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Derechos Humanos

Rigoberta Menchú: “Debemos comunicar para la paz”

En esa línea, para Menchú, identidad, espiritualidad, interculturalidad son temas que a veces se pierden de vista en la agenda periodística.


“Debemos influenciar desde los medios de comunicación para combatir la violencia creciente que existe a nuestro alrededor. Para hacerlo, necesitamos ideas brillantes y propositivas. Tenemos que difundir valores en vez de tristeza y sufrimiento”. La frase es de la doctora Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de la Paz 1992, quien este mes visitó Rosario para hacer docencia sobre la importancia de educar para la paz.

Invitada por la Fundación para la Democracia Internacional, la líder indígena guatemalteca de la etnia maya quiché desarrolló en la ciudad, el 13 y el 14 de este mes, tres talleres gratuitos de entrenamiento en “Educación para la Paz”, uno dirigido al público en general, otro orientado a educadores y formadores y el tercero destinado a periodistas y comunicadores.

En el último de los talleres, coordinado por la semióloga Olga Corna y con la participación de periodistas de distintos medios locales se analizó la importancia que tienen éstos en la formación de una cultura para la paz. “Hay diversos conflictos, diversas violencias que nos urge enfrentar interdisciplinariamente para lograr una cultura para la paz”, explicó la embajadora de buena voluntad de la Unesco. Y subrayó: “Para nosotros paz es cultura y educación”.

En esa línea, la ganadora del premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional destacó que “los periodistas y comunicadores son muy importantes en esta construcción de rutas para una educación que difunda valores y principios para la paz”.

“En esa realidad que hoy supera largamente la ficción en términos de violencia, hay un impacto social que es la escuela más importante de un periodista y es también la escuela más importante de pensamiento que le llega a la inmensa mayoría de la gente”, señaló la dirigente social.

“Y en medio de esto, hay un problema muy serio que es la deshumanización. La deshumanización de la información, de sus repercusiones y de sus actores. Por eso muchas personas les tienen miedo a los periodistas, porque no saben cómo van a enfocar la noticia y tienen miedo a que se caiga en el sensacionalismo, que muchas veces destruye muchas otras perspectivas”, analizó Menchú.

“En ese contexto, periodistas y comunicadores necesitan una dosis muy alta de humanismo para no perder el rumbo en este mundo de violencia cotidiana. Pero hay algo más y es nuestra capacidad de seres pensantes. Somos pensantes, creativos, ilustradores de una realidad, transmisores de valores y principios. Y somos también replicadores de todo aquello que empieza con una poesía y termina con el dicho popular del barrio. La comunicación es inmensamente grande”, dijo y agregó: “La democracia es un juego político en el que los medios son esenciales como agentes de paz”.

En esa línea, para Menchú, identidad, espiritualidad, interculturalidad son temas que a veces se pierden de vista en la agenda periodística. “Por eso tenemos el desafío de elaborar propuestas para construir una agenda para una mejor comunicación, una mejor educación. Una mejor forma de palpar esa realidad impactante que nos golpea cotidianamente”, expresó.

“Debemos influenciar desde los medios para combatir la violencia creciente que existe a nuestro alrededor. Desde la violencia intrafamiliar, el bullying en la calle, el bullying en la escuela. Además de la delincuencia organizada y de las mafias corporativas, de las grandes empresas o de los malos políticos”, abundó Menchú.

“Podemos hacerlo con imaginación, introduciendo diversidad de temas, diversidad de consignas que en el pasado sirvieron para que nos humanizáramos y hoy debemos retomar. Y no participando de la violencia periodística”, opinó.

“Necesitamos ideas brillantes y propositivas. Necesitamos difundir valores en vez de tristeza y sufrimiento. Viendo de qué modo ponemos las modernas herramientas comunicacionales al servicio de los valores humanos. Sin ocultar la verdad pero sin dramatizar la verdad. Sin ocultar a las víctimas pero sin victimizar a las víctimas. Sin estigmatizar a ninguna persona o a ningún sector social”, puntualizó la premio Nobel de la Paz.

“Tenemos que cambiar un modo de vida y generar una nueva doctrina de comunicación, teniendo como gran desafío la reconstrucción del tejido social. Y en ese marco la voz del periodista, la voz del comunicador, es una voz potente, una voz fuerte, una voz combativa. Yo sé que no es fácil encarar una causa común por la paz. Pero es un desafío que nos urge afrontar”, finalizó Menchú.

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