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Panorama Político

Un futuro repleto de intrigas

El Frente Progresista consiguió una verdadera hazaña al conseguir la reelección de Mónica Fein y hacer que Miguel Lifschitz llegara raspando a la Casa Gris.


El Frente Progresista consiguió una verdadera hazaña al conseguir la reelección de Mónica Fein y hacer que Miguel Lifschitz llegara raspando a la Casa Gris. No sobran los antecedentes en los que en sólo dos meses se pase de perder en todas las seccionales a ganar en el 80%. Y más aún, revertir el voto castigo que se arremolinó en torno de la figura de Mónica Fein.

Continuidad con cambio

La lectura formal de los comicios indica en forma inequívoca la continuidad del Frente Progresista y de Mónica Fein hasta 2019. En la práctica, fue una “casi derrota”: Rosario le dio la posibilidad al socialismo de accionar la válvula de presión antes de que volaran por los aires 24 años de gobiernos ininterrumpidos.

Así empezó a configurarse la naturaleza del próximo período gubernamental del Frente: continuidad en lo formal, cambio en la práctica.

La intendenta hace tiempo explicitó por dónde comienzan los cambios. Su segunda gestión será de profundo carácter frentista. Habrá lugares de gestión trascendentales ocupados por socios; y es clave dar vuelta la página en la tormentosa, errática y autodestructiva relación entre Ejecutivo y el interbloque oficialista, asunto en el que Fein puso manos la obra de inmediato.

Estas primeras señales exceden la voluntad de Mónica Fein. La comparten también Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz. La intendenta tiene que llevarlas a la práctica. Básicamente se trata de sobrevolar y encontrar el punto de equilibrio entre los intereses de cada orga, cada sector, cada partido, cada personalidad. Deberá innovar y hacer prueba y error. No abundan ejemplos de cogobierno en el sistema político argentino.

De hecho, en la reunión del martes pasado, en un momento la intendenta ofreció intercambiar experiencias con el Frente Amplio uruguayo, unos duques en esto de putearse sin estropear el vínculo con la sociedad.

2019 a fuego lento

El cambio en la continuidad es determinante del futuro del Frente. Si no se llevase a cabo, a más tardar en poco más de un año, cuando haya que empezar a hablar de candidaturas de nuevo, la historia se repetirá. Cada uno intentará salvarse desde el lugar en que esté, se posicionará de acuerdo con la necesidad de reproducir su cuota de poder, ganar una banca más o simplemente sobrevivir. Probablemente será el final del Frente Progresista como se lo conoce, devorado por las ambiciones, la desconfianza mutua y un intolerable nivel de tensiones.

Una de las novedades de las elecciones 2015 es que posicionó para suceder a Mónica Fein a un candidato que no es socialista. “Dentro de cuatro años seguro seré candidato a intendente, dentro de dos quizás (a concejal)”, afirma sin vueltas Pablo Javkin, líder de la Coalición Cívica-ARI.

El escenario desafía al socialismo, acostumbrado a ser mascarón de proa y timonel del Frente. Javkin no hizo una gran elección en términos de votos obtenidos, pero la “casi derrota” del socialismo potenció su brillo y lo proyectó al futuro.

El tránsito hasta 2019 estará cargado de pruebas para Javkin. Su principal fortaleza es él mismo. Su debilidad, que carece de una estructura partidaria que lo multiplique y cubra sus espaldas. Tendrá que tomar decisiones con poco margen para errores.

En lo inmediato, deberá resolver si acepta integrarse al gabinete de Mónica Fein. “Yo no tengo problema en hacerlo (actualmente es diputado nacional) pero el tema es para qué. Es momento de un gobierno más abierto, que incorpore a los partidos del Frente, pero también a referentes de otros sectores sociales. Creo que el socialismo lo está entendiendo. Con algunos de ellos lo he hablado personalmente y sé que piensan así”, le dijo a El Ciudadano.

Hay sólo dos lugares posibles para Javkin en el Palacio de los Leones. La Secretaría de Gobierno o la General. Ambas estarán vacantes desde diciembre, teniendo en cuenta que Fernando Asegurado y Jorge Elder vienen de los tiempos de Lifschitz y cumplieron su ciclo. El primero es un puesto de coordinación y enlace político, muy atado a los designios de la número uno; el segundo permite un contacto directo con la realidad y la gente de cada barrio y rincón de la ciudad, distrito por distrito. Es una opción atractiva para un aspirante a intendente necesitado de perforar los límites del electorado del centro y macrocentro de la ciudad.

Cualquiera de los dos lugares implica protagonismo. ¿Estará entonces el socialismo alimentando a un adversario interno? ¿Puede esto generar ruido con figuras como el socialista Horacio Ghirardi o la radical María Eugenia Schmuck, ambos con pretensiones similares a Javkin?

También se podría imaginar lo inimaginable. ¿Es posible que en los más altos niveles del Partido Socialista se considere la posibilidad de una “alternancia controlada” para 2019, una solución que implique resignar espacios de poder, incluso la intendencia si fuese necesario, pero con el beneficio de evitar una salida traumática y que incluso comprometa la permanencia en la provincia, como ocurrió esta vez?

Las respuestas están en manos de los protagonistas y del tiempo, aunque mucho influirá el humor social para con el oficialismo.

A prueba

Si algo admiten hoy radicales, aristas, socialistas y demócratas es que si cada uno hace su juego se los comen los piojos. Las urnas acaban de advertirlo.

Se necesitan unos y otros para recrear un horizonte de poder a largo plazo, al que sólo se llega si se gestiona con éxito el día a día. Y ese día a día está lleno de espinas.

Por estas horas la gestión necesita resolver el financiamiento de los transportes públicos, uno de los asuntos más controvertidos de la ciudad.

La oposición ya puso sus reparos. “Nos mandan a avisar por la tapa de un diario que mandan al Concejo el estudio de costos de transporte. Nadie nos informa. Ni siquiera hay alguien con quién hablar de esto, con quién discutirlo. La secretaria de Servicios Públicos está desaparecida, y pensamos que una posibilidad sería citarla para que venga a explicarnos”, protestó el concejal kirchnerista Roberto Sukerman. El ex candidato a intendente sostiene que “el Ejecutivo ningunea a la oposición y después pretende que le resuelva los problemas”. El también peronista Osvaldo Miatello dijo algo similar. La oposición entrevé que el Ejecutivo pretende restarle espacio de discusión metiendo tarifa de taxi y colectivos en un mismo acto.

Desde que Fein asumió la intendencia, aprobar presupuestos, aumentar tasas y boleto de transporte fueron batallas campales. Y eso que ahora depende menos de la oposición de lo que será a partir de diciembre.

Todos esos temas pasarán por el Concejo en los próximos seis meses. Ahí se sabrá si la voluntad de cambio pasa la prueba.

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