Ciudad

Zona norte

Un final fatal que abre dudas

Un vecino del barrio Toba murió en la mañana de ayer, luego de que familiares y amigos pidieran atención médica sin obtener respuesta. Desde el Sies aseguran que la ambulancia llegó 17 minutos después de recibir el llamado.


Un joven de 29 años falleció ayer por la mañana en Juan José Paso al 2000, corazón del barrio Toba. Los familiares y vecinos señalaron que el muchacho, identificado como Miguel Leiva, amaneció descompuesto y llamaron a la ambulancia, pero ésta no llegó a tiempo para atenderlo. Tampoco recibieron ayuda del centro de salud de la zona, desde donde afirman que les dijeron que no podían salir del establecimiento para prestar asistencia. La ambulancia llegó cerca de las 10, cuando Leiva ya estaba muerto. Recién a las 15 fueron a retirar el cadáver. Federico Cornier, director del Sies, aseguró que el primer y único llamado recibido está registrado a las 9.33 y que a las 9.50 la ambulancia ya estaba en el lugar.

“Nos hacían muchas preguntas, pero no escuchaban que teníamos una urgencia. Si no tardaban, a lo mejor él podía reaccionar”. Mariana es la esposa de Miguel. No pudo dar más testimonio que ese, ni siquiera aclarar su edad. La joven –más joven que él– hablaba bajo la lluvia con los pies embarrados. Interrumpió el diálogo con este diario para ir a abrazar el cadáver de su esposo, que yacía en el interior de una precaria vivienda, acostado sobre un colchón, apenas tapado con una sábana y rodeado de sus hijas –de 2 y 7 años– vecinos, amigos y familiares. La casa de la familia Leiva está ubicada debajo de las vías del tren, al lado de un desagüe y en medio de un asentamiento de casas de chapas y madera, embarradas, inundadas y llenas de basura.

Miguel Leiva tenía 29 años y trabajaba en la construcción. Vivía con su esposa y sus dos hijas y, aparentemente, tenía problemas de presión. Ayer se levantó descompuesto y pidió ayuda a su mujer y vecinos. Walter Salto, que vive al lado y es pastor evangélico, fue uno de los que se acercó a ayudar. Asegura que a las 8 de la mañana llamaron por primera vez al Sies pidiendo una ambulancia y les dijeron que todas las unidades estaban ocupadas. Graciela, otra vecina, se sumó a la comitiva que buscaba ayuda y se dirigió a la subcomisaría 24ª y al centro de salud de la zona. En ambos lugares, aseguraron, lo único que hicieron fue reiterar los llamados pidiendo una ambulancia.

“Las enfermeras dicen que no están autorizadas a salir. Siempre es así, y son malos”, consideró Graciela. Dijo que de la única manera que consiguen que les lleven el apunte es cortando las calles, algo que suele ocurrir habitualmente. Los vecinos denunciaron además que el Centro de Salud Nº 47, que corresponde por zona, sólo atiende de 10 a 12 y de 14 a 17 y que los médicos no salen de ahí. “Para llevarlo al dispensario y que lo atiendan teníamos que sacar a Miguel bajo la lluvia, arrastrándolo por el barro”, relataron.

La ambulancia del Sies llegó alrededor de las 10 de la mañana, cuando el hombre ya había muerto. Los familiares y vecinos estiman que la hora de defunción fue a las 9. Los médicos del Sies hicieron lo suyo y cuando constataron la muerte se retiraron. Avisaron a la mortera para que fuera a buscar el cadáver, pero nadie llegó. Fue otra ambulancia del Sies la que, cinco horas más tarde, se encargó de esa tarea. Todo ese tiempo el cuerpo estuvo frente a su esposa e hijas, recostado en la casilla donde vivía.

Las “bromas” al teléfono

El Sies opera con el sistema de “rellamado”, que se utiliza para verificar la veracidad del pedido de auxilio. Es parte del protocolo de actuación. Una vez que ingresa la llamada, ésta se corta y entonces el operador del centro de emergencias se comunica con la persona que hizo el pedido. Sirve, explicaron desde el Sies, para no gastar recursos y enviar móviles sin motivo, por engaño. También sirve para dar indicaciones, dependiendo del caso, a las personas que están en el lugar del incidente.

Según informó Federico Cornier, titular del Sies, el 40 por ciento de las llamadas que se reciben a diario son bromas. “Esto está contrastado con la cantidad de llamadas que recibimos de un mismo accidente, por ejemplo. La gente es muy solidaria en ese sentido”, señaló. Se reciben, en promedio, entre 350 y 400 llamadas telefónicas diarias.

De ese total, se derivan unas 130 atenciones por día. El desbalance, explicó Cornier, ocurre porque hay más de una llamada para un mismo incidente.

Llamadas

El director del Sistema Integrado de Emergencia Sanitarias (Sies), Federico Cornier, informó que tienen un registro de un llamado que alertaba sobre este hecho a las 9.30. Tras la devolución del llamado, que constata que el pedido sea verídico, se envió un móvil a las 9.35. La ambulancia, afirmó Cornier, llegó a las 9.50, momento en el que el personal de salud comprobó que Miguel Leiva había muerto.

Comentarios