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La Piedad, un cementerio donde no se descansa en paz

Por Alexis Louhau. Desde años es constante la rapiña de placas, floreros y portarretratos de metal que tienen cierto valor de reventa. Es conocida en el lugar la existencia de boquetes sobre los interminables paredones por los cuales se filtran ladrones “Sólo el 30% paga la tasa y el municipio debe hacer magia”


Rejas desvencijadas, vidrios rotos y tumbas derruidas transformadas prácticamente en escombros es el aspecto que hoy en día entrega el cementerio La Piedad. Las lápidas, panteones y nichos más antiguos hablan de una situación casi de abandono que, como consecuencia, se traduce en la casi nula concurrencia de personas en días de semana.
El predio municipal, inaugurado a fines del siglo XIX y emplazado en la zona de Provincias Unidas al 2600, zona sudoeste, expone actualmente su cara más triste, apreciable en decenas de capillas olvidadas que fueron invadidas por el moho y que aún conservan en su interior portarretratos cubiertos por completo por una gruesa capa de tierra. Algunas vasijas o floreros aún conservan los restos secos de lo que en alguna época fue una viva flor, mientras que otros se convirtieron en un hotel de lujo para miles de arañas que se apoderaron de lo despoblado, que no es escaso.
Tampoco son pocas las tumbas que se hallan parcial o totalmente descubiertas y que posiblemente nunca sean denunciadas, no por maldad sino por completa ignorancia del deterioro, por los familiares del difunto que allí descansa. La misma situación se observa en la galería de nichos ubicados sobre el ala norte, donde pueden verse viejos panales de abejas que, en sintonía con su entorno, también fueron abandonados.
Por otro lado, la presencia de asentamientos irregulares sobre los márgenes del cementerio es otro de los factores que contribuyó al deterioro general del lugar. Incluso, muchos vecinos denunciaron la aparición de boquetes que nunca se cierran, a través de lo que algunos ladrones pueden escurrirse sin ser advertidos para sustraer elementos. Ello contribuyó a que, al menos los días de semana, las visitas, sobre todo a aquellas tumbas ubicadas lejos del corredor central, sean cada vez menos frecuentes, transformando este espacio que invitaba a recordar mejores momentos en un lugar de mala muerte.

Un predio complicado

El director general de Defunciones y Cementerios, Edgardo Pereyra, explicó que en materia de seguridad el lugar tiene vigilancia privada en los dos accesos habilitados del predio y en la puerta del crematorio. Además, dijo que hay adicionales de policía las 24 horas. “La zona en donde está La Piedad no es la misma que la de El Salvador. Por eso, los efectivos están en continuo contacto con la comisaría 32ª y en las oportunidades en que encontraron gente sustrayendo cosas alertaron a la seccional y se las llevaron detenidas”, aseguró. El funcionario remarcó que el predio tiene 30 hectáreas y que pese a contar con personal de mantenimiento –propio y contratado–, la extensión, junto a la abundancia de césped, complica las tareas.

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