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Opinión

Retornan las estrellas ¿Y ahora qué?

Que la ciudadanía está disconforme con el accionar de muchos políticos de uno y otro signo, oficialistas y opositores y de todas partes, no es novedad.


Que la ciudadanía está disconforme con el accionar de muchos políticos de uno y otro signo, oficialistas y opositores y de todas partes, no es novedad. Ciertamente, razones tiene para la desazón y el enojo. Y tampoco es novedad que a la hora de elegir, a la hora de votar, seguramente no lo hará por aquellos que se distingan por sus dotes de estadistas, sino por los que considere menos malos. Claro, porque el estadista es una especie en extinción o inmovilizada por la planta del pie de un poder oscuro y perverso.

Es lamentable. Pero más lamentable es que en muchos casos, muchos electores no votarán, sino que “castigarán” (creen eso) con su voto al arco político gobernante. La gran pregunta que debería hacerse el elector es si en algunos casos ese voto castigo no terminará siendo un castigo para sí mismo, para la propia sociedad. Podría ocurrir que al final el votante cayera en la cuenta de que, al fin y al cabo, aquello que se creía el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

En las próximas elecciones en la provincia de Santa Fe, y seguramente en otras, vuelve a reiterarse una fórmula que en este ciclo democrático inauguró Carlos Menem: el buscar figuras populares, conocidas, con el mero y desgraciado afán de ganar elecciones, de sumar votos para las presidenciales, de hacerse de un distrito, pero nada más. De experiencia en gestión y conducción política, ¡nada!; de dotes de estadista ¡menos!; de contemplar y ejecutar ideas y acciones que mejoren el destino del ser humano, ¡cero!

Un claro ejemplo lo constituye una persona que deportivamente dejó al país muy bien representado, que despertó alegrías, emociones, aplausos, pero que como devenido dirigente peronista atomizó (seguramente sin quererlo) al peronismo, le arrancó la mística militante al ejercer un “unicato” del cual se prendieron muchas rémoras para salvarse ellas, pero nunca para salvar al ser humano común. Me refiero a Carlos Reutemann, a quien respeto como persona y admiro como deportista, pero sobre quien debo cuestionar su gestión como gobernador primero y legislador después.

Este país, esta provincia y cualquier punto de la Patria no pueden ni deben estar sujetos a estrategias para ganar o mejorar la perfomance eleccionaria de un sector. Las situaciones, las crisis, no lo permiten. No se puede, en mi opinión, castigarse a “guatemala” eligiendo a aquello que pudiera ser “guatepeor”. Y esto dicho con todo el respeto que me merece cualquier persona que del estrellato y la popularidad del arte y el deporte salte al escenario político de buenas a primeras.

Con Carlos Reutemann (a quien yo públicamente y en muchos escritos publicados defendí cuando se lo acusaba de ser responsable de las inundaciones), la provincia ingresó, de la mano de sus asesores entre quienes se encontraban su ministro Juan Carlos Mercier, (el mismo que hoy es el brazo político de Del Sel) en una línea excesivamente conservadora y privatista, extremadamente liberal, que caracterizó a los 90. Recuerdo aún las zozobras de las familias de algunos gremios santafesinos.

Hoy, después de años de silencio político, de desconocidos proyectos, de no vérselo aportando ideas para curar la herida de los santafesinos, luego de un retiro que significó la desprotección del peronismo y su quiebre y de aportar poco y nada para la sociedad santafesina, el ex gobernador y actual senador peronista anuncia que apoyará al PRO y no se descarta que sea el candidato a vicepresidente de Mauricio Macri.

Lo hizo no hace unos meses, sino en el mismo umbral de la campaña electoral, cuando avizoró que el gobierno nacional (un modelo con el cual, debo decirlo, mantengo diferencias) comienza a desgastarse. La Patria no puede estar pendiente de cálculos, tiempos y especulaciones, como si esto fuera una carrera de automóviles.

Seguramente Reutemann, una creación de Menem, apoyará las mismas estrategias en Santa Fe que su mentor en su momento ¿O no? De lo que se trata, parece, es de ganar elecciones, de hacerse del poder con figuritas ¿Y después? ¿Qué proyectos, qué planes a un año, cinco y diez se tienen preparados para mejorar el destino de los seres humanos que habitan este suelo?

En el mes de febrero del año 2011 un medio santafesino publicaba estas declaraciones de Reutemann: “«Miguel del Sel va a competir por el Pro en las (elecciones) primarias y yo estoy dentro del justicialismo. Pese a que yo lo conozca (a Del Sel), nuestra idea es apoyar a alguien del justicialismo», afirmó el senador nacional, Carlos Reutemann, en declaraciones efectuadas a Radio 10 de Buenos Aires y que ayer publicó el diario La Nación”.

Unos meses más tarde, en mayo de ese año, el Senado de la Nación distinguió a Omar Perotti por su gestión al frente de la Municipalidad de Rafaela. Reutemann felicitó a Perotti y hasta hubo fotos de los dos ¿Y ahora qué?

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