Espectáculos

Stanley Clarke. Una irresistible fusión entre técnica y ritmo

El virtuoso bajista Stanley Clarke refirió tópicos de su carrera, como la emblemática formación Return To Forever, la relación con su instrumento y habló de “Up”, el disco que viene a presentar este viernes, al teatro El Círculo.


“El jazz es la combinación perfecta de la improvisación y la habilidad técnica”, definió el bajista y compositor Stanley Clarke respecto del género en el que, gracias a su inmenso virtuosismo, se transformó en uno de sus referentes en los 70, sobre todo en lo que respecta a sus variaciones como jazz eléctrico o jazz rock. Poniendo en valor su trayectoria, el músico que supo integrar junto a Chick Corea el emblemático Return to Forever (trío que completaba Lenny White)  continúa renovándose, rodeándose de jóvenes y talentosos músicos, componiendo y realizando elogiadas presentaciones como la que tendrá lugar esta noche, a las 21.30, en el Teatro El Círculo (Laprida y Mendoza), donde presentará oficialmente Up, el álbum “más enérgico, divertido, rítmico y optimista” de su carrera, según lo caracterizó y donde además realizará un homenaje al pianista George Duke, fallecido en agosto de 2013.

Clarke estará acompañado por Beka Gochiashvili en piano acústico, Mike Mitchell en batería y Cameron Graves en teclados. “Beka tiene 19 años y Mike 20 y ya son músicos extraordinarios y reconocidos. Tienen la misma edad que yo tenía cuando empecé a tocar con  maestros como Horace Silver, Art Blakey, Dexter Gordon y Joe Henderson, entre otros. Cameron Graves es un poco más grande y trae consigo una variada experiencia en teclados. Juntos van a ser un verdadero placer para el público”, adelantó Clarke en una entrevista con El Ciudadano.

—¿Cómo está viviendo este regreso a la Argentina?

—Deseaba volver. Tengo muchos amigos y familia allí. De hecho, fui a Argentina más para visitar a mi familia que a tocar. La madre de mi esposa es argentina y muchos de ese lado de la familia todavía viven allá. La última vez que toqué allá fue en 2012 con Return To Forever. Me encanta la música, la comida y la gente. Soy amigo de muchos de los buenos músicos que tiene el país y siempre es maravilloso llegar para verlos.

—¿Cómo fue producido Up, donde toca con Eagles Joe Walsh, Chick Corea y Stewart Copeland?

—La pasé muy bien haciendo Up y creo que eso se nota. Mi objetivo era hacer un disco con mis amigos personales. Todo el mundo vino preparado y listo para tocar. Todos son músicos fantásticos, había mucha facilidad y naturalidad en nuestras sesiones, especialmente teniendo en cuenta que todos vienen de géneros diversos. El talento osciló entre la gran sección rítmica a lo Michael Jackson de John Robinson; Paul Jackson Jr. y Greg Phillinganes; pasando por mis amigos del rock como Stewart Copeland y Joe Walsh hasta amigos más nuevos de la música clásica como el Cuarteto de cuerdas de Harlem. Ellos llegaron al estudio para dar todo lo que tenían y fue un proceso creativo del que estoy agradecido.

—¿Cuánto de experimentación tiene el disco?

—Todo el concepto del álbum fue la experimentación. Quería que el proceso creativo requiriera el menor esfuerzo posible, eliminar las distracciones externas que a veces influyen en las sesiones, así que sólo invité a mis amigos. Elegí ingenieros con los que había trabajado y me sentía cómodo y grabé las pistas en algunos de mis estudios favoritos. Creo que funcionó. Este es el álbum más enérgico, divertido, rítmico y optimista que he hecho en mi carrera.

—Obtuvo gran cantidad de premios, ¿cuál fue para usted el mayor reconocimiento personal?

—Uno de los objetivos de mi carrera es hacer protagonista al bajo. Dado la llamada revolución del bajo en la década del 70, ese instrumento se ha liberado por completo. Hoy los bajistas son líderes de bandas, solistas y primeros artistas en los tours. Creo que es considerado el instrumento de más rápida expansión en los últimos 10 o 20 años. Me siento honrado de haber tenido la oportunidad de ser uno de los precursores de este movimiento. Probablemente uno de los reconocimientos que más aprecié en los últimos tiempos fue en el Festival de Jazz de Montreal en 2011, donde gané el Premio Miles Davis. Significó mucho porque se atribuyó a mi trabajo personal y también a mi influencia en la regeneración del idioma del jazz.

—Creó su propio estilo de interpretación del bajo eléctrico. ¿Qué le brinda ese instrumento?

—Cada músico desarrolla su propio estilo a través de mucha práctica. Cuando empecé con el bajo eléctrico, prácticamente transferí mi técnica del bajo acústico. Cuando empecé no había realmente instrucciones sobre cómo tocar el bajo eléctrico. Todavía me ocupo así de él. Fui muy afortunado de que la base de mi carrera fuera una extraordinaria educación musical acústica en bajo. Asistí a la Philadelphia Academy of Music. Además tuve un buen número de mentores maravillosos e instructores privados durante ese tiempo. Mi educación musical inicial fue muy tradicional y estricta, y eso me dio una base sólida sobre la cual construir.

—Modificó las estructuras del jazz insertándolo en un nuevo paradigma musical ¿Como logra mantener su esencia?

—Me rodeo de músicos maravillosos que me inspiran y me empujan. Ellos me dan energía y son temerarios por su juventud, siempre traen cosas nuevas. También me exijo salir con músicos de primera línea en giras especiales. Por supuesto, esto incluye Chick Corea y Lenny White con Return to Forever, así como Stewart Copeland, Bela Fleck, Jean-Luc Ponty y tantos otros. Además, todavía practico todos los días y compongo.

 

Adelantados en el tiempo

Stanley Clarke fue junto a Chick Corea fundador de la emblemática Return To Forever, agrupación que marcó un hito en los 70 como precursora de la fusión electrónica del jazz. “Return to Forever fue como una universidad en constante gira”, recordó Clarke. “En ese momento las compañías discográficas no sabían qué diablos estábamos haciendo, pero la gente venía a ver los espectáculos y éramos récord en ventas. Básicamente sonábamos tan fuerte como las bandas de rock, pero le aportábamos la técnica. Fuimos muy afortunados con el movimiento de jazz-rock-fusión de la década del 70 en la que nos adelantamos a nuestro tiempo. Experimentábamos con nuevos conceptos de la unión de esos géneros. La fusión de jazz y rock era algo así como una «puerta de entrada» a esa época. Los fans del rock fueron expuestos al jazz y los amantes del jazz fueron expuestos al rock”.

 

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