disco que explora sus mejores canciones escritas tanto en solitario como en su paso por otras formaciones de las que participó en su extensa carrera.

“La Libertad”, “Algo contigo” y “Estadio Azteca” constituyeron el bloque de temas con que El Salmón, acompañado por un trío de músicos que integran Germán Wiedemer (piano), Antonio Toño Miguel (contrabajo) y Martín Bruhn (percusión), decidió abrir una noche que se extendió a lo largo de dos horas y donde convivieron todas sus personalidades musicales.

El tango brilló, entre otros, con “Garúa”, una composición de Aníbal Troilo con letra de Enrique Cadícamo. El folclore tuvo brillos de gran performance con “Piedra y camino”, de Atahualpa Yupanqui. Se trataba de un homenaje a la música nacional que El Salmón, con una humildad extrema como la que tienen los grandes, dijo interpretar “con mucho respeto”, por si hiciera falta.

Viajó veinte años al pasado para sacar del baúl de los recuerdos “La copa rota”, que popularizó con Los Rodríguez, pasó revista a su carrera solista ofreciendo una intensa versión de “Carnaval de Brasil”, de su multipremiado disco La lengua popular (2007) y, favorecido por la intimidad que dio el teatro, llenó de romanticismo las plateas llegando directo al corazón con “Media Verónica”.

Reflotando Alta Suciedad (1994), invitó con “El tercio de los sueños” a imaginar un safari por África. Sonaron “Tuyo siempre” e “Himno de mi corazón”, con el que Calamaro resucitó a Los Abuelos de la Nada en un tema que dedicó, especialmente, a Diego Maradona por su cumpleaños y a Julio Iglesias, “que está tocando esta misma noche acá en Rosario”, dijo. Y cerró: “Grande Miguel Abuelo. Gracias. Un maestro”.

En reiteradas oportunidades, le dio el protagonismo a sus fanáticos para interpretar las canciones y consiguió que se levantaran de sus butacas y lo ovacionaran de pie.

Fue con “Flaca” que se despidió, pero el intenso calor que brindaban las miles de personas en todos los rincones del teatro hizo que el músico volviera al escenario para despacharse con una seguidilla de bises: “Paloma”, “Nueva zamba para mi tierra” (una canción de Litto Nebbia que Calamaro supo cantar hace más de una década con el rosarino en la reunión de Los Gatos Salvajes), “Mi enfermedad”, “Media Verónica” y “Crímenes Perfectos”, con el que cerró una esperada velada que, seguramente, se recordará por largo tiempo.

Gira y lanzamiento

En su calidad de grabación “accidental”, las sesiones de Romaphonic se presentan y se ofrecen dentro de la colección de Grabaciones Encontradas, que tiene así una continuidad después de los volúmenes uno y dos. Romaphonic Sessions fue grabado por Andrés Calamaro y el pianista Germán Wiedemer en dos días en los que los músicos se instalaron en unas oficinas en los estudios Romaphonic de Buenos Aires para establecer unas mínimas pautas de repertorio y darle forma y grabar un conjunto de canciones para interpretar en directo. Después de pasar por Rosario, la gira continuará la semana próxima en el norte del país con shows programados en Tucumán y Salta, para seguir por Cuyo en Mendoza y San Juan y concluir en el exterior con conciertos en Bogotá y Medellín. En diciembre, según se anunció, El Salmón editará un nuevo álbum que será, de acuerdo a sus palabras, un disco de rock con “distorsiones, letras ácidas, incorrectas y nocturnas”.

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