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Tránsito: primer paso para el control de drogas ilegales

En el debut, 4 de 16 personas dieron positivo en marihuana y cocaína. Les quitaron los vehículos.


Entre el jueves y el domingo se hizo la primera serie de controles de drogas de venta ilegal sobre conductores en Rosario. Aún en etapa piloto, de las 16 personas al volante a las que se le aplicó, 4 dieron positivo: dos conductores de motos y dos de autos. Todos jóvenes, entre 18 y 25 años. Dos habían consumido marihuana, uno cocaína y, el último, ambas sustancias de venta ilegal. Personal del municipio remolcó los vehículos al corralón aunque no les labraron multas a los conductores porque aún está en etapa de aplicación la ordenanza impulsada por Jorge Boasso y apoyada por la gestión de Mónica Fein. Entre los datos salientes de la primera tanda, ninguno de los 16 controles detectó otras de las sustancias que puede relevar el aparato: anfetaminas, benzodiazepinas, metanfetamina y opiáceos. En abril, el municipio y los legisladores evaluarán los resultados de unos mil test que se harán para ver si intensifican el control y decidirán si lo amplían a estas otras sustancias, algunas de venta ilegal y otras bajo receta. El test había sido criticado por el presupuesto y la efectividad en bajar la cantidad de siniestros viales, siempre teniendo como espejo los probados test de alcoholemia. “Es un debate profundo que necesita de los resultados de esta prueba y la voluntad política consensuada de todos”, explicó a El Ciudadano, el secretario de Control y Convivencia, Gustavo Zignago.

Primera

Durante el fin de semana, cuando se hicieron 433 controles de alcoholemia con sólo 34 positivos –cifra histórica y en baja a partir de la intensificación de la medida preventiva–, se sumó otro test a los operativos nocturnos: el de drogas de venta ilegal. Personal del municipio, que suele ir acompañado por agentes de la Unidad Regional II, detuvo a 16 conductores durante las tres noches. Buscaron consumo reciente de marihuana y cocaína. Aún sin un protocolo de acción, el médico que acompaña habitualmente los controles de tránsito repasó a los conductores frenados al costado del cordón y pidió aplicarle el test a algunos. “Junto al inspector y con la apreciación visual, que es parte de la revisión clínica, eligieron. Fue mixto, entre dictamen y azar”, explicó Zignago. De los 16 controlados, dos motociclistas y dos automovilistas, todos de entre 18 y 25 años, fueron elegidos para el hisopado de saliva. Diez minutos más tarde, el resultado fue positivo. Uno luego fue controlado por alcohol y también dio positivo en ese test. “Aún no hay un protocolo. Puede que se le haga primero el test de alcohol y luego el de drogas. Depende de la evaluación del médico. O puede hacerse sólo el de droga”, agregó el secretario. En ninguno de los 16 relevados hubo rastros que dieran positivo de anfetaminas, benzodiazepinas, metanfetamina y opiáceos. Los vehículos en los que se trasladaban fueron remitidos al corralón, aunque no se les labró actas a los conductores porque el test aun está en etapa piloto. Sí tuvieron que pagar el acarreo de la grúa al día siguiente para recuperarlo.

Políticas y control

Consultado por la necesidad de incluir un test de drogas cuando con el de alcohol ya se quita al conductor peligroso de la calle, Zignago contestó: “Hay casos de negativo de alcohol y positivo de narcolemia (test de drogas de venta ilegal). Es opinable. Tenemos definiciones claras de la intendenta de aportar presupuesto a sumar herramientas de control y cuidado”. El presupuesto para las pruebas de drogas y alcohol en conductores es similar en montos. La diferencia es que con el dinero dispuesto a alcoholemia (con ocho equipos) se hacen 900 test por mes y es una política comprobada en hacer bajar la cantidad de positivos. Y con la misma plata sólo se pueden hacer 250 test de drogas, un cuarto que los de alcohol, con un solo equipo. La gran diferencia de dinero está en las pipetas. Las de alcohol salen 5 pesos y las de drogas 52 dólares, aunque las autoridades ya adelantaron que si da positivo la prueba el costo de la pipeta correrá por el lado del infractor.

“Elegimos la detección por saliva porque es la que nos da registro de un consumo inmediato. No vamos perseguir el consumo sino queremos controlar cómo puede afectar la conducción”, explicó Zignago sobre los umbrales de consumo previo al test. La firma Dräger estima que la marihuana puede ser detectada minutos después del consumo y hasta 24 horas más tarde. La cocaína y el resto de las drogas aparecen entre uno y tres días.

Otros factores se suman a la ecuación: cantidad de sustancia, el metabolismo y la edad, siempre con lo más importante: la calibración del equipo para detectar. Según la empresa, dará positivo a quienes se les encuentre 20 nanogramos de cocaína por mililitro en la saliva y 5 de THC.

Hacia adelante

En abril y con las estadísticas de la prueba piloto está previsto que un consejo integrado por ediles y personal del municipio de las áreas involucradas analice la experiencia y decida si es conveniente extenderla a las otras drogas. En mayo el municipio debe definir si avanza con esta política y compra más equipos. Desde ese momento, y si el control se establece, quienes den positivo serán sancionados, igual que los atrapados con más alcohol en sangre del permitido: 0,5 gramo de alcohol por litro para automovilistas y 0,2 gramo para motos. Serán multas de entre 2.800 y 9.400 pesos. También deberán asistir a un curso de conducción responsable y se les ofrecerá atención en la red pública de salud por el consumo.

Críticas por costos y las prioridades del Estado

Tal como publicó el año pasado El Ciudadano, el test de drogas de venta ilegal levantó críticas por los costos. Desde la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec) lo calificaron como “muy caro” y que le quita recursos al problema comprobado: el alcohol. “Es un dispendio de dinero que se podría usar en intensificar los controles de alcoholemia, que han tenido resultados significativos”, explicaron desde la asociación. Zignago confirmó que la política de control de alcohol en conductores se intensifica con buenos resultados. “Seguimos en los valores del 2016, cuando estábamos por debajo del 7 por ciento de positivos. Habla de la concientización de la población”, agregó el funcionario.

Otra crítica al test nuevo es que no contempla el coqueo, una práctica habitual en las provincias del norte, y el humo de segunda mano de marihuana. “No se controla la publicidad de bebidas alcohólicas como sí se hizo con éxito con el tabaco. Al contar lo mal que hacen bajaría el consumo y la incidencia de enfermedades relacionadas”, dijo a El Ciudadano, el titular de Arec, Pablo Ascolani. “Las representaciones sociales del «problema de la droga» no se corresponden necesariamente con el fenómeno en sí. En los fenómenos sociales es tan importante lo que en realidad pasa como lo que la gente cree que pasa. Si creemos que consumir drogas prohibidas nos va a hacer perder el control, es más posible que lo perdamos efectivamente”, agregó Ascolani.

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