Espectáculos

Tres visiones sobre el mundo de la construcción

Los fotógrafos rosarinos Norberto Puzzolo, Laura Glusman y Andrea Ostera exhibirán un trabajo que patrocinó la compañía Fundar y que retrata el antes y durante de varios edificios de la ciudad. “Fundar. 3 miradas. 30 años”, desde este viernes  en el Museo Castagnino.


Por Javier Hernández

De Andrea Ostera
De Andrea Ostera

Fundar, la compañía dedicada al diseño, desarrollo y construcción, celebra tres décadas en el Museo Castagnino (Avenida Pellegrini y Bulevar Oroño), patrocinando una muestra fotográfica a cargo de los artistas rosarinos Norberto Puzzolo, Laura Glusman y Andrea Ostera titulada Fundar. 3 miradas. 30 años. Abocados a mostrar de diversas formas lo que entienden, cada uno de ellos, por arquitectura y reflexionar, desde la práctica fotográfica, sobre el universo laboral, humano y social de la construcción, dos de los protagonistas de esta exposición charlaron con El Ciudadano y contaron los desafíos de la exhibición que quedará formalmente abierta al público, esta tarde, a las 19.30.

Curada por el escritor, crítico y docente de artes y nuevos medios Rodrigo Alonso, la muestra de estos tres artistas ganadores durante su carrera del prestigioso premio Konex, que se realizará en la sala central del histórico edificio, se propone como un instrumento de análisis y reflexión sobre una actividad que involucra múltiples tareas, recursos y personas.

“El diseño, la planificación, la coordinación y seguridad laboral, el balance entre cálculo y técnica, las terminaciones que transforman a las estructuras en espacios habitables, la interacción urbana, los innumerables individuos y familias que serán beneficiados por el resultado de todas estas actividades, conforman un conglomerado inagotable de situaciones que demuestran que el universo de la construcción no puede reducirse al simple oficio de erigir edificios”, escribe en su texto curatorial el propio Alonso.

Cada artista abordó este universo con sus propias motivaciones y puntos de vista. Mientras Laura Glusman se centra en los moldes de madera (encofrados) que se utilizan para dar cuerpo a las estructuras de hormigón, Ostera lo hace sobre un aspecto previo: el de los proyectos arquitectónicos. Atravesando ambas miradas, Puzzolo centra su interés en el plano de los trabajadores más representativos de la construcción: los albañiles.

Entre ellos erigen un mapa de imágenes en donde, como indica el curador, “resuenan realidades y contextos no siempre evidentes de inmediato”.

De Norberto Puzzolo.
De Norberto Puzzolo.

La casa de los otros

 

“Tengo una mirada de cierto compromiso”, dijo a El Ciudadano el artista Norberto Puzzolo. Y sobre el punto de vista sobre el que se paró para realizar estas obras contó: “Lo que me interesaba y sentía que me tocaba en este tema era poner el ojo en la gente que trabaja haciendo «la casa de los otros«; construyendo casas que no habitarán”.

Norberto Puzzolo.
Norberto Puzzolo.

Fotógrafo, artista plástico y uno de los realizadores de la famosa Tucumán Arde, obra emblemática de los años 60, Puzzolo escribe en un texto que precede a esta obra: “Todo relato es una construcción. Toda elección implica un descartar”. Y en ese orden de cosas, detalló: “Creo que la creación siempre es en realidad una recreación, tenemos tantos años detrás que uno siempre toma algo y lo resignifica”.

“Las imágenes de edificios terminados o en construcción operan como telones de fondo y en ese contexto cada albañil se representa a sí mismo”, describió el fotógrafo. Y avisó: “Hay representación, pero no actuación: son los mismos trabajadores que construyen edificios quienes posan frente a la cámara”.

En una de las fotografías que sirven a la difusión de esta muestra se ve a un obrero  portando maderos utilizados para encofrar, uno de ellos se desvía dando la sensación de ser portador de una cruz. “Mucha de mi obra está cruzada por la tradición judeo-cristiana”, indicó Puzzolo quien dice abandonar cualquier registro que implique una versión documental o antropológica de la actividad de las personas que fotografía: “Me esfuerzo por ubicarlas en una actitud que refleje cuál es su oficio y qué hacen, aislándolas de su lugar de trabajo. Las coloco delante de la cámara en el más tradicional estilo del retrato pictórico, quizás el serrucho es la espada y el fratacho el escudo”.

 

Andrea Ostera se interesó en los planos.
Andrea Ostera se interesó en los planos.

El momento de la proyección

 

De la labor de los albañiles, en el campo concreto de acción, a la oficina de los arquitectos y calculistas, el proceso de producción de un edificio tiene sus pasos. Andrea Ostera se interesó por los planos.

“Empecé a investigar el (programa informático) Autocad y pedí que me pasaran los planos de los edificios”, contó a El Ciudadano la artista, quien confiesa que el universo de trabajo sobre el que junto a sus compañeros montó la investigación de la obra se definió a partir de la selección de edificios con nombres de mujer: “Trece proyectos como terreno de juego”, devela.

Lejos de profundizar en cuestiones ilustrativas de la arquitectura de Fundar o imágenes de tipo comerciales, el trabajo de Ostera pone el ojo en la instancia en que el edificio es todavía una promesa. “En mi caso hay una imagen gráfica muy potente. El uso del blanco y negro es parte del lenguaje de mi obra; el trabajo con la tipografía es una cosa bastante recurrente. Tengo como dos caminos: uno figurativo y otro que es muy abstracto”, ahondó la artista.

“Me interesa cierto aire de familia entre estos dibujos y la fotografía, ambos representaciones bidimensionales de un espacio limitado. La consigna es desnaturalizar estos planos, privarlos de su función instrumental y transformarlos en un objeto estético”, escribe Ostera en relación a las búsquedas con las que nace este trabajo. Y consultada por la representación que toman estas imágenes apuntó: “Son de lo más fotográficas que te puedas imaginar”.

“Haciendo una suerte de disección de los planos, me quedé con los que tenían palabras. Había –continuó la artista– un punto particular en el que los textos, cuando uno los achicaba en el ordenador, desaparecían y se transformaban en formas geométricas”.

“Busco el extrañamiento, intento liberar a estos planos de su poder de instrucción y descubrir, de alguna manera, su potencial poético”, describió Ostera quien concluyó: “Lo que fotografié es una especie de error de pantalla”.

De Laura Glusman
De Laura Glusman

Imágenes de Arquitectura

Comentarios