Espectáculos

Sobre las infinitas formas de amor y desamor

El sábado por la noche, en el teatro de Plataforma Lavardén, se presentó ante un colmado auditorio el espectáculo “El amor muerde” de Reynaldo Sietecase y Sandra Corizzo.


El sábado por la noche, en el teatro de Plataforma Lavardén, se presentó ante un colmado auditorio el espectáculo “El amor muerde” de Reynaldo Sietecase y Sandra Corizzo. Los poemas y textos del periodista y las canciones en la bella voz de la cantautora rosarina se cruzaron en el céntrico escenario para hablar de temas vinculados a las distintas formas de amar y ser amado.
La puesta fortaleció el carácter íntimo del espectáculo: Sandra sentada en un extremo del escenario rodeada de algunos instrumentos; Reynaldo, en el otro, protegido sólo por un atril con apuntes. Ellos con una sutil actuación habilitaron espacios para el humor y la participación de la platea. De fondo, tras el escenario, una proyección fija de pinturas de tres corazones tornasolados (a cargo del artista Daniel de Lorenzi) acompañó toda la obra.
Cerca de las 21.30, el espectáculo comenzó con un video donde se podían apreciar distintos tipos de besos: en los labios, apasionados, tiernos, delicados; de películas y telenovelas, de conocidos personajes; a color, en blanco y negro; en primer plano, etc.
En un comienzo los poemas sirvieron de introducción a las canciones de Corizzo pero con el correr de los minutos las expresiones se fueron amalgamando. “Con Sandra pensamos que el amor empieza por la boca”, dijo Reynaldo antes de plantear una duda que pareció existencial: “Pero… de lengua o en los labio”. La incertidumbre dio paso a una serie de poemas y canciones sobre: el beso, y las formas de besar y recibirlos.
Dividida en una suerte de imaginarias secciones, “El amor muerde”, continuó sus indagaciones músico-textuales con el Sexo: Posiciones y lugares donde hacerlo. Sonó un rap del amor: De pie frente al público, Sietecase se convirtió en un rapero y desde ese lugar disparó frases picantes mientras Corizzo entre vibratos y geniales efectos vocales daba vida a colores que servían de base rítmica.
Compositora, arregladora e intérprete, Corizzo cantó una decena de temas propios en portugués, español e inglés y, con su bella voz, transitó por influencias musicales que fueron desde el jazz y el soul hasta el folclore y la música de brasil.
Con esa impronta las manifestaciones siguieron su curso: Las infinitas formas de amor y desamor; el abandono y los finales poco felices; el miedo a que nos dejen y las actuales formas de ser dejado que incluyen mensaje de texto y whatsapp; lo que uno promete al otro y lo que proyecta con esa persona. Para concluir con una frase esperanzadora: “El amor no muerde” antes de anunciar la participación de un invitado sorpresa que no fue otro que el músico Jorge Fandermole.
El autor de “Oración del remanso” interpretó “Corazón de luz y sombra” y, antes de concluir el espectáculo, Sietecase y Corizzo cerraron con un canto al deseo. En tono poético las palabras del periodista político fueron contundentes: “Hay que seguir hablando del deseo y nunca dejar de perseguirlo”.

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