Edición Impresa

Educación

“Si hay algo que tenemos que cuidar como oro es la escuela”

La funcionaria advirtió sobre la desvalorización de instituciones por situaciones que se producen afuera.


Claudia Balagué es ministra de Educación desde diciembre de 2012, cuando el entonces gobernador Antonio Bonfatti la designó para cubrir esa cartera y años después fue ratificada por Miguel Lifschitz. Aunque no está segura por qué Bonfatti la eligió como ministra, intuye que fue por un perfil vinculado con la alfabetización científica que era necesario incorporar al sistema educativo. “Puede haber sido –especula también– por mi vocación de diálogo y de escucha, que en un funcionario político no es menor”.

“Creo que en ese momento –agrega– era importante porque sucedieron algunos ruidos y diferencias con algunos sectores del sistema educativo y era necesario reestablecer el diálogo con todos”.

Antes de su paso por la función, Balagué entendía la educación santafesina “con la mirada sesgada del docente universitario”, que creía que la educación en general no preparaba a los chicos del secundario para cursar –“la carrera que yo estoy dictando”– en la universidad.

Si bien ese perfil universitario puede haber habilitado su nombramiento, en principio, no fue bien recibida por el sistema educativo provincial, que generalmente no ve con buenos ojos que un universitario conduzca la educación provincial.

“El paso por la función –dice la ministra– me llevó a entender que el rol que tiene hoy la escuela secundaria es mucho más que preparar a los chicos para una carrera universitaria y tiene que ver con una formación de ciudadanía que genera expectativas y proyectos de vida a los chicos”, reconoce hoy.

Balagué sostiene que “toda esa tarea que hoy tiene la escuela, toda esa complejidad y esa dimensión no es visualizada en su totalidad por el sistema educativo”.

“O sea –sintetiza– tenemos una visión desde la educación superior, otra desde la escuela secundaria y otra desde la primaria”, en ese marco reconoce que “uno de los desafíos más importantes” consiste en “poder integrar esas visiones del sistema educativo, porque la centralidad está en el estudiante”.

Durante la campaña del actual gobernador, Balagué militó fuertemente la política del Frente Progresista Cívico y Social sosteniendo que el PRO no estaba en sintonía con la educación pública. Las vueltas de la política no consolidaron la posición del presidente Mauricio Macri en la provincia pero sí a nivel nacional, lo que pone a Santa Fe en un lugar expectante frente a las políticas nacionales.

—¿Ratifica la mirada que tenía en la campaña electoral acerca de las políticas educativas del gobierno nacional?

—Todavía no tenemos la mirada integral de cuál es el posicionamiento del gobierno central en educación pública. Si nos basamos en lo que pasa en Capital vemos que prevalece la educación privada sobre la pública. Quizás esa experiencia previa de gestión los lleve a poner la mirada sobre lo privado. En Santa Fe tenemos una realidad totalmente distinta con más del 70 por ciento de educación pública, y una gran tradición en poner el foco en lo público. El hecho de que el ministro (de Educación de la Nación, Esteban Bullrich) trabaje de manera más federal y en conocimiento de todas las provincias puede ayudar a que cambie el enfoque y la mirada sobre la educación pública.

—En lo que hasta el momento dejó ver la Nación, ¿cuáles son las políticas educativas que menos sintonía tienen con Santa Fe?

—Me llama la atención que las políticas educativas del nuevo gobierno estén muy focalizadas solo en el Nivel Inicial. Además, la sala de 3 está planteada como universal y obligatoria para todos los chicos. La universalidad ya se estaba discutiendo en el consejo anterior, pero la obligatoriedad mereció planteos de varios ministros, porque es una mirada muy porteña. En Rosario podríamos avanzar sin problemas con estas políticas. Hay que hacer una gran inversión en infraestructura, pero eso el gobierno central ya lo pensó y está tramitando un crédito internacional para construir jardines con salas de 3 años. Me parece correcto fortalecer la educación inicial, mi preocupación es poner el foco central en eso. En Santa Fe insistimos que las problemáticas más importantes las seguimos teniendo con los jóvenes. Es verdad que muchos autores plantean que escolarizar desde los tres años facilita las instancias superiores de educación, pero para eso falta mucho y tenemos 10 años en el medio que hay que atender hoy con una política educativa concreta de inclusión y de calidad educativa que no es contradictoria ni tiene que hacerse en dos etapas diferentes.

