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Rosarinos por el mundo: Javier López en Venezuela

Por Federico Cánepa.- El defensor ex Córdoba y Tiro habló de su presente en el Zamora y del momento político que rodea al país.


lopez-dentroEl rosarino Carlos Javier López lleva ya más de una década como futbolista profesional y en ese tiempo se ha transformado en un trotamundos con experiencias en Chile, México, Suiza, Italia, Bolivia y Venezuela, su lugar en el mundo luego de Argentina donde defendió las casacas de Central Córdoba y Tiro Federal, además de Aldosivi y San Martín de Tucumán.

Instalado en la ciudad de Barinas su presente lo encuentra en el Zamora, un club joven que viene de lograr su primer título nacional y a punto estuvo de dar la gran sorpresa en la Copa Libertadores y acceder a octavos de final.

El Hincha habló con él para conocer en esta primera parte de la nota (en una próxima se recorrerán sus experiencias en las diferentes etapas de su carrera) su momento actual tanto a nivel deportivo como social, teniendo en cuenta la coyuntura política que rodea al país por estos días.

“Tras el título del año pasado con el Deportivo Anzoátegui, me tuve que ir por incumplimientos y algunas desorganizaciones que es el punto en donde más tiene que crecer aún la liga, pero cuando Zamora me llamó a principio de año no dudé en volver porque acá me siento muy cómodo. Además estaba por delante la chance de jugar la Copa Libertadores que es algo que todo jugador quiere vivir”.

Esa experiencia a punto estuvo de transformarse en histórica. A la última fecha llegaron con chances de pasar de ronda pero el campeón Atlético Mineiro los derrotó y cortó ese sueño. “Se nos escapó por poco y fue una gran tristeza. No es fácil para un equipo venezolano competir en Copa Libertadores, fuera de la cancha los demás marcan mucha diferencia. Desde 2009 (Caracas) que un equipo venezolano no se mete en octavos de final y nosotros estuvimos a un paso de lograrlo. Pese a no conseguirlo dimos todo lo que teníamos y ahora lo que tenemos que hacer es seguir igual para continuar defendiendo la punta del torneo”.

Zamora es un club joven, fue fundado en 1977, pero que desde su ascenso a primera en la temporada 2005/06 ha ido ganado terreno hasta afirmarse como uno de los animadores permanentes y llegar a la consagración la temporada pasada. “La verdad el Zamora hoy es un club que está ordenado económicamente, que está haciendo las cosas bien, y que viene de ser campeón, y eso hizo que tenga un gran respaldo en lo económico con las copas internacionales. A raíz de todo esto está construyendo su centro deportivo de alto rendimiento, que hace que la institución siga creciendo a grandes pasos”, comenta sobre su actual club con el que marcha líder del torneo de primera división.

Su vida cotidiana, junto a su mujer Alina y sus dos hijas Martina y Guillermina la transcurre en Barinas. “Una ciudad tranquila, tirando a pueblo donde no hay mucho para hacer o salir”, cuenta y agrega: “Acá sólo te queda ir al shopping o a comer en algún restorán, nada más”.

 La vida cotidiana en un país convulsionado

Esa tranquilidad también se palpa en las calles donde mayoritariamente los conflictos políticos que afectan al país por estos días no alteran la fisonomía. “Tengo la suerte que en Barinas no pasa nada, está muy tranquila la ciudad. Sí hay que andar con cuidado por la inseguridad que hay y estar atento a los alimentos porque sí se siente la escasez”.

Algo muy pequeño, con todo lo importante que es la alimentación, comparado con todo lo que se vive en otras ciudades y que el Cabezón analiza a la distancia pero empapado de lo que pasa. “La verdad que la situación que vive el país es muy difícil, crítica y hasta desesperante por momentos. En Barinas como conté antes por suerte no pasa nada, no tuve que vivir ninguna situación anormal en la calle y pareciera que es otro país, pero Caracas, Mérida, Valencia, Barquisimeto y San Cristóbal es zona de guerra. Tengo amigos venezolanos que vivieron momentos muy tensos y muy difíciles. La situación no da para más, el problema que por televisión no sale nada, y pareciera que en Venezuela está todo bien”.

Y como para graficar lo que se vive día a día cuenta: “Aparte de esos problemas, también está la escasez de alimentos. Muchas veces tenés que hacer una cola de cinco horas para comprar 1 leche, 1 aceite y 1 harina y la gente está cansada de vivir así, no se entiende como un país petrolero esté devastado de esta manera. Dios quiera que todo cambie y que Venezuela empiece a crecer y se pueda vivir en paz”.

Esa falta de información que comenta muchas veces existe, hace que de los acontecimientos haya dos versiones de una misma situación. “Te encontrás con la versión oficialista donde te dice que en Venezuela está todo bien y que acá no pasa nada; y otra versión opositora que está todo mal, que hay una crisis económica importante y que la inseguridad es insostenible”.

Esas “dos Venezuelas” hacen que los dichos sean muchos, para Javier “es un cuento de nunca terminar. Pero la realidad es que el país está atravesando una crisis económica muy grande, hay muchísima inseguridad, y cuando querés comprar algo no se consiguen las cosas. Y la gente la mayoría se queja de todo esto”.

Argentina, siempre cerca

Pese a la distancia, los lazos con la ciudad son permanentes a través de los familiares y amigos. “Con Internet hablamos todos los días. Las chicas extrañan a los primos y abuelos pero las comunicaciones hoy en día hacen todo más llevadero. Pero pese a eso seguimos estando lejos y se extraña todo. Los familiares, amigos y la ciudad. Rosario es única, es mi lugar en el mundo y no se compara con ningún lugar”.

Para el final, Javier habla sobre el fútbol argentino y su visión a la distancia: “Sigo todo el fútbol argentino. Desde la primera hasta todo el ascenso me gusta estar al tanto de lo que pasa allá. El deseo de volver para jugar siempre está presente. Tengo pendiente el sueño de jugar en primera, pero soy realista y con 34 años lo veo cada vez más difícil”.

Pero pese a ese deseo, hoy no sabe si volvería: “Tendría que pensarlo muy bien. En muchos equipos te hacen sentir como un delincuente. El semestre pasado no la pasé nada bien en San Martín de Tucumán. Pero de regresar me gustaría hacerlo a Aldosivi de Mar del Plata. Futbolísticamente salimos campeones y ascendimos de categoría. La gente de allá siempre me brindó su cariño, me trataron realmente muy bien y me dio la posibilidad de irme a Europa. Siento un cariño muy grande por ese club y volver sería un sueño, y por qué no retirarme con esa camiseta que tantas alegrías me dio”.

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