Espectáculos

Crítica teatro

Un proyecto museístico viviente acerca del fracaso del sistema educativo

El grupo Esse Este Percipi, bajo la dirección general de Gustavo Di Pinto, presenta en la sala La Morada “Maleducades todes”, una propuesta que entre la parodia y el absurdo muestra las fallas que cimentaron la educación en la Argentina 


Un sepia profuso, contundente, tiñe la escena. Si pudiera olerse, se diría que huele a naftalina como la educación misma, ese sistema que pide a gritos barajar y dar de nuevo, salirse, correrse, repensarse. Y no sólo desde la Educación Sexual Integral (ESI), sobre la que no caben más discusiones acerca de la necesidad de su presencia, más allá de que por momentos parezca todavía un territorio en disputa desde los discursos de las mentes chatas, sino también desde una educación sensible, pensada y esgrimida más cercana al arte, a lo diverso, a un presente en el que lo colectivo necesita edificarse desde la reivindicación de todas las individualidades existentes, posibles o por venir.

El colectivo teatral local Esse Est Percipi, en el año que le sigue a sus 25 de trayectoria, está de regreso con Maleducades todes, un grito de auxilio de cara a un sistema educativo que creció al calor de un Estado muchas veces ausente, de una Iglesia siempre castradora y de un entorno familiar, generalmente desentendido y sumido dentro de ese mismo círculo vicioso del que también fue víctima.

Un grupo de personajes que son una referencia de todo lo que se aprendió mal, se abre a un mundo sin tiempo para preguntarse, en ciernes, qué es la educación, cuáles son sus elementos constitutivos y cuáles han sido las fallas sobre las que varias generaciones desarrollaron un imaginario de lo que debe ser el aprendizaje o el conocimiento, diametralmente empobrecido ante los miedos, las angustias, los lugares comunes, los dogmas familiares y, sobre todo, el patriarcado.

Y lo hacen dejando en evidencia la necesidad impostergable de trabajar la dimensión afectiva, la del placer sin ataduras ni restricciones, incluso teniendo que romper con la herencia de los miedos que muchos arrastran hasta el presente donde, por suerte, esos debates son transversales a la agenda cotidiana y claramente ya no hay vuelta atrás.

Como recurso, Pericipi elige atinadamente la parodia para llevarla al límite, a su costado lindante con el absurdo, a la hora de desempolvar personajes que se agrietan entre canciones patrias, rezos, repeticiones antojadizas, supuestos pecados y desgarradoras penitencias, poniendo de manifiesto las ineficiencias de los que, se supone, tienen que aportar el conocimiento, y el grito inevitable que es, al mismo tiempo, falta de autoridad y pedido de auxilio.

Como lo hizo a lo largo de este cuarto de siglo en el que ha sabido cimentar una poética propia rompiendo la lógica de un sentido unívoco y apelando siempre a una multiplicidad pensada y coherente, Percipi se apoya en el trabajo de actores y actrices, algunos de gran entrenamiento, y todos de revelada elocuencia escénica a la hora de poner en diálogo cuerpos y palabras, tomando como disparador lo que podría pensarse como un lugar común: viejos bancos de madera.

Sin embargo, la acción y lo coreográfico los ponen a dialogar de manera directa con el  imaginario del espectador y capturan un tiempo que es de cada uno, de cara a una estructura dramática surgida de un texto planteado entre costuras que sabiamente no se ven.

Maleducades todes, más allá de que la presencia del lenguaje inclusivo es apenas un guiño, se revela como una especie de proyecto museístico viviente a cerca del fracaso del sistema educativo, porque se apoya en un disparatado muestrario de esas fallas, una especie de manual para docentes y padres que deseen continuar navegando en el fracaso. Pero sobre todo, pone en debate el origen de esos fracasos colectivos en los fracasos individuales: en padres que no son lo que soñaron y trasladan esas frustraciones a sus hijos, hijas o hijes.

Gustavo Di Pinto: “Hablamos de la mala educación que arrastramos y proyectamos”

El material, donde la contundencia de la música en vivo y las coreografías lo ponen en el lugar de un pequeño musical que no reniega de su fundante melancolía, es el eterno y repetido primer día de clases de cuadernos limpios, el miedo y la angustia desatada entre las estrofas de “Aurora”, la maestra suplente que como paracaidista cae en medio de una clase y un grupo por el que no siente ninguna pertenencia ni empatía, los golpes y la furia de “débiles” sometidos a los designios de los “fuertes”, el regreso al hogar con la nota de sanción, la conducta pretoriana por encima de la amorosa, la precaria mirada heteronormada y binaria de la que la educación deberá desprenderse para recuperar sentido y dejar de fracasar.

Pero sobre todo, en un presente donde la educación tanto pública como privada está en un estado de permanente ebullición, Maleducades todes, de la mano de un gran trabajo desde la dirección general de Gustavo Di Pinto, funciona como un edificante, divertido y al mismo tiempo doloroso disparador para pensar esos otros lugares por los que el patriacardo dejó una cicatriz que duele y sangra, poniendo de manifiesto que la educación no son ni los libros, ni las paredes ni las instituciones, sino el modo, la forma indulgente y sensible desde la que se puede llegar a aportar un conocimiento, desde la que se puede ayudar, finalmente, a desarrollar el interés y el pensamiento propio, algo que en la mayoría de los casos no aparece en los manuales.

Para agendar

Maleducades todes, bajo la dirección general de Gustavo Di Pinto, quien compartió el trabajo de dramaturgia con Santiago Pereiro y Gonzalo Ortiz, cuenta con las actuaciones de Gabriela Palumbo, Laura Farina, Mecha Núñez, Almendra Andenmatten, Cristian Bordi, Khamil Nazer, Rodrigo Casadidio, Lautaro Mastandrea y el propio Pereiro, con maquillaje de Cecilia Paleo, vestuario de Liza Tanoni, escenografía de Rodrigo Frías, luces de Diego Quilicci y asistencia coreográfica de Analía Rodríguez. La obra se presenta los fines de semana en la sala La Morada, de San Martín 771, con todos los protocolos sanitarios vigentes. Las entradas se reservan a través de https://www.esseestpercipi.com.ar/entradas/

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