—Una de las propuestas del gobierno de Macri apunta a la evaluación del docente en clave de mérito. ¿Cómo se posiciona la provincia ante un eventual avance de esta propuesta?

—Santa Fe lo enmarca de una manera mucho más integral. La calidad educativa no es sólo el saber que los chicos están aprendiendo en las asignaturas, sino también una formación en valores. El concepto de evaluación docente es un planteo antiguo. Las investigaciones en educación señalan que lo más interesante es la autoevaluación de la institución en su conjunto, y no del docente individualmente. Este es un proceso que las mismas universidades vienen haciendo desde hace un tiempo, y se logra conociendo las capacidades adquiridas por los estudiantes y egresados. En este sentido, la institución es la que tiene que garantizar esos aprendizajes; evaluar a un docente individualmente no nos garantiza demasiado, y esto lo vemos cotidianamente. Cuando las instituciones trabajan en equipo y con directivos como líderes pedagógicos que trasmiten a sus docentes las necesidades de actualizaciones y de capacitaciones, eso funciona integralmente como una escuela que genera buenos estudiantes y egresados.

—El presentismo es otra idea que siempre está en carpeta. ¿El gobierno avanzará en este sentido?

—Creo que tenemos que mejorar el ausentismo. Aplicar el presentismo no es la forma, porque ya se probó en Santa Fe y los números no fueron mejores de lo que tenemos en la actualidad. Hay que apelar a los controles y a la responsabilidad de los docentes. El ausentismo también baja la calidad educativa porque no es bueno para el chico en su proceso formativo. No son todos los docentes, es un número muy acotado de “faltadores” que están identificados dentro del sistema y a los cuales les estamos pidiendo que rindan cuentas.

—Las reformas educativas en noviembre del año pasado apuntaron a asegurar la gratuidad del Nivel Superior. ¿Cómo se garantiza eso en nuestra provincia?

—A ese concepto tendemos. De hecho, hemos creado nuevas tecnicaturas y profesorados. Nuestra meta es la democratización de la educación superior, para que realmente sea accesible a todos. En este sentido, creamos tecnicaturas en los barrios, algo que al principio fue resistido, como por ejemplo la de barrio Las Flores, donde hay una tecnicatura en enfermería y en mantenimiento de equipos que está dando muy buenos resultados. También creamos carreras que no existían a nivel público, como gastronomía, turismo y hotelería. Además llevamos la educación superior a los parques industriales para contribuir al proceso productivo regional con tecnicaturas con perfiles diferentes a las tradicionales.

—¿La vinculación entre empresas y educación no puede generar una educación “a medida”?

—Si abrimos el abanico inteligentemente no tiene porqué ser así. Cuando nosotros hablamos con la comisión directiva de un parque industrial no vamos a una empresa sino a un conglomerado productivo, que atiende esa región y que tiene distintas empresas, incluso con diversidad de producción y de objetivos de trabajo. También hay muchas pymes y nos parece correcto aportar en lo educativo para el desarrollo de esas empresas santafesinas.

—¿Los equipos socioeducativos están en condiciones de atender la complejidad de las balaceras que se dan en algunas escuelas como la ocurrida en Cabín 9?

—Para ese tipo de problemáticas, evidentemente no. Es una nueva complejidad que tampoco hay que instalarla como algo generalizado. Me llama la atención cómo se difundió esto. Es verdad que se dio un caso muy complejo frente a una escuela, incluso algunos chicos eran de la institución. Tenemos que ser muy cuidadosos cuando trasmitimos este tipo de situaciones para que no se termine diciendo que es mejor que estos chicos no estén en las instituciones. Nosotros creemos que la única forma de integrarlos es en la escuela. También llama la atención que situaciones que pasaron a varias cuadras se las vínculó con el establecimiento, tomando imágenes de su frente. Eso me parece peligroso, porque poner siempre el foco en la escuela de lo que pasa alrededor de alguna manera es estigmatizarla, y si hay algo que tenemos que cuidar como oro es la escuela, porque es la que está dando respuesta a mucha de las cosas que pasan.

Comentarios