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Reflexiones

Un acuerdo que está atado a inversiones

El éxito del acuerdo sellado por Kicillof con el Club de París dependerá del destino que se le dé al dinero que ingrese.


El reciente acuerdo sellado entre la Argentina y el Club de París por una deuda impaga desde hace doce años constituye un punto positivo para el país, aunque analistas privados advierten sobre el destino del flujo futuro de las inversiones.

El Club de París es un foro de acreedores oficiales y países deudores fundado en 1956 para darle marco institucional a un acuerdo con Argentina. Los acreedores permanentes son Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Japón, Noruega, Rusia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza.

La consultora Economía & Regiones (E&R) recordó que el monto total de la deuda involucrada en al acuerdo sellado por el ministro de Economía, Axel Kicillof, asciende a 9.700 millones de dólares: 6.700 millones de deuda original, más intereses atrasados y punitorios.

Argentina abonará toda la deuda en cinco años, con un pago inicial en concepto de capital de 650 millones de dólares en julio próximo, y otro de 500 millones en mayo de 2015, más intereses. El interés será de 3 por ciento para los saldos de capital durante los primeros cinco años y se fija un pago mínimo que deberá afrontar anualmente la Argentina.

“Hay que destacar que se acordó un mecanismo que relaciona los pagos con los volúmenes de inversión de los países miembros en Argentina”, apuntó el documento económico.

Precisamente, el acuerdo fijó un criterio de pagos adicionales en caso de incremento de las inversiones provenientes de los países miembro del Club de París. Y que si las inversiones adicionales fueran insuficientes, Argentina podría ampliar dos años más los vencimientos (hasta siete en total), con un aumento del costo financiero de 1 por ciento.

Lo positivo del acuerdo con el club de acreedores es que reincorpora a la Argentina al sistema financiero internacional, con acceso a los mercados voluntarios de deuda y al crédito internacional (aunque todavía queda pendiente la disputa con los Fondos Buitre, en Nueva York).

“El acceso al financiamiento internacional puede impactar positivamente sobre la generación de expectativas, reduciendo las expectativas de devaluación e inflación, contribuyendo a la estabilidad del mercado cambiario”, evaluó E&R.

Sin embargo, el documento advirtió que el impacto positivo dependerá de qué haga el gobierno con los nuevos dólares que ingresen. E&R consideró que si el acceso al nuevo crédito se utiliza para financiar gasto corriente y políticas fiscales expansivas de estimulación de la demanda agregada, el remedio terminará siendo peor que la enfermedad. “Probablemente los problemas cambiarios se agranden y el nivel de actividad y el empleo caigan aun más”, indicó la consultora.

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