Espectáculos

En La Manzana

Un ensayo teatral, “ese lugar resguardado de la vida real”, que nació de un sueño inesperado

Rosario Imagina estrena este viernes la segunda obra de la trilogía “Sobre ángeles, demonios y fantasmas”, titulada “El Fulgor, destello de algún querer”, escrita por Rody Bertol, con dirección de Sofía Dibidino y actuaciones de Claudio Danterre, Estefanía Salvucci y María Eugenia Ledesma


La poética de Rosario Imagina, a treinta años de su irrupción en la escena local como espacio de formación y producción teatral, se sigue multiplicando en el contexto de una nueva trilogía en la que su gran mentor y maestro, Rody Bertol, se dedicó a la producción dramática y cedió el lugar de la dirección a algunas de las referentes de este prolífico colectivo artístico rosarino antes abocadas a la actuación.

Repensar las instancias de la muerte en un tiempo donde su presencia ronda a cada paso

En ese contexto, y tras el reciente estreno de Aquella vez. Mañana será otro día, con la que abrió el tríptico Sobre ángeles, demonios y fantasmas, bajo la dirección de Viviana Trasierra, este viernes se conocerá en La Manzana El Fulgor, destello de algún querer, comedia dramática con dirección de Sofía Dibidino, para cerrar próximamente la triada con La Intemperie, que contará con la dirección de Natalia Trejo.

Nuevamente con un alter ego en escena, quizás avalando la afirmación que sostiene que cuando se escribe siempre se está hablando de sí mismo, en El Fulgor hay un director y dos actrices en un ensayo teatral, “ese lugar resguardado de la vida real, donde todo un mundo comienza, dónde todo un mundo termina. El Fulgor es una luz que nos despierta y como el amor, nos enceguece, nos deslumbra, nos deja desorientados. Los deseos, los sueños y la ficción se entretejen, se funden y confunden en los vínculos de estos tres personajes que transitan por los tragicómicos caminos del amor, en la búsqueda de la felicidad”, adelantan desde Rosario Imagina acerca de la obra en la que actúan Claudio Danterre, Estefanía Salvucci y María Eugenia Ledesma, con vestuario de Cristian Ayala, diseño lumínico de Niche Almeyda, tráiler de  Ernesto Remedi, fotos de Ailín Arancón, diseño gráfico de Luciana Leyba, asistencia técnica de Esteban Ameriso y prensa y comunicación de Gisela Sogne.

Un sueño chejoviano

“Esta obra comenzó cuando, en plena pandemia, en el momento más difícil del aislamiento y habiendo transitado un mes así, yo no había pasado por el estudio donde ensaya Rosario Imagina y me preocupaba mucho. La verdad es que estaba amargado, así que crucé la ciudad y entré al estudio. Me senté en el sillón e inusitadamente me quedé dormido. Y ahí digo que a esta obra no la elegí, sino que fue una obra que me eligió a mí. Al despertarme, me di cuenta que había soñado con Las tres hermanas de Chejov. Justamente, en esa obra se preguntan qué es la felicidad y yo, en medio de la pandemia, amargado y triste, me estaba dando cuenta de que estaba encontrando una obra que hablaba de la felicidad”, destacó Bertol a modo de génesis de este material.

Y sumó: “Lo que ocurrió después fue pensar e imaginar qué pasaba con ese director que se despierta y descubre que las líneas que separan a los vivos de los muertos, y al sueño de la vigilia, en términos simbólicos por supuesto, son muy difusas”.

Trasvasamiento generacional

Respecto de las implicancia de dirigir en Rosario Imagina y de esta apertura que propone Bertol desde hace tiempo, y una vez más, a partir del ciclo Sobre ángeles, demonios y fantasmas, Sofía Dibidino, actriz de amplio recorrido en el grupo y fuera de él, evaluó: “Volver al estudio de Rosario Imagina y estar adentro de la cocina de esta máquina creativa es una gran alegría; primero porque hace muchos años Rody fue quien apostó por mí desde mis inicios como actriz. Segundo, porque se trata de un proyecto donde vuelvo al disfrute de compartir con Claudio, Eugenia y Estefanía, compañeros a los que quiero y con los que ya había trabajado en proyectos previos. Y tercero, porque se trata de darme el gusto de aceptar la invitación de un maestro que admiro más de los que él mismo cree. Su propuesta, desde un comienzo, me convoca a un rol muy claro. Dicho de manera textual por Rody: «Mirá Rubia que vas a dirigir en serio», sobre todo en un momento en el que habitar ese rol viene siendo un deseo que me atraviesa. Claro que también hay una decisión previa de Rody, lo que él plantea como «trasvasamiento generacional» en Rosario Imagina, donde él está actualmente más concentrado en la escritura escénica y convocando a otras miradas para la dirección de los proyectos. Esto, en sus  palabras, le permite salir un poco de la repetición, correrse, compartir y dialogar con otra generación”.

Y respecto de apostar a las actrices del grupo para probarse en la dirección, sumó: “Creo que, a su vez, es importante su apuesta en estos tiempos donde las mujeres seguimos conquistando equidad y espacios de que estas miradas sean de directoras mujeres y así es como junto a Viviana Trasierra y Natalia Trejo estamos habitando esos roles de dirección en estas últimas tres obras que conforman la nueva trilogía de Rosario Imagina”.

