Ciudad

Ferrocarriles argentinos

Se hizo realidad la frase “todo marcha sobre rieles”

El tren Rosario- Retiro fue recibido por una multitud, tanto en la estación de San Nicolás como en la Rosario Sur.


“Soy de San Nicolás, y cuando era chica viajaba hasta Armstrong, Santa Fe, a visitar a los hermanos de mi papá. Para nosotros era el transporte más accesible, y viajar en tren era un placer. No puedo explicar la mezcla de emociones que sentí al escuchar la bocina cuando llegó. Hoy traje a toda mi familia, a mis hijos, para que vivan la experiencia. Y les encantó”, contó entre lágrimas, Cintia Campos, una nicoleña que no escondió su emoción al hablar de la vuelta del tren.

La expectativa por ver el tren fue tan grande que, incluso, el arribo se produjo unos minutos más tarde de lo esperado debido a la cantidad de personas que se fue volcando en las diferentes estaciones por las que pasó el convoy, y eso hizo que el paso fuera muy lento y se retrasara su llegada.

Cuando llegó a San Nicolás, el público copó todos los sectores de la estación, demostrando hasta el cansancio su alegría y emoción por el retorno de un servicio que estuvo ausente durante mucho tiempo.

Cientos de familias, grandes, chicos y no tanto, y agrupaciones políticas, esperaban su llegada con teléfonos celulares, máquinas de fotos y tablets en mano: no paraban de disparar con el dedo para que quede registrado ese momento tan esperado por todos.

Casi sin que ninguno de los pasajeros se diera cuenta, el tren “despegó” a las 17.15 desde San Nicolás, y allí los presentes comenzaron a sentir una gran expectativa en el horario de su llegada a Rosario.

“Tarda una hora”, le respondió una madre a su hijo que no paraba de sacar fotos a todo el interior del tren. Ian tiene diez años y es la primera vez que se sube a un vagón. El niño estaba sentado en un asiento junto a una amiga del colegio, mirando el paisaje. “Siempre mi abuelo me contaba que él viajaba en tren, pero después no lo pudo hacer más. Ya no lo tengo, pero mi mamá me trajo para que viera que es lo que me contaba mi abuelo”, remató el chico.

El tren por dentro es verdaderamente confortable: tiene aire acondicionado, asientos tapizados de color azul, cómodos, con la opción de poder reclinarlos y también de armar una pequeña mesa para almorzar o cenar, según el horario. Tiene un servicio de buffet y un coche comedor, con mesas y sillones rojos, un gran ventanal con cortinas en tonos pasteles, baños, dispenser de agua y un apoyacabezas del asiento que reza: “Viaje Mejor. El tren es suyo”.

El tren –aseguraron– marchaba a 160 kilómetros por hora y  mientras los pasajeros charlaban y contemplaban el horizonte los invitaron con alfajores, galletitas, jugo y café para amenizar.

Finalmente, con bombos y platillos, la inconfundible silueta arribó a la estación Rosario Sur, donde cientos de personas lo esperaban. Un hecho histórico, ya que el último viaje “regular” desde Retiro había sido el 31 de julio de 1992, casi 23 años atrás.

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