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Rosario, capo de la provincia: el día después del campeón


Tras la consagración de Rosario en el Provincial, los protagonistas mostraron toda su emoción.  Pablo Fernández fue el capitán y guía del equipo. El abre la ronda de opiniones.

“La clave fue el compromiso de todos. Desde el primer día, desde la primera charla en la que exigimos lo que se necesitaba para hacer las cosas bien, para entrenar, Para que no sea un fin de semana escolar, para dejar un precedente para las inferiores también. Nos escucharon y se hizo profesional”, explicó Fernández, mientras que su amigo Omar Cantón comparte sensaciones: “La emoción pasa porque se da una paradoja. Cuando uno es chico lo quiere jugar y lo valora mucho, pero después por los momentos de la carrera uno prioriza otras cosas y tiene otras responsabilidades. Pero cuando se acerca el final de la trayectoria, uno vuelve a las fuentes y a disfrutar de estar en el lugar de donde uno salió. Si salís campeón quedás en la historia. Eso te pone en ese pedestal de felicidad”.

Mientras, Rodrigo Sánchez sacrificó hasta el físico, a tal punto que se desgarró en la final. “Habíamos hablado que teníamos ganas de jugar, para tratar de cambiar las cosas desde adentro. Cuando un grupo se sacrifica esta bueno tener premio”, contó el alero y su idea es compartida por Guido Mariani: “Fue una alegría gigante, salir campeón es de lo más lindo que te puede pasar, en un torneo muy duro que quema la cabeza y las piernas. Se armó un grupo muy bueno y eso creo que se debe en gran porcentaje a la capitanía de Pablo (Fernández)”.

Por último Matías Aristu extendió su alegría tras el título del TNA: “Es un gran año para mí. Esto significa mucho para Rosario, para el básquet, nada más lindo que ganar y de visitante. Jugamos bien, la pasamos bien y nos volvimos con la copa, estoy feliz”.

La emoción de Pastorino

Uno de los más emocionados tras la victoria de Rosario fue el entrenador Gonzalo Pastorino, quien ganó su tercer título provincial, el segundo como visitante en Santa Fe.

“Hice más o menos dos mil servilletas con el armado del plantel. Me lleva varios días siempre, pero esta vez coincidimos rápido con Marcelo (Roig) y el primer llamado fue a Pablo Fernández, que no sólo me dijo que le interesaba jugar sino que quería ganar. Y nos ayudó en todo, en convencer a los otros muchachos y en ser el capitán del equipo”, relata Pastorino, quien de entrada vio que se gestaba algo importante: “Las cosas se dieron bien, porque tanto en Sportivo América como en Caova nos dieron todo para entrenar bien, y porque los chicos formaban un gran grupo, se quedaban charlando después de las prácticas y la buena onda estuvo siempre. Acá hubo jugadores que venían de jugar finales, con un desgaste grande e incluso el caso de Maxi Yanson, a quien llamamos un día a las 20.30 para reemplazar a Maggi y a las 21.15 estaba para entrenar”.

“Estoy convencido de que tuvimos el mejor plantel, que a la postre formó el mejor equipo. Leía la nota de El Hincha y me emocionaba. Al equipo hasta la final le faltaba algo, que se guardaba algo y es verdad, porque ahí dimos el máximo. Estábamos para jugar diez minutos más si era necesario”, explicó Pastorino, quien se mostró muy agradecido con la dirigencia por la confianza. “Me emocioné mucho porque sabía que mis hijos venían a la cancha y eso no tiene precio. No soy rosarino pero me siento identificado con el básquet de la ciudad”, cerró.

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