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Reflexiones

Suben a la campaña Carla Bruni, Sarkozy y Garzón

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En una campaña todo suma, y la visita de enviados del planeta Tierra puede dar algo de oxígeno cuando los lemas y los estribillos se agotan. O cuando no hay posibilidad de hacer avisos proselitistas, algo que el cronograma electoral recién habilitará el mes previo a las elecciones del 25 de octubre. Mostrarse con los famosos del mundo agrega un valor al perfil del candidato que los campañólogos recomiendan aprovechar. Luiz Inácio Lula da Silva recuerda siempre que, en una encuesta hecha después de dejar la presidencia de Brasil, menos de la mitad de sus compatriotas recordaba qué había en el gobierno, pero que una abrumadora mayoría tenía en la retina sus fotografías con presidentes extranjeros.

La semana pasada aportó dos o tres ejercicios de este tipo. Primero, la visita del ex juez Baltasar Garzón, destituido en España por fallar contra derecho en alguna causa caliente, que apareció en el despacho de Aníbal Fernández para decir, a la salida, que lo apoya en su candidatura a gobernador. Recordó al pasar que se había pronunciado en el mismo sentido antes de las Paso. Algo que a Julián Domínguez le hace morder el freno, porque Garzón, entre otros contratos que tiene con diferentes gobiernos del mundo, es asesor rentado de la Cámara de Diputados de la Nación, con afectación a la Comisión de Asuntos Penales.

Garzón cabalga en estas horas un emprendimiento de la fundación que lleva su nombre, un Congreso de Jurisdicción Universal, en el cual participará, como moderador, el candidato a vice de la fórmula del ministro del Interior, Martín Sabbatella. Tendrá el lujo de entrevistar, por videoconferencia, al inventor de WikiLeaks, Julian Assange, quien vive refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres. Será el 10 de septiembre desde el Teatro Cervantes, en plena veda de los avisos en medios audiovisuales, que cuida tan atentamente el ex intendente de Morón.

Para cortar con tanto tercerismo, y dar una señal al otro extremo del dial, el público moderado, Daniel Scioli no sólo fue estrella en el seminario del Council of the Americas. Recibió en su despacho porteño en el Banco Provincia a la organizadora de esa algarada anual con empresarios, la lobbista Susan Segal.

El mismo día del Council, la que ingresó al despacho de Cristina de Kirchner fue la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, musa del neochavismo español, que el jueves último hizo las delicias de los militantes de Justicia Legítima en un aula de la Facultad de Derecho de la UBA. En ambas ocasiones, la acompañó el embajador en Madrid, Carlos Bettini, pero la venida de esta ex jueza que desplazó al PP de la alcaldía madrileña, que parecía inexpugnable, se debe al patrocinio del empresario Hugo Sigman, un argentino que estuvo exiliado en Barcelona y que orbita en el planeta Bettini. Los dos están, junto a Felipe González, detrás de las giras al país del pianista Daniel Barenboim, que era amigo hasta que no quiso (o no pudo) tocar en la Ballena Azul.

Este promotor ha hecho su fortuna con los medicamentos y está teniendo suerte como productor de cine –sus últimos éxitos son “Relatos Salvajes” y “El Clan”–. Como tiene además una editorial que publica a Carmena, tendió un cerco sobre su agenda que privilegió a Justicia Legítima.

El viernes pasado, Carmena recibió en su despacho de la calle Uspallata, en Parque Patricios, a su colega Mauricio Macri, que está en las antípodas políticas e ideológicas. El encuentro se justifica en el rango protocolar porque alcalde visita alcalde, pero además tienen mucho que conversar ya que el gobierno porteño ha tenido, hasta la asunción de Carmena –que llegó al poder en una alianza con Podemos– una relación más que especial.

Las referencias de Macri en el conservadorismo español han sido de gente de Madrid, además de José María Aznar, como la esposa de éste, Ana Botella, que fue alcaldesa de Madrid y debió dejarle la silla a la ex jueza, pese a que otra amiga conspicua de Madrid, Esperanza Aguirre, ganase en votos las elecciones pero las perdiera porque no logró la mayoría de escaños para tener el cargo. Otro referente clave del PP fue Alberto Ruiz Gallardón que, como Esperanza, fue alcalde de Madrid y presidente del gobierno autonómico. En los mejores momentos de la relación se abrió en Buenos Aires una Casa de Madrid para aceitar las relaciones entre las ciudades cuando la Argentina y España estaban gobernadas por los Kirchner y los socialistas.

Cuando Macri describe en confianza su estrategia política de fondo, remite al consejo de hace más de 10 años de Aznar: “Tenéis que hacer lo mismo que hicimos en España, juntar todo lo que está a la derecha de la izquierda y allanar las diferencias entre los grupos dispersos”. Cuando asumió el cargo porteño, Macri remitía su proyecto a una comparación con el Madrid de Gallardón, y decía que se conformaba con dejar al distrito con una calificación de 7/10, considerando a Madrid en el máximo de 10.

En la misma jornada del viernes, Macri debía cumplir con un pedido de entrevista que le hicieron los patrocinantes de otra leyenda del conservadorismo europeo, el ex presidente Nicolas Sarkozy, quien visita la región acompañado de su principal activo, su mujer, la bella y graciosa Carla Bruni. El francés estuvo hace unos días en la fundación de Lula da Silva en San Pablo compartiendo reuniones privadas y un panel público. En la noche del jueves último, se lo registró cenando secretamente con algunos operadores en la Bolsa de Comercio, con Adelmo Gabbi, Juan Nápoli y el sponsor de esta visita, el propietario de la empresa OCA, Patricio Farcuh. De paso acompañó la presentación de Bruni en un local de Porto Alegre.

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