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Esto que nos ocurrió

Twain: aventuras, ingenio y sátira

Mañana se cumplen 179 años del nacimiento del popular escritor estadounidense creador de personajes como Tom Sawyer.


“Y así va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva hubiesen perdido el barco”. La cita es del escritor, periodista, aventurero, orador y humorista estadounidense Samuel Langhorne Clemens, quien trascendió internacionalmente por su seudónimo Mark Twain y de cuyo nacimiento se cumplirán mañana 179 años.

Calificado por William Faulkner como “el padre de la literatura norteamericana”, el escritor vino al mundo el 30 de noviembre de 1835 en Florida, Missouri. A los 4 años, su familia se trasladó a Hannibal, Missouri, puerto fluvial en el Mississippi, y allí realizó sus primeros estudios. Al morir su padre, en 1847, tuvo que comenzar a trabajar como aprendiz en imprentas, y a manejar el oficio de tipógrafo.

En 1851 comenzó a publicar notas en el periódico de su hermano, el Hannibal Journal. En 1853, a los 18 años, dejó la casa de su madre para viajar por la región ganándose la vida como tipógrafo. Queriendo realizar sus sueños, proyectó un viaje a New Orleans desde donde se embarcaría para Brasil e iría en busca de los orígenes del Amazonas. Sin embargo, ya en la primera parte de su viaje, al descender el río Mississippi, abandonó su proyecto y se enroló como aprendiz de piloto.

Cuando se desató la Guerra Civil estadounidense en 1861, Samuel se alistó por un breve período en una compañía irregular de voluntarios de caballería del Ejército Confederado (o Ejército de los Estados del Sur). Hacia el final de ese año acompañó a su hermano al recién creado Territorio de Nevada, donde probaron fortuna en las minas de plata. Al año siguiente comenzó a trabajar como periodista en el Territorial Enterprise de Virginia City, Nevada, y desde el 2 de febrero de 1863 empezó a firmar sus artículos con el seudónimo Mark Twain. El artículo con el que debutó Mark Twain era una historia humorística sobre un viaje. El seudónimo fue adoptado por el escritor de la expresión mark twain, que por entonces era típica de los cantos de trabajo de los negros en los botes del río Mississippi y que significa “marca dos”, en referencia a dos brazadas (3,6 metros), el calado mínimo necesario para una navegación segura.

Después, Twain se trasladó a San Francisco, en 1864, y allí conoció a los escritores Artemus Ward y Bret Harte, quienes lo alentaron a continuar con su trabajo. Al año siguiente, retocó una historia que había oído contar en las minas de oro de California. En pocos meses, el autor y su cuento, “La célebre rana saltarina del condado de las Calaveras”, adquirieron una enorme fama en todo el país.

En 1867, pronunció conferencias en Nueva York y visitó Europa y Tierra Santa. Escribió sobre estos viajes en Los inocentes en el extranjero (1869), libro en el que se burlaba de los aspectos del viejo continente que solían deslumbrar a los turistas estadounidenses.

En 1870 se casó con Olivia Langdon y, tras una breve estancia en Buffalo, New York, se mudaron a Hartford, Connecticut. En el período 1870-1883, viviendo entre Hartford y Quarry Farm, New York, escribió gran parte de sus mejores obras, entre las que se encuentran Una vida dura (escrita en 1872, rememora sus experiencias como periodista y buscador de oro), Las aventuras de Tom Sawyer (1876, describe la infancia en un pueblo a orillas del Mississippi), Un vagabundo en el extranjero (1880, narra un viaje a pie entre la Selva Negra, en Alemania, y los Alpes suizos), Príncipe y Mendigo (1882, un libro que basa su trama argumental en el intercambio de identidades en la Inglaterra de los Tudor), y Vida en el Mississippi (1883, combina el recuento autobiográfico de sus experiencias como piloto de barco con una visita al Mississippi 20 años después).

En 1884 fundó la empresa editora Charles L. Webster and Company, en la que publicó numerosos libros. Este mismo año publicó Las aventuras de Huckleberry Finn, la secuela de Tom Sawyer, y que es considerada su obra maestra. Aunque repleta de humor y exuberancia narrativa, no deja de denunciar los efectos de la crueldad humana.

En 1889 publicó Un yanqui en la corte del rey Arturo. Sus obras de las décadas 1890 y 1900 están marcadas por la amargura y un creciente pesimismo causados por el fracaso de sus negocios y la muerte de su mujer y dos de sus hijas. Sus textos más destacados de ese período son: Wilson (1894, novela sobre un asesinato, que tiene como trasfondo el racismo), y Recuerdos personales de Juana de Arco (1896, una biografía sentimental). En 1907 recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford, Inglaterra.

Mark Twain murió el 21 de abril de 1910 en Nueva York. El escritor había nacido durante una de las visitas a la Tierra del temido cometa Halley, y vaticinó: “También me iré con él”. No se equivocó: murió al siguiente regreso a la Tierra del legendario cometa, 74 años después.

Además de su notable obra literaria nos legó muy buenas frases, entre ellas:

– “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda”.

– “Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa”.

– “La buena educación consiste en esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás”.

– “Un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hay sol y nos lo exige cuando empieza a llover”.

– “El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir”.

– “Honestidad: la mejor de todas las artes perdidas”.

– “Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas”.

– “Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada”.

– “Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño”.

– “El 28 de diciembre nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año”.

– “Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no”.

– “El trabajo consiste en lo que un organismo está obligado a hacer; el juego consiste en lo que un organismo no está obligado a hacer”.

– “Todo hombre es como la luna: con una cara oscura que a nadie enseña”.

– “Recogés a un perro que anda muerto de hambre, lo engordás y no te morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre”.

– “El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía”.

– “La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer”.

– “¿Por qué nos alegramos en las bodas y lloramos en los funerales? Porque no somos la persona involucrada”.

– “El hombre es un experimento; el tiempo demostrará si valía la pena”.

– “Dejar de fumar es fácil. Yo ya dejé unas cien veces”.

– “La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma que entre el rayo y la luciérnaga”.

– “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa”.

– “El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos usted se quedaría afuera y su perro entraría”.

– “El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte”.

– “Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado”.

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