La actriz y directora también opinó acerca de esta idea “pirandelliana” de un teatro dentro de otro, y acerca de un momento a futuro en el que el teatro sólo podrá hablar de sí mismo, tal como aseguraba el gran maestro italiano: “Lo que dio origen a la idea de esta obra fue una experiencia real que Rody tuvo en plena pandemia al visitar el estudio vacío y quedarse dormido en el sillón. La cuestión es que eso nunca le había pasado y que al despertar recordaba plenamente un sueño sobre Las tres hermanas. Lo sorprendió mucho esa situación y ese sueño,  justo en ese momento, en el que se estaba repreguntando qué era la felicidad, igual que esos personajes de la obra de Chejov. Por eso dice Rody que El Fulgor lo eligió a él y no al revés. Ese instante vivido fue el disparador desde el cual comienza a escribir el texto, haciendo un pasaje de un hecho real a uno ficcional, empapado de contenido onírico. Empezó a imaginarse esos personajes y a descubrir, según su mirada, que las líneas que, en términos simbólicos, separan a los vivos de los muertos y al sueño de la vigilia, son muy difusas. Así fue como nació esta obra, que él ideó como una comedia dramática, ya que consideraba que el punto de vista de estas cuestiones tan profundas también podían abordarse con elementos de humor. Es decir: en su soledad del aislamiento, aparecieron estos personajes, supuestos vivos y supuestos fantasmas, y después surgió la decisión de abrir el abordaje, que otra persona pueda hacer la dirección, generar desde sus aportes, sumar su mirada, apostar por una reversión de este material. En lo personal, creo que esa apuesta por encontrar componentes de comedia fue lo que motivó que me convocara a mí, que si bien forme parte de obras dramáticas, me encuentro siempre más cerca del humor a la hora de actuar, enseñar y también dirigir. Entonces, como diría Rody, la obra se compone de estas distintas visiones que se van enlazando, la del autor, la de la directora y se completa con lo que aportan los actores, que son en definitiva quienes materializan y le ponen el cuerpo a las escenas. Hay un entrecruzamiento que se produce entre los fantasmas y resonancias de cada uno. La resultante es una puesta en escena que transforma la idea y el texto inicial. Toda esa dinámica fue la que hizo posible y muy rico el abordaje de cada escena”.

El director y maestro Rody Bertol.

La actriz, directora y docente también habló acerca del proceso de trabajo a partir de un texto previo, con algunas fugas e ideas de puesta, pero un texto plano que luego tomó dimensión escénica: “En principio, la dirección teatral plena también se trata de un desafío para mí, ya que si bien tenía algunas experiencias previas, habían sido codirecciones, y mi búsqueda siempre estuvo más ligada a la actuación; entonces, implicaba correrme del lugar de actriz y colocarme desde un «afuera» de la escena, que en realidad está muy adentro, confiando en mi mirada y en mis aportes. En este sentido, Rody, en un gesto amoroso y habilitante, me desliza en una de nuestras primeras charlas que para él siempre es valioso lo que cada artista puede ver desde el rol de la dirección, porque, justamente, se trata de una mirada particular, única; cada uno puede ver y aportar algo que probablemente otros no. Me pasó el texto con algunas didascalias e ideas que él tenía para la puesta y que después fueron mutando y las fuimos pensando juntos. Los textos fueron tomando forma escénica y los personajes apareciendo en el trabajo con los actores; de ese modo construimos, ensayo a ensayo, todo lo que es el subtexto. A su vez, con el transcurrir del trabajo, me fui encontrando con lo que significa para mí El Fulgor y todos los caminos que se desprenden de esa gran metáfora que nos propone Bertol. El Fulgor es un instante, un destello, un refusilo, un sueño que se siente real, o lo que cada uno vea en él.  Para mí es eso que te deslumbra, que implica un antes y un después; que te flashea, te deja desorientado. Rody suele decir que es «como el amor», ese rayo que, en palabras de Cortázar, «te deja estaqueado en medio del patio»”.

Finalmente, Dibidino habló acerca del personaje que compone Claudio Danterre, otro gran actor local y de la cantera de Rosario Imagina, que de algún modo se vuelve una referencia y un alter ego de Bertol dentro de la obra: “En relación con el personaje del director, sin duda, hay una fuerte referencia como punto de partida y luego el juego de las dos actrices que están enlazadas con él. Allí surge una referencia a Bergman, a quien Rody admira profundamente. Por otra parte, desde un primer momento, al leer la obra comprendí que planteaba una búsqueda poética-teatral atravesada por temas que me resuenan fuertemente, que también me inspiran, me interrogan, me interpelan desde hace años, y que suelen estar muy presentes en las obras de Rosario imagina: estoy hablando del amor, el teatro, los sueños y la búsqueda de la felicidad”.

Para agendar

La nueva puesta teatral de Rosario Imagina, El Fulgor, destello de algún querer desembarca en el teatro de La Manzana (San Juan 1950), desde este viernes, los viernes de mayo y junio, a las 21. Las entradas generales, a 800 pesos, se pueden adquirir los días de función en la boletería del teatro. También con reserva previa a través del 341- 6 852588. Jubilados y estudiantes de carreras artísticas y de los talleres de La Manzana cuentan con un 50 por ciento de descuento en el valor de la entrada, siempre sujeto a la disponibilidad de la sala.

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